2014: Los enroques del gobierno Nuñista.

Posted on 18:32 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios


Hugo Triano Gómez. 



Cuando uno piensa en cambios, irremediablemente muestra un intención de mejorar, de componer algo, de reorientar un sentido, de "volver por sus fueros". Nadie cambia nunca buscando estar peor.
En la administración pública la tónica no es diferente. El "responsable" se inclina hacia la búsqueda de una corrección de lo que no se ha estado haciendo bien o como se desea. Se insiste, no se cambia lo que tiene a uno satisfecho. Teniendo claro esto, puede sostenerse la idea de que los cambios de inicios de año en el gabinete de Arturo Núñez, no tienen más argumento y justificación que la falta de resultados.
Claro que el folclor en un estado como Tabasco exige mayores explicaciones, tratando de despejar la duda de si alguno de los "sacrificados" fue descubierto haciendo algo irregular o raro, versión que a más de diez días del relevo parece no tener fuerza ante la falta de elementos tangibles o lo "bien cuidado" que ha sido el asunto.
Es preciso considerar también que la sacudida del gabinete nuñista buscó primordialmente favorecer los enroques, pues al final solo dos cabezas -la de Martha Patricia Jiménez y la de Eloísa Ocampo- se "desprendieron" y aunque el mismo jefe del poder ejecutivo haya matizado su acción adelantando que "permanecerán en el equipo", la realidad es que aún no hay plan definido para ambas al grado de que al interior de la administración se da por hecho que las damas se mantendrán en la "orfandad administrativa". 
La connotación política, amén de la realizada, es otra historia y resulta inevitable por la misma naturaleza del acto.
De entrada el arribo de un nuevo ojo visor -el de Lucina Tamayo a la contraloría- supone sin cegueras que el trabajo de evaluación interna de la gestión estatal deberá ser "más estricta", evitando enviar al olvido casos sonados, escandalosos por no tratarlos adecuadamente, como el del ISSET con Agapito Domínguez, el de Sergio Guerra en la PEC y el de Fernando Can. 
Observando el relevo de Ezequiel Toledo en el sector salud habría que recalar en la idea de que al final el doctor Toledo fue un hombre al que las "prioridades políticas" de sus subalternos le afectaron al grado de hacerlo sucumbir.
Y aunque para algunos era solo una cuestión de tiempo, que Juan Filigrana y Amet Ramos hayan retornado o ascendido a las "grandes ligas" es sin duda la realización de una aspiración del gobernador Núñez. Nadie más que él -ni grupo político alguno- podría haber buscado tan afanosamente los movimientos. Responsabilidad total de él, sin deslindes posibles son y seguirán siendo los aciertos y pifias que dichos funcionarios entreguen.
Que Ramos Troconis asuma por fin el protagonismo que fortuita o maliciosamente le dio la oposición al nuñismo, parece hacerle bien más que al funcionario a la administración pública, en virtud de que el "actuar tras bambalinas" del que lo responsabilizan, formalmente debería llegar a su fin. 
Que Juan Filigrana sea visto ahora como un hombre fuerte del gabinete también tiene su lectura y aunque bajo la tónica política no tendría -por ahora- nada de extraordinario, la intensa seguridad en sí mismo que ha exhibido desde su llegada al cargo, le da esa cualidad.
Y es que siendo estrictos observadores de su lenguaje, Filigrana Castro parece acercarse peligrosamente a los linderos del egocentrismo, ese que más allá de verbos conjugados en primera persona, ha hecho extraviarse a más de un "talentoso" en detrimento de quienes se suponía debían ser objeto de todos sus esfuerzos y logros. '
Por el bien del alicaído sector salud tabasqueño, resta esperar que su nuevo titular no sucumba ante sus demonios internos, que no haya que decir después "Que el conquistador se volvió esclavo de lo que conquistó, que jodiendo... se jodió".

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