El Uranio de la CIA
El cerco se cierra para la república Islámica, en medio oriente.
Mientras el mundo se halla expectante ante los resultados de sus seleccionados en Sudáfrica, el director de la CIA León Panetta, afirmó públicamente lo que ya es sabido, que Irán cuenta con uranio.
Nada nuevo, pues su mismo líder político lo ha aceptado así. Lo grave de las declaraciones es que implica la afirmación de que el gobierno Iraní destina dicho uranio a la construcción de bombas nucleares.
Y es que todo hace presumir que las referidas declaraciones del jefe de la CIA, no son más que el preludio de la ya esperada invasión de la nación Islámica.
Ningún asombró generará el hecho que una vez en suelo Iraní, se haga público al mundo que no existen las instalaciones para las citadas bombas nucleares; para entonces ya será tarde.
En efecto, el pueblo Iraní permanecerá para entonces sojuzgado, humillado y en sufrimiento. El mismo modo de operación suscitado en Irak. El mismo objetivo: apuntalar al Estado Israelí en la región, al eliminar a sus “hostiles e irracionales enemigos”, que no acaban de comprender porqué merecen ser despojados de sus tierras.
Lo que no dice el sheriff norteamericano es que desde hace décadas, el Estado Israelí -surgido apenas en 1948- cuenta con gran número de ojivas nucleares con el "pretexto" de garantizar su existencia, término por demás inadecuado, dado que el Estado Israelí no ha garantizado jamás su existencia en medio oriente; más bien lo que busca con dichas armas ,es garantizar la arbitraria, injusta y cada vez más lejana invasión del referido año (1948) que oficialmente fue declarada como la independencia Israelí por la ONU, por medio de la disuasión, tendiente a mantener a raya y presionar a sus enemigos (que no son pocos), desde aquel año en que decidieron formalizar el despojo de las milenarias tierras del medio oriente a sus modernos poseedores.
Presión ejercida a través de la imposición de diálogos y “conversaciones de paz”, que no son más que estratagemas cuyo objetivo no es otro que ganar tiempo. Tiempo en el cual se asumen y adoptan políticas destinadas para los pueblos islámicos, que exigen y abiertamente buscan la eliminación del Estado Hebreo, y en otros casos, se consolidan apoyos directos o indirectos por parte del Imperio Occidental de Norteamérica, quien sin empacho no duda en desviar recursos financieros de sus súbditos en beneficio de los planes sionistas israelíes.
De esta forma es comprensible que el gobierno Iraní, que en todo momento ha negado el holocausto (nervio hiper sensible de los Israelitas) y el “derecho” al pueblo de Abraham para “reposeer” las tierras que hoy constituyen su geografía, después de más de un milenio de haber sido dispersados; pugne por su derecho a poseer y trabajar científicamente el uranio.
Ello es así, pues aún y cuando es lógico que lo afirmado por el gobierno Iraní no es más que una afirmación oficial y sana, destinada a una opinión mundial desinformada y engañada, sin noción para comprender el natural y elemental derecho a la autodefensa de un pueblo; es inobjetable que de acertar el director de la CIA y el uranio Iraní se halle destinado para la creación de bombas nucleares, tal hecho no constituye más que un justo acierto estratégico del gobierno Islámico.
La posibilidad de que Irán obtenga bombas nucleares no debe aterrorizar al lector, este mundo es inseguro con o sin Irán armado de bombas nucleares. El objetivo de la República Islámica del Irán, no es otro que diplomático: Obtener una cercanía mínima de condiciones militares con su enemigo.
Al contar con dichas armas Irán se consolidaría como un verdadero contrapeso de la hegemonía creciente del Estado Israelí, respaldado por una maquinaria bélica de primer nivel y el apoyo político de las potencias occidentales y orientales.
Dos bombas nucleares obligaría a Israel a atender con mayor seriedad y prontitud las propuestas de la república Islámica; ese es el verídico temor, tener que atender, pues ello por sí mismo implica un reconocimiento de fuerza.
La posibilidad de un armagedon carece de fundamento (por ahora) y al menos teniendo como iniciador al Irán. Datos serios que datan de la década de los noventa precisan que por el contrario, Israel es más susceptible a ser el iniciador de una conflagración nuclear.
El cuidado mínimo debe tenerse al calificar de terroristas o locos sin razón, a un gobierno que hace lo posible para existir y relacionarse con las naciones de un entorno, milenariamente hostil.
La política del uranio asumida por el Irán, no es una acción de agresión, es más bien, una acción de resistencia, de reacción. Reacción evidentemente valiente. Es valiente en la medida en que el pueblo Iraní se coloca en medio de la ruta trazada por los planes sionistas, no obstante el riesgo de ser arrollado. Mientras, como en occidente no se tiene el conflicto frente a casa, la mayor preocupación implica una descalificación futbolera.
Hoy en la comodidad, nos toca contemplar al Irán intentar bloquear dichos planes, mañana cuando esos planes nos alcancen, que no se diga que antes nadie se opuso, que nadie buscó hacer contra peso a la creciente hegemonía Israelí.
Desde luego no se apoya en forma alguna una contienda nuclear, sí una oposición manifiesta y congruente al gobierno Israelí por parte de las potencias occidentales, para que no sólo de forma unilateral se exija a la república Islámica el abandono de las armas nucleares en medio oriente, mientras aquél continúa blandiendo entre sus manos el garrote nuclear con el cual obliga a “negociar” a sus vecinos a las que simultáneamente continúa chantajeando con sus “víctimas” del pasado, como si no existieran en ambos lados de los negociantes, las de hoy.
De no ser así, todo lo demás seguirá siendo lo mismo: farsas temporales, acciones y reacciones.
0 comentarios:
Publicar un comentario