Pellicer . . . Y su canto del Usumacinta.
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Se quiera o no, guste o no, Fidel Castro Ruz, el líder más longevo de la historia cubana, contribuyó no solo a modificar los esquemas políticos y sociales de su país, sino a hacer de este “nuestro mundo” algo distinto a lo que pudo ser. Para bien o para mal, hay pues cierta dosis de responsabilidad e influencia del otrora comandante en jefe del “invencible” Partido Comunista, en mucho de lo que ha ocurrido.
Y no es que Fidel sea el causante de todos nuestros males; no es por mucho con todo y su alejamiento público de la religiosidad, el demonio encarnizado que sus detractores afirman; es si acaso ejemplo distorsionado y estricto para muchos políticos y politicastros vigentes en México y el mundo; escuela de “modos” y hasta inspirador por excelencia del ímpetu revolucionario de las últimas 5 décadas.
A sus 85 años Fidel Castro sigue representando “cosas” para la actualidad. Con todo y los achaques de su vejez, Castro es capaz de aglutinar a miles de simpatizantes que buscan “homenajearlo” en su reciente celebración de cumpleaños y en paralelo de mantener a otros tantos esperando el fin de su era terrenal, en la lógica de que las cosas “cambiarán” en la isla cubana cuando ello ocurra.
¿Cómo imaginar la vida sin Fidel, si gracias a él se demostró que el poder de las armas de la “potencia”, no siempre logra los resultados deseados en una marginada región? ¿Cómo si debido a su actuar el mundo volvió a dividirse, hasta evidenciar auténticos “intereses mezquinos decisorios” en la llamada política del más alto nivel?
¿Cómo intentar entender la novela Kennedy sin voltear a ver el papel –principal o secundario- de Castro? ¿Cómo desenmascarar al México hipócrita que “respetaba” la decisión cubana-castrista de autogobernarse, mientras al interior fomentaba la falsa unanimidad, mancillando incluso el elemental derecho a disentir?
¿Cómo estudiar al “México moderno” sin detenerse en el histórico resquebrajamiento diplomático tras el “comes y te vas” Foxista a Fidel?
Castro se dijo, no es un demonio, menos un Dios. De carne y hueso, uno más en el universo, seguro ha mentido. Su principal traición -se afirma- ha sido documentada. Todo encuentra justificación en el “más alto interés de la patria”, casi casi un cheque en blanco en palabras llanas.
Gracias a Castro también, muchos comprendieron el carácter utópico del comunismo y valoraron –incluso sin querer- el valor de la más mínima libertad personal, aún en la imperfecta democracia que rige a latinoamérica.
Castro sigue vigente, no se equivoque. Idolatrado no solo por Hugo Chávez en la criticada Venezuela, en México también se cuecen habas.
Coincidencia o no, aún retumba la retórica Castrista cual priísmo anquilosado nacional o localmente, lejos por supuesto de la realidad del común y corriente. Coincidencia o no, el poder económico de Castro en una tierra de “comunes” podría equipararse con quien no dando un solo golpe y rechazando interés por el dinero, hace y deshace con éste, en nombre de los ya citados “más altos intereses nacionales”. Coincidencia o no, Castro sigue reflejándose en México cuando usaba y usa todos los medios de la administración a su alcance para perpetuarse él y ahora a su hermano, en el “cargo de honor” de su nación. Coincidencia o no, tanto en México como en Cuba pululan los “homenajes espontáneos” y siguen apareciendo los gobernantes que se creen merecedores de los mismos, cual príncipes de su región.
Por supuesto lo que ocurre es entendible, claro, después de todo quienes "gobiernan", de Fidel y loco.. todos tienen un poco.
Posted on 11:28 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios
Llorar a quien vivió con entereza y aceptación de las etapas de la vida, no tiene sentido.
Mucho podrá decirse sobre Facundo Cabral o quizás nada, lo cierto es que sólo Dios sabe lo que es lógico, correcto, apropiado tal y como dicho cantautor reconoció, al atribuírsele en su última presentación, momentos antes de abandonar ciudad de Guatemala, “…que sea lo que Dios quiera, porque él sabe lo que hace.” Así debemos entender que ha dejado de existir, por la causa que sea y en las circunstancias que sean.
El hecho es que su tierra natal, en estos días recibió su cuerpo inerte.
Que el creador tenga piedad al momento de juzgarlo y quienes le admiraron recuerden, que al morir alguien importante para uno, no se pierde a nadie; el que murió simplemente se “adelanta”, porque para allá vamos todos; además que lo mejor de él, el amor, sigue en vuestros corazones.
Facundo, no obstante tiene un plus, ha de permanecer en el corazón de más de uno por ser ya no sólo argentino, sino americano; por haber dejado de ser desde hace mucho simplemente un Cabral, para convertirse en un hermanado del continente y, sobre todo ha de permanecer “en cada balcón que sea saltado por el amante clandestino y en cada ventana abierta por el ser amado que espera con ansias a aquél, con todo y que el mismo amante ni es de aquí ni es de allá…tan sólo por quien pretende redescubrirse, reconstruirse o bien auto destruirse…con cada momento en que cree ser amado”.
A modo de homenaje que se oiga y se lea en Mass Opinión un fragmento de “No estás deprimido, estás distraído”; producto de la inspiración del cantautor de a pie que fue Cabral, que como sencillo Caín (el de Saramago), deambuló entre el pasado, el presente y futuro siempre con sus penurias, con sus estigmas, con sus ganas de vivir intensamente.
Hasta pronto Facundo.
“No estás deprimido, estás distraído.
Distraído de la vida que te puebla, distraído de la vida que te rodea, delfines,
bosques, mares, montaña y ríos.
No caigas en lo que cayó tu hermano que sufre por un ser humano cuando en Edmundo hay 5600 millones. Además, no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias a la soledad me conozco......algo fundamental para vivir.
No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene 70 años, olvidando que Moisés dirigía el éxodo a los 80 y Rubinstein interpretaba como nadie a Chopin a los 90, sólo por citar dos casos conocidos.
No estás deprimido, estás distraído. Por eso crees que perdiste algo, lo que es
imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de nada.
Además, la vida no te quita cosas: te libera de cosas... te aliviana para que
vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una
escuela; por eso, lo que llamas problemas, son lecciones.
No perdiste a nadie: El que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.
¿Quién podría decir que Jesús está muerto? No hay muerte... hay mudanza. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja, porque nos hace desconfiados.
Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será y llegará naturalmente.
No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y sin esfuerzo, porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 ó 4 meses de vida.
Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Recuerda a Jesús: "Amarás al prójimo como a ti mismo". Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición.
Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber; porque si no eres feliz,
estás amargando a todo el barrio. Un solo hombre que no tuvo ni talento ni
valor para vivir, mandó matar a seis millones de hermanos judíos. Hay tantas
cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto que sufrir es una
pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la
primavera, el chocolate de la Perusa, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los Argentinos, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman; la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven; las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.
No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos y los jóvenes: te ayudarán cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida.
Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor. El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida.
Vale la pena, ¿verdad?.
Si Dios tuviera un refrigerador, tendría tu foto pegada en él. Si Él tuviera una cartera, tu foto estaría dentro de ella. Él te manda flores cada primavera. Él te manda un amanecer cada mañana. Cada vez que tú quieres hablar, Él te escucha. Él puede vivir en cualquier parte del universo, pero Él escogió Tu corazón.
No estás deprimido por algo que pasó, sino distraído del todo… que es ahora mismo".
"No estás deprimido, estás distraído"
Disponible para ud. en formato mp3
Posted on 6:50 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios
La trascendencia es mucho más que “algo bueno que se diga de alguien”, más que un recuerdo vinculado a la buena fama. Pocos hombres en verdad pueden haberla logrado. Más aún, podría afirmarse que no todos aspiran a ella. Juan Pablo II, el recién ungido beato, la alcanzó.
La trascendencia de Juan Pablo II es especial, inusual, única. Supera por supuesto la investidura de jefe de Estado que ostentó por casi 3 décadas. Tiene que ver con la deidad auténtica. Con la espiritualidad que un hombre logró hacer vida, pero principalmente obra.
Su humanidad no se peleó con la inspiración. Supo hacerla su aliada para llevar la palabra del Cristo resucitado que tanto amó a lugares inimaginables, en lugar de dar paso a la soberbia como muchos falsos líderes de este mundo nuestro, latente siempre por su propia condición.
Más allá de lo que sin dudas Juan Pablo II hizo por su catolicismo, el Beato en vida, logró devolver a los creyentes esa dosis de esperanza que con el paso de los años e incluso de los días y horas, el hombre suele perder al privilegiar el interés mundano, el material, por sobre el espiritual.
Aquí no se trata de procurar nuevas polémicas sobre las razones que lo llevaron a la beatificación en un tiempo sui géneris. Después de todo alguien fuera de serie como él, bien justificado tendría recibir un trato así. Se trata, sí, de advertir que con las condiciones mundiales, nacionales, estatales y subsecuentes, de ayer, hoy y mañana, pocos son los que dotaron, dotan y dotará de nuevas fuerzas a quienes ven al buey acercarse a la barranca sin remedio y a una velocidad vertiginosa.
No puede perderse de vista la influencia divina que Juan Pablo II abrazó, partiendo de la premisa que todos somos hijos de Dios. Juan Pablo II fue elegido, cierto, pero el entendió su llamado en la extensión de la palabra y no la defraudó. Sus pecados seguro a algunos interesará, pero su conversión y su decisión de vivir en y para la gracia, lo tienen en la cercanía de la santificación católica.
Muchos a estas alturas hemos renunciado ya a dicha condición, pero ¿quién no aspira a la tranquilidad, a la paz interior, a la bondad, a disfrutar de la vida y sus más elementales momentos? Nunca es tarde para volver a comenzar. Nunca lo es cuando de corazón surge la necesidad y el deseo de ser bueno, a secas. Sin esperar nada a cambio, sin que la mano derecha se entere de lo realizado por la izquierda, sin más que la satisfacción de hacer el bien, objeto central olvidado de la especie humana.
Juan Pablo II es pues un fiel seguidor de Cristo, que su benevolencia alcance a todos aquellos que pudiendo hacer cosas buenas optan por las malas; a los gobernantes que pudiendo dar el paso decisivo para cambiar el rostro y la historia de una nación y/o un estado deciden dar marcha atrás para proteger sus intereses y conservar sus canonjías; al trabajador que pudiendo dar más de su esfuerzo por pereza hace las cosas al “ahí se va”, destruyendo expectativas y proyectos con todo para desarrollarse; al común que sabe que tiene que cambiar conductas y hábitos, pero aún flaquea; al que quiere encontrar la solución en los excesos alejándose cada vez más de la cordura.
A ti Dios Padre, Gracias por Juan Pablo II, por su trascendencia… por la esperanza.
Posted on 11:43 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios
El doctor José Narro Robles recibirá esta noche por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco el Doctorado Honoris Causa, distinción que se ampara en su contribución a las ciencias médicas y al fortalecimiento y defensa de la educación pública en el país, acto que desde un ángulo meramente académico justifica sus razones para otorgar tal merecimiento.
Ya en otras ocasiones me he referido al doctor Narro Robles como una figura emblemática de lo que hoy es el alma universitaria, en tanto un conjunto de valores insoslayables que simbolizan el quehacer educativo. Desde ahí es justamente donde se puede ver al rector de la máxima casa de estudio de este país: La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
Su elocuencia y congruencia ha sido evidente en muchos actos donde ha respondido con la voz que le otorga la calidad moral y académica de donde se ha formado; es decir nos obliga a comprender a un país, una patria, una nación que tiene la responsabilidad mayúscula de formar a sus jóvenes desde el conocimiento y desde el humanismo que hoy tanto demanda la sociedad. Es en esa mirada que ha dado a la UNAM, ser la mejor universidad de América Latina y la segunda de Iberoamérica.
También es en esa postura que lo escuchamos en la entrega del premio Príncipe de Asturias a la UNAM, espacio donde coló con dignidad sus primeras palabras las cuales nos rindieron ante el orgullo, al entonar la voz de los universitarios de México: “Represento a una universidad cuyos orígenes se remontan a más de cuatro siglos y medio, que ha sido enclave de cultura y de saber, de defensa de las libertades y de la justicia, además de formar parte de la conciencia nacional”.
Ver a la universidad en ese papel, de historia, cultura y conocimiento, pero ante todo con el carácter libertario y justo para la conciencia de cualquier comunidad, es entender la trascendencia humana de nuestros actos en la formación de vida que tienen las instituciones educativas, eso significa, como él bien dice, poseer la máxima ejemplaridad. Es en ese sentido que el rector apela al derecho a la educación como uno fundamental en sus principiáis de calidad y equidad frente a las desventajas educativas que enfrenta el mundo de hoy.
El rector también fue contundente y aprovechó bien su postura emérita ante el Congreso de la Unión, cuando durante la celebración de los 100 años de la UNAM, reclamó que “el verdadero progreso no se puede generar entre la desigualdad y la exclusión, en medio de la ignorancia y las muertes evitables. Tampoco la sociedad puede prosperar ni vivir en paz con los niveles de inseguridad que nos afectan”.
Fue enfático al decir a nuestros políticos que muchos de los problemas no tendrán solución “si seguimos por el mismo camino, si no se efectúan reformas de fondo, si no se ponen en práctica políticas alternativas, si no se imagina y traza un nuevo proyecto nacional”
Es verdad que muchos han expresado de muchas maneras lo mismo, que cada día en la vida cotidiana los reclamos de justicia y convivencia social son discursos que duelen como llagas sociales; pero ante tales voces que no alcanzan a ser escuchadas, se agradecen aquellas que en cualquier reducto de libertad se entonan con el carácter y la fuerza que da comprender a los desposeídos. Justo ese es valor que tiene la educación y sobre eso invoca el doctor Narro Robles.
Frente a estas palabras, él nos obliga a construir utopías y a caminar sobre ellas, sus discursos son el trazo de una vida digna para todos, donde la educación se convierte en él más certero de los recorridos. Por eso su voz cálida y firme cuando se escucha en los espacios de oportunidad se traduce en un timón bien manejado y su figura se agiganta en el silencio de los que no pueden hablar.
Celebro entonces -como muchos- que la UJAT, que nuestra Universidad, entregue hoy una distinción de tal envergadura… Celebro para bien que este doctorado sea brindado a alguien que sí lleva consigo el compromiso y la esencia de ser universitario.
Posted on 8:18 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios
Flor de Líz Pérez Morales.
Dos hombres que ofrendaron su vida al mundo; dos hombres a los cuales el mundo les tiene que agradecer la dignidad que han portado. La presencia de ellos nos hace reclamarnos a nosotros mismos lo que le hemos hecho al mundo, aunque a través de sus silenciosos actuares ellos nos regalan especialmente sus anclajes para la vida. Los dos tuvieron sus propios tiempos, fueron dadores de bondades y amadores de sus pueblos: Don Samuel Ruíz y Nelson Mandela
Se trata de dos hombres, no de cualquier hombre, sino de esos que han gozado de fieras dignidades y conmovedor humanismo; que trascendieron más que por sus nombres, por el nombramiento que les dio su gente. Jtatic, para el padre y Madiba para el hombre hacedor de milagros.
La semana pasada Samuel Ruíz fue despedido por una muchedumbre mayoritariamente compuesta de indígenas, en tanto que Mandela agoniza en un hospital de Johannesburgo mientras centenares de sudafricanos acuden a sus iglesias para rezar por la salud del ex presidente.
El cuerpo de Ruíz García tuvo presencia en la Catedral de la Paz en San Cristóbal de las Casas Chiapas. Su funeral fue asistido por indígenas que vieron en él la imagen que dignificaría la vida cruenta que los había mantenido marginados.
En su testamento el prelado dejó dicho: “Con todo el corazón pido perdón a Dios de todas mis faltas y también lo pido a todas aquellas personas que, con mis palabras o acciones, haya ofendido o escandalizado y ruego al mismo misericordioso y omnipotente Señor (cuya justicia es su misericordia), que repare los daños que mis acciones causaron en dichas personas".
En un documento también testado como sus últimas memorias, Conversaciones conmigo mismo, Mandela expone un diálogo que se puede parafrasear de la siguiente manera: “Algo que me preocupaba profundamente en la prisión era la falsa imagen que involuntariamente proyectaba al mundo exterior, de que se me viera como un santo. Nunca fui nada parecido…”.
En palabras de ellos, como en las mías, queda lejos la idea de santificar o idolatrar las acciones, si de reconocer lo humano de cada uno de ellos, lo que sin querer agiganta sus figuras, mismas que ahora más que nunca se fortalecen ante la ausencia de valores sociales.
Con ellos el mundo se ha sentido cobijado, frente a la orfandad y la miseria sometida de su gente. A ellos el pueblo les dio la voz para el diálogo en tanto la inequidad se ahuyentaba y lo llenaban de esperanzas. Por eso hay deudas humanas que sólo podemos reconocer cuando hablamos de esos hombres, de esos que huelen el dolor y la miseria e intentan cambiarla por solidaridad y fe en el hombre mismo.
El Jtatic y Madiba pusieron el sueño de hacer un mundo más justo, democrático y libre, en cada una de sus acciones; desde la cárcel o desde el púlpito, mostraron que las fortalezas no están en las diatribas sino en la unión de las voluntades. En el encanto de este mundo desencantado. Estos dos hombres han hecho lo imposible: nos han soltado sus propias anclas para la vida.
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