Miguel Bernal Jiménez: La inspiración perdida del México moderno.
Increíble, lamentable. No hay calificativos más cercanos para poder
expresar la realidad de México respecto al mundo de las artes en general y de
la música específicamente.
¿Cómo puede
entenderse y aceptarse que en un país de más de 100 millones de habitantes,
sean los menos los que opten por la cultura; por procurar y fecundar el amor
por lo bueno? ¿Cómo revertir esta desgracia tan grande que a todos afecta por
igual?
La pérdida de
la identidad del mexicano es -para entender las causas de lo que sucede- solo
una variable a la que habría que sumar la "conveniencia interna y exterior" de que todos aquí, estén distraídos en temas que si bien merecen
atención, suelen no llevar a ningún lugar distinto a la diatriba y al debate
sin razón.
La música es
una de las artes que ha logrado atravesar la barrera del tiempo y de derribar
las distancias. Lo mismo en el primer mundo que en las civilizaciones
olvidadas, siempre ha habido momento para una de las consideradas mayores
manifestaciones del espíritu y el sentimiento humano.
En México sin
embargo, tal parece que la "inspiración" se acabó.
La influencia
anglosajona, la caribeña y cualquiera que pueda venir a la memoria gana en
suelo Mexicano terreno con una velocidad vertiginosa. No es solo decir que la
"juventud" de "nuestra población" marca la pauta y el
camino a seguir. Evidencia en el contraste, lo que se ha dejado de hacer desde
otra de las aristas de la educación pública: La que alimenta el alma, la que
fomenta y alienta el talento.
¿Acaso habrá
quien se atreva a decir que no hay más virtuosos en el terreno que fraguó
musicalmente hablando, uno de los himnos nacionales más bellos del mundo?
¿Acaso se ha olvidado que las provincias mexicanas fueron consideradas las de
más interesante y rico pasado musical del "Nuevo Mundo"?
México, como en
la ciencia, como en el deporte, ha dejado pasar en el terreno de la música
generaciones de talentos que o se han desperdiciado o han optado por lo
"fácil" que puede llegar
a ser convertirse en una "estrella más del canal de las estrellas".
Cierto es que
la "ignorancia musical de altura" de los mexicanos no obedece solo a
la falta de una política pública diseñada para tal efecto, pero el poco interés
para descubrir talentos, para desarrollar los encontrados e inducir a otros,
juega un papel importante en la debacle que el país experimenta también en este
rubro.
¿Quién no es
consciente de que la auténtica serenidad puede lograrse con una cálida pieza
musical? ¿No es acaso un clamor serenar al país -nuestro de cada día- tan
violentado? Aunque parezca más una escena del mundo de utopía, es menester
pensar en una orquesta sinfónica exhibiéndose y reproduciéndose periódicamente;
alentando y preparando a propios y extraños a la profundización del ser que se
alcanza con el fenómeno musical.
Orientando y educando al vulgo que formamos todos y que no se abandonará
hasta reconocer que se forma parte de él. Investigando y estudiando las bellas
artes como ya sucedió alguna vez.
¿Quién recuerda
hoy -26 de Julio- al virtuoso Miguel Bernal Jiménez en su aniversario luctuoso número 56?
¿Porqué reducirlo en la escena cuando fue uno de los más grandes musicólogos y
compositores que ha dado nuestro país? ¿Porqué cuándo lo que urgen son más
mexicanos ilustres?
Si por asomo,
su dedicación a la música sacra que le valió "consideraciones" del
mismo Vaticano es la razón, bien valdría la pena reconsiderar, pues es posible
que tras sobrevivir a la Guerra Cristera en México, hasta el "Generalísimo"
Calles se haya rendido en el fuero interno a la música de Bernal, tratando de
recuperar un poquito del cielo..que el mismo se negó.
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