2 de Julio. (2da parte)
Aún y cuando
Jesús Alí decida "exhibirse" ante los tribunales electorales, la alternancia
política en Tabasco está consumada. El cambio… aún está por verse.
Arturo Núñez,
el primer personaje de la historia local que logró derrotar al priísmo y
acorralarlo como nunca en los últimos 83 años, lo ha dicho claro: No puede
darse el lujo de equivocarse.
Es cierto que
las celebraciones desbordadas pueden parecer normales; que la "tunda pública"
hacia el PRI-gobierno puede ser merecida, pero este debe ser ya para él y los
suyos, momento para la ecuanimidad.
Contra los pronósticos
más halagadores, incluido quizás el del mismísimo Núñez, las condiciones en
Tabasco están dadas para avanzar a paso veloz en el proyecto que presentó a los
tabasqueños. Con una muy probable mayoría calificada obtenida por el PRD y sus
aliados en el Congreso local, los pretextos no caben en el panorama por lo
menos en la primera parte del sexenio.
Lo peor que le
pudiera suceder ahora al
perredismo es desperdiciar la oportunidad, enrolándose en otra lucha intestina
por el control de la bancada -que será la mayoritaria- en el congreso tabasqueño.
Honrando los discursos del “cambio”, es de esperar que las direcciones que
operan el legislativo sean de inicio, adjudicadas, definidas de otra manera.
Núñez y su
equipo no deben olvidarse desde el primer día de poner manos a la obra y de
pujar para convertirse no solo en la antítesis del granierismo, sino también
del andradismo y del madracismo, estos últimos, factor clave de su llegada
hasta ahora al poder.
La fiscalización
y revisión de las cuentas públicas deberán de dejar de ser en Tabasco un juego
de presión y una simulación política; deberán en cambio dar muestras de ser una
práctica auténtica, una donde efectivamente no pesen los compadrazgos y las
decisiones ejecutivas. El primer año, cuando se revise el ejercicio
administrativo de Andrés Granier, será vital para vislumbrar lo que depara el
futuro.
Obligación mayúscula
del gobierno Nuñista es precisar a la brevedad, el monto de la deuda heredada
por su antecesor, incluidos los empréstitos; despejar las incógnitas sobre los
deudores diversos y corroborar, negar o explicar la causa, el fin y los efectos
del siempre advertido y negado boquete económico que padecen las arcas
estatales. Diseñar la estrategia para evitar mayores problemas y sentar
precedentes auténticos, castigando a los responsables, si los hay.
El primer
gobierno perredista de Tabasco tiene que consultar con los más serios criterios
de los que disponga, las medidas que crea convenientes desarrollar. Tiene que
ser sensible a la crítica, mantener bajo el egocentrismo y por su bien, atajar,
enfrentar versiones aún y cuando le puedan resultar mínimas o escandalosas.
Debe hacer eficiente la comunicación con sus gobernados y darle -reconocerle-
su valor a la opinión pública. Dejar atrás la era de los oídos sordos, del
valemadrismo.
Núñez ha hecho énfasis
en su calidad moral para gobernar. Comenzará su travesía como los boxeadores en
el ring: Con la tarjeta en 10, pero con el riesgo latente de reducir sus bonos
al menor descuido, por acción u omisión.
El de Núñez
parece de entrada un gobierno con personalidad, habrá que ver si ello alcanza
para reeditar “el milagro mexicano” en suelo choco. Habrá que esperar para
confirmar si logra contagiar, pero más, inspirar a una sociedad
"enviciada" como la nuestra, en la que cuesta trabajo entender que un
paso es eso..nada más.
Quien crea que
va a salir de pobre o prosperará por la sola "alternancia" se
equivoca. Cada quien tendrá que hacer lo suyo y mejorar… buscar esa oportunidad
que el gobierno promete procurar. Tendrá que despertar si sigue dormido. Lo que
es innegable, es que a nadie en Tabasco conviene que un gobierno vuelva a irse…
sin hacer... historia.
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