La tarea de gobernar...Tabasco.
Particularmente no conozco mucho
a Arturo Núñez Jiménez, gobernador electo en las pasadas contiendas políticas
de nuestro Estado. Sin embargo, he dado seguimiento a su discurso político,
antes y después de los procesos ya dibujados en la historia de Tabasco. He
seguido con puntual interés las referencias lectoras y conceptos filosóficos
que regularmente emplea en alguna entrevista o pláticas con la gente, tal vez
porque como académica y gente de comunicación, quizás sea la forma en que
quisiera entender cuál es su anclaje cognitivo y por ende su pensamiento
social.
Desde este ángulo muchos son los
asuntos que el pronto gobernador ha dibujado, temas que avecinan reflexiones
que de seguro darán mucha tinta para correr, particularmente aquellos que se
esgrimen en el futuro de las decisiones políticas.
En alguna ocasión lo escuché,
antes de ser gobernador y en plena confrontación de cuestionamientos políticos,
citar algunos autores, (sino mal recuerdo rusos) que desde el ensayo político
avalaban su postura ideológica para abandonar un partido y comulgar en otro.
Debo de confesar que me quedé con las ganas de hurgar más en los argumentos de
esas reflexiones. Pero lo más significativo y que particularmente llamó mi
atención en aquel entonces, fue que desde el aval de lo académico buscaba
hacerse entender y usaba los méritos para razonar desde esa mirada.
Ahora lo escucho como figura de
gobierno de una entidad que le depositó con su voto la confianza la tarea de gobernar,
que le asigna en la responsabilidad de un servidor público los méritos para
conducir responsable y honradamente a sus ciudadanos. Sobre esta investidura lo
he percibido en dos conceptos claves: La autonomía y las instituciones. Nada
escueto el asunto, pues ambos conceptos van tomados de la mano en el respeto a
las libertades.
Sobre lo anterior, sus
reflexiones lo condujeron a explicarlos como valores y entidades colegiadas que
se sobreponen, antes que como órganos de gobierno, como responsabilidades de
atención para el ciudadano. Esta perspectiva toma forma en cotidianidades
sociales tan simples como el papel del Órgano Fiscalizador del Estado de Tabasco, el Tribunal Superior de Justicia, los partidos políticos y por
supuesto la propia Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, entre muchas
instituciones que pasaran seguramente en el análisis de conciencia crítica.
Hoy que Tabasco decidió en voz
del trabajador que cuestionó la dependencia política, del joven que usó las
redes sociales para criticar la historia de su comunidad y demandar mejores
oportunidades educativas, del servidor público que se atrevió a romper con el
estatus quo, del campesino que hizo valer su memoria histórica, del empresario
que proyectó el empleo como sustancia del desarrollo, del jubilado que se lanzó
contra la bandera de la injusticia, del ecologista que exigió un entorno
salubre para vivir en el mundo, la tarea de gobernar no se puede comprender
solo de forma y no de fondo.
Es claro que la labor de
gobierno no depende de una sola voluntad, pero sí de la responsabilidad para
elegir, tal vez no a los hombres más renombrados, si a los que puedan responder
a la encomienda de un equipo que sepa asumir las acciones del bien común. Es
verdad, muchas figuras ya se apuntan, se candidatean, se puntualizan en logros
y desaciertos. Sin embargo, el empréstito de los nombramientos no podrá
sentarse sino en la solidez y valores de sus personas con el pueblo.
Esto último lo entendemos en los
rasgos de la experiencia, respeto ante la comunidad, conocimientos particulares
del área de atención, trabajo en la administración, lealtad a la filosofía de
sus instituciones, pero ante todo el humanismo y la capacidad de respuesta de
la persona frente a los gobernados. ¿Cuántos pueden llenar estos requisitos? De
los nombramientos equívocos, compadrazgos y corrupciones está llena la historia de Tabasco y el
país.
¿Qué esperamos los ciudadanos de
Arturo Núñez Jiménez y su próximo gobierno? Tal vez el compromiso de emprender
un Proyecto de Estado sobre una base económica sólida en su entorno local y
mundial, un modelo social emergente y aplicable al ciudadano tabasqueño y por
supuesto una ideología cuyo punto medular se sustente en la soberanía, lealtad y confiabilidad de sus instituciones. De
ahí que la primera tarea quizás demande y exija la aplicación de políticas
normativas y réplicas a la emergencia social, que nos den la certeza de un buen
rumbo, frente al resquebrajamiento social.
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