Sucesión 2012: El debate... de debatir.

Posted on 10:59 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios


Hugo Triano Gómez.



En las democracias que presumen madurez la exposición de ideas es obligada; el intercambio de opiniones entre candidatos respecto a los problemas de la masa y los proyectos para resolverlos, es indispensable para que el electorado tenga elementos para escoger de “mejor” forma  a su gobernante. Son ellos, los “aspirantes”, los principales interesados en promover los encuentros llamados debates, donde además podrán “disparar” mediáticamente su popularidad. Todo parte de nuevo de la formación crítica y cívica de la sociedad en la que se da el escenario.
En Tabasco, el estancamiento del fenómeno democrático pasa por la penosa discusión de si dichos encuentros deben darse. En el país que nos toca vivir y padecer, la escena se torna ligeramente dinámica cuando pese a las promesas de cada 3 o 6 años, apenas se ha logrado establecer en ley, la conveniencia de estos encuentros a nivel de candidatos a la Presidencia.
Un debate, cierto es, es un riesgo, pero uno que debe correrse obligadamente si se considera que lo que está en juego amén de la obtención del poder político, es la futura toma de decisiones que terminará afectando a simpatizantes o no de un proyecto, a votantes o no de una jornada electoral.
Quien debate muestra ante su público las capacidades que posee; exhibe su cultura, su lenguaje; muestra la personalidad, ratifica la conocida o desenmascara al lobo disfrazado de cordero; da cuenta del aplomo interior para enfrentar los momentos difíciles y puede aproximarlo a un momento de presión como supone debe ser el “bien gobernar”.
Pocos podrían presumir que es sencillo. Requiere preparación, pero fundamentalmente convicción.
Es así que quien se niega a él, no deja muchos elementos para la justificación. Cuesta, aún “queriéndolo” hacer, encontrar en la actitud algún dejo positivo; más si se torna recurrente el mensaje de que “solo los que van abajo en las preferencias necesitan debatir”. De mal gusto puede parecer, citar solo a un encuentro de estos a los supuestos finalistas en la carrera por un cargo.
En el primer caso se muestra un desprecio por el sentido común; se centra todo en la mera política electoral cuantitativa y se desprecia la cualitativa. Se niega sin ir al fondo, la posibilidad de revertir tendencias por cuidar-privilegiar el ámbito personal o de grupo, asemejándose a la actitud propia de los politicastros; en el segundo, el desprecio enfila hacia las minorías, que guste o no, lo merezcan o no tras su desempeño en el poder, son reconocidas por las leyes mexicanas y por lo tanto tienen los mismos derechos de participar.
A estas alturas debe estar claro que las circunstancias del México del 2012 exigen compromisos y actitudes diferentes para los problemas de siempre; obligar a los actores de siempre ha diferenciarse de los de antes, pero sobre todo a no permitir más en el país, el consumo del gato… por liebre.

0 comentarios:

Publicar un comentario