Mass Mundial
A casi una semana del inicio, con la primera jornada cumplida por todos los equipos y concretada la primera “campanada” del certamen, la Copa Mundial de futbol en Sudáfrica ha quedado a deber.
Poco espectáculo, mucha, demasiada lucha en medio campo, equipos cerrados y hasta incapaces; butacas vacías, tribunas no repletas y la frialdad del terreno de juego llevado a la táctica, han hecho de esta primera etapa de la justa, una que por su poca lucidez habrá de ser recordada hasta que aparezca una peor.
Es cierto, todo hasta el futbol persigue un objetivo, una estrategia, un plan, una situación.
Esa meta en unas semanas más -cuando haya un nuevo campeón- justificará todos los medios que se hayan empleado para conseguirlo, así sea el “camión metido atrás” en perjuicio de una delantera o camuflajeada por la lengua itálica que lo denomina “Catenaccio” según algunos de manera espectacular o elegante, cuando en realidad lo único que significa es cerrojo.
El dilema surge cuando equipos destinados a solo soñar con hacer historia en la competencia mundialista, buscan la "trascendencia estadística" sin importar cómo, sin mirar a qué equipo le hacen daño y peor aún, en detrimento del propio deporte que los aglutina.
Así, por supuesto, es válido quejarse ante lo observado; pedir, exigir, desear, algo más.
Inevitable, ahora que México vivirá ante Francia un nuevo momento crucial en aras de su destino mundialista, es decir que en verdad dan ganas de “ofender” –deportivamente- al rival, sometiéndolo como hace mucho no ocurre a “nuestra” estrategia, de demostrar que en verdad se estudió al oponente y las virtudes propias y que lo logrado -que no será el campeonato- no fue obra de la casualidad; decir que dan ganas de ver que el deseo de "abrir brecha" sea congruente con la justicia y se proponga un encuentro que sirva de ejemplo a los demás, que el atrevimiento para hablar de trascender sea la justificación y la explicación del porqué el balompié atrae la atención de miles de mexicanos, por encima de disciplinas que muchas veces dejan mejores resultados, de ver que por fin ,se festeje algo real en lugar de llorar como mujeres –y con perdón de las damas- lo que no se pudo defender como hombres.
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