México jodido.

Posted on 20:39 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios


Hugo Triano Gómez. 



Nadie debiera molestarse, pero no hay garantías. México con sus  más de 118 millones de habitantes es un país jodido, en el mejor de los casos -y vaya que no lo es- es un país distraído.
A México le pasa de todo, una y otra vez y no aprende, no cambia. Al grueso de la gente le vale, no le importa o se le olvidó cómo se ha fraguado su tragedia. No tiene idea de cómo revertir su situación y como desde hace mucho, padece conformismo crónico.
Sí, su población sufre pero cree que es parte de la vida, de su destino. Olvida que la mediocridad no puede generar calidad, no sabe muchas cosas y no quiere saber. Sigue creyendo en un régimen representativo que desde hace un buen ha dado muestras de su ineficacia, pero sobre todo de su poco interés por contribuir a resolver los problemas de quienes lo mantienen gozando de un sistema de privilegios y canonjías cada vez más escandaloso.
El Mexicano se confunde cuando encuentra la excepción de los politicastros y le exige a ese puñado de hombres, que haga lo que la mayoría tendría que estar haciendo. En otros términos, quiere que la máquina camine pero no pasar trabajos; que otros se desgasten y ellos solo gozar de los beneficios. Eso es estar jodido.
Se niega a pensar en las alternativas para evitar incomodidades, compromisos, total que de nuevo de lo que se trata es de alcanzar la "felicidad" y ya, aunque sea efímera, aunque se haya ido con las fiestas, aunque se haya evaporado.
El problema se agudiza cuando no hay a la vista opciones que hagan pensar que en el corto plazo, la situación y las actitudes de los jodidos cambiarán. Es por eso que la reciente promulgación de la reforma energética en México no arroja más que escenarios pesimistas para el grueso de su población. Que hace decir que no hay -en verdad- nada que se pueda hacer por las vías tradicionales.
No puede culparse tampoco a quienes creen que es digno dar la "batalla política" y buscar que en generaciones por venir, lo perdido, lo relacionado a la industria petrolera vuelva a ser exclusividad de los administradores nacionales, empero ello no le quita la condición de jodido a una sociedad que ha permitido que sus gobiernos desperdicien oportunidad tras oportunidad y hagan de la "administración de la abundancia" un discurso ruin. Que hayan sostenido los dichos de la improductividad de PEMEX y de que no alcanzan sus recursos para modernizarla, como pretextos fundamentales para concretar la apertura de la paraestatal al capital privado.
Olvidan quienes despliegan esas banderas que el mal destino de la renta petrolera no se decidió más que en el consenso de la partidocracia y que lo que menos interesó en todos estos años fue el desarrollo de las ciudades, el crecimiento de su gente y el cuidado de la gallina de los huevos de oro, que por sentido común cualquier otro país le habría dado.
Olvidan que todo ese mecanismo esquizoide ha hecho grande las deudas de la empresa en una proporción inversa a la del peculio de sus pseudo administradores. Que no es posible aplaudir -por haber sido parte de lo mismo- a quienes ahora dicen recurrir a los empresarios a fin de detonar el sector estratégico.
La realidad es que como antes, ahora "urge" enterarse y adaptarse a las disposiciones que tendrán efecto, en el ámbito del mexicano dedicado a la actividad. Otra actitud jodida si se piensa en que "palo dado ni Dios lo quita"-
En teoría es cierto que los capitales que se dedicarán a la exploración de yacimientos y extracción de gas requerirán mano de obra, pero no necesariamente la mexicana será la empleada. La competencia y la competitividad a la hora de los pagos de servicio, pueden jugar un papel determinante.    
Quienes hoy todo aprobaron vía fastrack cayeron en la desfachatez de aceptar como válidos argumentos ridículos como aquél de que no hacía falta discutir mucho, puesto que el asunto ha estado en la mesa desde hace 20 años.
Si bien México es líder en politicastros saltimbanqui, el dicho exhibe un nuevo episodio de insensibilidad de los que toman las decisiones unilaterales en el país, en el que no se considera ni el criterio de los expertos ni de los más jóvenes, de esos que hace dos décadas veían la primera luz, menos de los que han formado su criterio en el mismo lapso.
Lo único que importó, lo que había que imponer, es lo que pensaban desde hace algunos sexenios los Salinas, los Zedillos, los Fox y los Calderón.
En el fondo -hay que fijarse- en la reforma energética abunda la misma desfachatez y la misma insensibilidad de quienes hace 20 años mandaron al país a competir en desigualdad de condiciones con las potencias del norte con el TLC, la de quienes mandaron al matadero al México… jodido.

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