¿Urbanos?

Posted on 9:30 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios


Flor de Líz Pérez Morales. 




Tabasco es un territorio que ahora mismo está viviendo momentos críticos para su población; una entidad cuya espacialidad está limítrofemente impedida para su desarrollo, es decir, está acotada para su avance urbano.
El 60 por ciento de su geografía territorial está en manos del gobierno estatal, lo demás es agua y espacios que están en la demarcación del gobierno federal o de instituciones como Petróleos Mexicanos (PEMEX), Comisión Federal de Electricidad (CFE), Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), entre otras. Esto es, el gobierno estatal y sus instituciones solo tienen un margen de maniobra en crecimiento de poco más del 50 por ciento del territorio, lo que significa que muchos otros toman las decisiones de nuestra vida cotidiana.
La arquitectura e ingeniería urbana de nuestro territorio no han sabido conducirse con inteligencia y ética a un desarrollo que detone en espacios poblacionales adecuados. El carácter que se le ha dado a este rubro ha sido por inventiva o imitaciones de modelos de crecimiento de otros países o Estados (Ciudad Cautiva, Brasil, como un modelo de ciudad sustentable), y no con la garantía de una mejora acorde a las necesidades de esta localidad que vive su propio drama.
Ahora mismo se cerraron vías sin una planeación que considerara alternativas que procuraran los menores inconvenientes para el ciudadano; al cierre de estas vías, solo por sentido común, era importante conocer un mapa territorial que llevara a la preparación de rutas adecuadas, todo previsto como opciones camineras para el transporte. No ha sido ha sido así. Es el caos lo que le da el rasgo esencial a nuestras comunidades.
Es vergonzoso transitar no solo en calles, avenidas o caminos de barro, sino en fraccionamientos que históricamente nunca han sido la preocupación de los ayuntamientos. Es indecoroso ver las banquetas y las calles que se han convertido en pozas de lodo o barriales de suciedad frente a las aguas negras que supuran lo intestino de una ciudad que evidencia su propia podredumbre.
Si a ello agregamos que muchos de los terrenos en construcción tienen problemas de tratamiento, el asunto se agrava más. La regulación del espacio se toma como rellenos y no necesariamente como tratamiento de suelos que requieren estudios acordes a la naturaleza de estas tierras.
El llamado “crecimiento” de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, que modernizó bajo los mismos mecanismos utópicos del primer mundo, creando descentralizaciones que no previeron sus suelos, puede ser un ejemplo de lo que no debe suceder en otras ciudades.
Lo más sensible en el asunto no son los límites territoriales, sino los límites poéticos (o sociales), esos que como menciona el artista brasileño, Cildo Meireles, “presionan y ponen en duda las fronteras sociales y las censuras políticas, para intentar ir un poco más allá, sorteando o sobrepasando injusticias o prejuicios que dividen a las sociedades contemporáneas”.
Es verdad que se le ha apostado a un sistema globalizador, donde lo que menos cuenta es la localidad; se ha malentendido que globalización y mundialización son lo mismo; nos hemos convertido sin querer en el vertedero de los imperios y por ello pagamos los costos. Aspiramos a ser un primer mundo, sin entender que los primeros mundos comienzan con la conciencia del beneficio para todos.
A los urbanistas y políticos se les olvidó que todo crecimiento debe de estar en línea de concordancia reconciliadora entre la ética, la ciencia y la política. Lo cierto es que ninguna ciudad sustentable se da como proyecto sexenal, sino como proyecto social. Justo ahí se marca la diferencia.
Hay una frase en la obra Amor líquido de Zygmunt Bauman que, frente a lo que vive Tabasco, vale la pena retomar: “Las ciudades se han convertido en el basurero de los problemas engendrados globalmente. Los residentes de las ciudades y sus representantes electos deben enfrentarse a una tarea que de ninguna manera pueden asumir: la tarea de buscar soluciones locales para las contradicciones globales”.

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