El tono exacto de la visita presidencial.
Hugo
Triano Gómez.
En la tradición política de México una visita
Presidencial siempre fue un acontecimiento. Obviamente las cosas han cambiado,
lo que obliga a entender que las giras del "primer mandatario"
y los encuentros con sus homólogos estatales, no son más trascendentales
por el solo hecho de darse.
Después de todo, son esos mismos nuevos
tiempos los que exigen de los visitantes y de los que reciben, seriedad total,
apertura y transparencia, que se aproveche la oportunidad para abordar los
asuntos de importancia y no solamente los que el protocolo pasivo señala.
Y no es que echar a andar en Tabasco un
programa nacional piloto para entregar laptops a niños de primaria no
signifique algo considerando la precariedad generalizada del estudiante
tabasqueño; no es que no tengan razón quienes digan que sería peor no ser
contemplado entre los 3 estados pioneros, es solo que Tabasco padece como todos
saben, problemas añejos relacionados con la federación que simplemente no van
ni para atrás ni para adelante.
Es bueno sí que se haya dado algo de lógica al
programa de "mini-pcs" al dotarlos de software vinculado al
programa de estudios que a diario se ve y que sean fácilmente identificables
ante eventuales robos. Lo que no es posible, es creer que con un simple paso se
considere a Tabasco en un universo distinto al de las escuelas con
infraestructura deficiente, donde las clases se interrumpen al menor tronido
de dedos de los sindicatos y en el que la calidad que se busca aún está en
pañales, lejos de concretarse.
En el extremo y como por azares del destino,
la visita de Enrique Peña Nieto al pantano choco se enmarcó dentro de un
problema serio que aún hoy enfrenta PEMEX en el pozo terra 123, a 1.6
kilómetros de distancia de los asentamientos humanos más cercanos de Nacajuca.
El hecho más allá de evidenciar que la cerrazón de PEMEX a proporcionar
información de primera mano cuando algo sucede con su quehacer, continúa, exhibe
que sus funcionarios poco han aprendido en combatir su propia soberbia y que no
han dejado de considerar como suyo el terreno que pisan y explotan.
Que el Jefe del Ejecutivo Federal haya
recorrido vía áerea la zona seguro para muchos bastará, aunque en sentido
estricto el sobrevuelo no pasará de ser una nueva anécdota del poder
Presidencial.
Lo serio -y no ahora- es y será echar a andar
el programa de revisión de redes y ductos que siempre que sucede un siniestro
como éste sale a colación, pero tan pronto se acaba la efervescencia vuelve al
baúl del olvido, al de la omisión burocrática.
No menos importante era y es retomar la
necesidad de difundir entre autoridades municipales y los comunes los mapas de
riesgo ante la presencia de infraestructura que la paraestatal guarda tan
celosamente y parcialmente justifica, no importando que entre las patas de los
caballos se lleven a cientos de poblaciones vulnerables.
Los que realmente nunca estuvieron en la
agenda a tratar fueron los pendientes de Tabasco con la CFE, pero más allá del
protocolo, un interesado en algo no puede ni debe quitar el dedo del renglón
hasta lograr el objetivo. Sentido común, sentido de la responsabilidad.
Al no atenderse nada de esto, lo que los tabasqueños vieron fue solo a
un Presidente Peña Nieto “buena onda“ y toda la cosa y a un gobernador Núñez "agradecidísimo"
como pocas veces con los visitantes, encabezando un acto gris
discursivamente hablando, que si acaso emocionó a los niños, por las fotos
tomadas para el facebook ... y su laptop.
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