Reforma energética: 3 puntos... y aparte.
Hugo Triano Gómez.
La verdad
sobre la reforma energética es que en el corto plazo nada queda por hacer. Las
mayorías logradas por el gobierno federal en el Senado y en la cámara de
diputados no hacen pensar en una sorpresa en el escenario, ahora que se están
avalando las leyes secundarias. Las pretensiones del gobierno Peñista serán
pues realidad en breve. Así se sentenció desde que el constituyente permanente
-sin conciencia de su peso específico- le obsequió su aprobación a la reforma
constitucional.
Si acaso,
si bien le va a los mexicanos interesados en el infructuoso debate, ahí se
ventilan casos que solo hacen poner los pelos de punta y generar más
incertidumbre ante un escenario que se insiste va porque va, pésele a quien le
pese, le guste o no a uno.
Bajo ese
esquema los mexicanos parecen tener más conciencia del problema que se avecina
con la “ocupación temporal” de terrenos -ya no expropiación- que la ex
paraestatal llevará a efecto tras la eventual exploración diseñada para encontrar
la mayor cantidad de yacimientos posibles.
¿Que si
cuál es problema en el cambio de términos? Simplemente que una ocupación
temporal puede tardar años -muchos- generándole sí pagos a los dueños, pero a
la vez ocasionándole problemas que no tendrían más al perder la propiedad (con
la expropiación); es decir, con la modificación legal las molestias serán del supuesto “beneficiario” al
final del ciclo de vida del pozo o lo que sea que se descubra.
No importa
que se sostenga que este tipo de exploraciones se realizarán más al norte de la
república. En Tabasco sin duda, no faltarán los eventos y los protagonistas de
nuevas protestas e inconformidades, reeditando la toma de instalaciones,
marchas y disturbios conocidos.
El asunto de la adición aprobada en la cámara de diputados
en
las últimas horas también debiera ser de la total atención del gobierno
tabasqueño. No solo porque el consejo de administración de PEMEX será ahora el
que exclusivamente -sin Hacienda- fije sus tabuladores, estructura orgánica,
presupuesto y demás, sino porque también decidirá el destino de los ingresos
excedentes, esos que suelen ser esperados acá como agua de mayo y que cada vez
se sostiene, vienen a la baja. ¿Es posible acaso que esos 10 consejeros -5 del
presidente y 5 “independientes” posean
la decencia que en los últimos 7 años ha escaseado a la hora de la retribución
a los estados petroleros, en la Secretaria de Hacienda?. Como sea, es ahí en
donde parece se definirá la creación o no del fondo petrolero al que le apuesta
el gobierno de Arturo Núñez y que le valió desairar a Andrés Manuel López
Obrador, quien le sugirió el combate legal de la causa.
Un tercer
elemento relacionado a la reforma energética digno de comentar, pero indigno
desde su concepción, es la ventilada pretensión del priísmo y el sindicato petrolero de solicitarle al gobierno de Enrique Peña, que asuma como deuda pública los pasivos laborales de PEMEX cercanos al billón y medio de pesos. La
pretensión es evidente, buscar “sanear” a la empresa -sin explicar, ni
averiguar como se llegó a la situación- con tal de que los que le vayan a
invertir no se encuentren la carga, no importa que esta repercuta en las finanzas
estatales, pues aceptar la idea redundaría en menos participaciones federales
disponibles para repartir y probablemente obligará a los estados a mantener o
generar nuevos impuestos.
¿Qué dirán los gobiernos de las entidades petroleras? ¿Aceptarán el nuevo golpe sin menoscabos? ¿Seguirán pensando que en verdad hay la voluntad federal de apoyarles? ¿Que el diálogo, la retórica y la foto son la vía? La escena parece dar las respuestas por si sola.
¿Qué dirán los gobiernos de las entidades petroleras? ¿Aceptarán el nuevo golpe sin menoscabos? ¿Seguirán pensando que en verdad hay la voluntad federal de apoyarles? ¿Que el diálogo, la retórica y la foto son la vía? La escena parece dar las respuestas por si sola.
Ni que
decir del lado moral de la petición. Surgida de la inventiva de Carlos Romero
Deschamps y sus huestes, que todos los mexicanos absorban las deudas que Pemex
dejó de cumplir sobre liquidaciones, primas por antigüedad, pensiones, apoyos
por gas, canastas , aguinaldos y demás de sus trabajadores, no hace como se
dijo al principio más que poner los pelos de punta, rascarse la cabeza, si se
piensa -claro- en que los que terminarán pagando esas canonjías no las
tienen ni las tendrán… seguras.
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