ANJ: Capítulo 2.
Hugo Triano Gómez.
A como el año pasado, el informe anual de actividades del gobernador Arturo Núñez tuvo anuncios que se cuentan con una sola mano. Esta vez hubo uno más que en 2013, sin olvidar que no todos son siempre buenas noticias. Con la exposición Nuñista quedó claro que hay asuntos de primer orden que siguen siendo “cosa pendiente”, en tanto que para los amantes de las entre líneas también hubo “hebritas para jalar”.
Como ha sido su estilo político, Núñez volvió a mostrarse sobrio en lo personal, aunque esta vez ligeramente afectado de las cuerdas vocales y raro en él, con detalles a la hora de la pronunciación.
El anuncio del día fue en efecto el de que en 2015 será posible eliminar el IEV. Los argumentos de que se hará sin comprometer la viabilidad financiera, que la decisión va de la mano del aumento en la recaudación y de la baja en el nivel de endeudamiento, era lógico que aparecieran considerando que la “quiebra heredada” fue la razón expuesta para no hacerlo antes. Claro que la crítica por hacerlo en el año de nuevas elecciones está vista desde hace un buen y aunque no hay una restricción legal para hacerlo en dichos tiempos, el gobierno Nuñista decidió hacerlo así asumiendo los costos, si es que los llega a haber.
El segundo anuncio y quizás el de mayor alcance, fue el del reconocimiento de que las participaciones federales para el estado (las directas) seguirán cayendo en los años por venir. Es de entenderse que ahora -y después- las baterías deberán mantenerse enfocadas en el fondo de extracción de hidrocarburos y en los mecanismos que puedan servir para revertir los efectos de la reforma fiscal del 2008, que con el paso del tiempo hará más evidentes las “pérdidas” de estados como Tabasco.
Un tercer anuncio que en realidad es admitir que no se ha logrado nada, es el relacionado con la deuda histórica que mantienen los tabasqueños con la CFE por el consumo de energía eléctrica. Decir que “hace falta que el órgano de gobierno de la Comisión Federal avale el acuerdo para obtener una solución” es equivalente a ello o a decir que la administración tabasqueña ya aportó los elementos necesarios, pero que no ha logrado convencerlos.
El asunto que se ubica entre los -principales- pendientes es el de las investigaciones contra el anterior gobierno. Si bien hay 64 averiguaciones, bienes y cuentas aseguradas, los resultados siguen haciéndose esperar, mientras que el paso de los meses hace temer que estos no sean los esperados, los prometidos.
De los poco más de diez mil millones de pesos que se reclaman no hay mucho qué decir, más que el bien que le harían a las arcas públicas estatales.
Para Núñez sectores como el agropecuario, el de desarrollo social, educación, salud y hasta el de deportes le han dado resultados. Se atrevió a señalar que han sido rescatados. Dichas ideas hacen pensar en que los cambios augurados para el gabinete no pasarán por allí.
Con un sentido distinto lucen los de la obra pública y el de comunicaciones y transportes.
Núñez destacó en el caso del primero que las empresas locales han sido privilegiadas en lo hecho hasta ahora y en el de la segunda que la recién aprobada ley en la materia es un logro auténtico. Jalando hebras bien podrían apreciarse las referencias como la afirmación de que la tarea principal en ambos sectores está hecha. Que mantener a los titulares ya no es indispensable, vital para la dinámica de ambas. Dicho en otras palabras, las dos dependencias lucen sin problemas para estrenar titular a la brevedad, sea por las causas de fondo que fueren.
Que el paquete económico vaya a ser orientado de nuevo en 60% al llamado desarrollo social y el combate a la pobreza en 2015 como también se sostuvo, puede no gustar en la extensión de la palabra si se piensa en lo que se deja de hacer y en las posibles implicaciones del “regreso” de un papá gobierno, ese que paradójicamente procurando un bien contribuyó a la formación de hijos desobligados que prefirieron extender la mano a mantener el esfuerzo por lograr un mejor estadio de vida.
Nadie discute la necesidad de atender con prioridad a las zonas marginadas y a los grupos vulnerables, pero de eso a lucrar con la pobreza y a incluir a quienes no lo merecen hay una gran diferencia, una que desvirtúa cualquier buena intención y convierte en charlatán a quien se presume como benefactor. Es verdad, si esa tarea se hubiera hecho adecuada y puntualmente, Tabasco estaría pensando en otros escenarios. No estaría aspirando apenas a alcanzar un anhelado “futuro promisorio”.
Al final lo que queda es esperar la llamada consolidación de los primeros años del gobierno Nuñista, resultados de las inversiones, de las actividades a las que se ha decidido apostar. Un mejoramiento en los diversos indicadores de medición partiendo del sector educativo que debiera redundar en años en una auténtica posibilidad de emplearse para los que hoy apenas crecen. Seguridad de la mano.
No, no es esperar milagros, es reconocer que nadie podría declararse molesto porque a su lugar de origen, por fin pueda… irle bien.
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