Septiembre 27
Si algo habremos de celebrar cuando las fiestas del bicentenario en 2010, justo sería dejar de ignorar la importante fecha que habría de suponerse, significa para la historia del país el 27 de Septiembre.
Y es que aunque sea difícil de creer, entre las malas intenciones “liberales” y la ignorancia inducida desde el derrocamiento del primer Imperio Mexicano, la fecha en la que nuestro país se constituyó oficialmente como Nación en 1821, suele ser minimizada año tras año.
Sin duda tal atrocidad tiene sus razones. Unas más escondidas que otras, otras más graves que unas.
De entrada no es fácil admitir que vivimos en un país ignorante, en uno en el que se duda casi de todo, en uno en el que las versiones a medias pueden hacer válidos acontecimientos falsos y en el mejor de los casos, creíbles sin reparos, hechos medianamente ciertos.
Así, podríamos escuchar a las “autoridades político -educativas” o a cualquier otra, negar sin mayor explicación que sea por ignorancia que se ha dejado de lado la celebración de la consumación independentista. Afirmar, que ello no tiene nada que ver con quienes fueron los “vencedores” históricos de la época y por tanto quienes impusieron su visión de las cosas, a costa de corromper una idea mayor de nacionalismo y patria, privilegiando la falsa identidad y el patrioterismo.
Nadie se atreverá a aceptar que el temor a la justicia y a reconocer el error, están presentes en la decisión. Negarán que algún "fantasma" e influencia exterior se hicieron y hacen presentes cuando sin causa justificada se desaparece de la memoria histórica al artífice del Plan de Iguala y la Bandera de las tres garantías: Agustín de Iturbide, pese a que sin duda fue mejor Mexicano que muchos de los que lo traicionaron primero y "gobernaron" después sin razón y orden al país.
El ejercicio es simple, se trata solo de ubicar a cada quien en su lugar. Es contrario a lo que pueda pensarse, importante aún y cuando ocurra casi 200 años después. Se Trata de empezar a recomponer lo que hemos hecho mal, ese sería un buen comienzo, un comienzo histórico de raíz que podría abrir los ojos de más de uno hacia lo que pudo haber sido y no fue, aunado a que bien pudiera darnos nuevos ejemplos para dejar de incurrir en las zozobras que hoy contrario al espíritu de la independencia nos han hecho más esclavos de nuestra propia ignorancia y falsedad.
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