Transporte-Tabasco: Ajustes, alcances y triunfadores.

Posted on 8:43 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios


Hugo Triano Gómez.

La nueva ley de transporte en Tabasco es una realidad. Las conclusiones y las expectativas que generó son variadas y atienden varias vertientes. La fundamental debe ser la que se relaciona directamente con los usuarios.
Con la disposición hay que entender, básicamente se regularizan situaciones existentes como el servicio colectivo de taxis, que en adelante será reconocido por la ley como servicio compartido, así como el establecimiento de “sistemas de transporte eficientes y confortables” como en teoría debiera ser el transbus y establece un límite “razonable” para la antigüedad de las unidades que se emplean en el referido servicio. 
Ante la exigencia de eficiencia, el reglamento de la ley que el poder ejecutivo deberá emitir en las semanas siguientes cobra relevancia. Más en el caso de la subrayada durabilidad de las unidades, pues usarlas más de lo debido amén de una violación a la norma, puede derivar en accidentes que ameritarían sanciones ejemplares no solo a quienes las empleen sino también a quienes debiendo detectarlas para sacarlas de circulación no lo hagan.
El reglamento debe ser minucioso en la facultad de las policías para -coordinadamente con la autoridad estatal- realizar operativos caza piratas. Habrá que esperar que las manos no tiemblen a la hora de fijar los montos de las sanciones a los concesionarios que por ejemplo, ignoren la obligación de dotar a sus unidades de dispositivos de regulación de velocidad o a los operadores que hagan caso omiso a la indicación de respetarlos, en el entendido de que es la vida de las personas la que se pone en riesgo.
Que lo difundido en las redes sociales o los medios de comunicación sirva ahora como un elemento de defensa para los usuarios del transporte, gracias a que la SCT “adquirió” la facultad de iniciar de oficio una investigación por casos de presunto abuso, suena a cosa positiva… si se le da, claro, el enfoque de seriedad que la mejora del servicio requiere.
Destacado es también el hecho de que las concesiones y permisos a entregar en el futuro tengan que pasar por un procedimiento -un concurso- previa convocatoria pública y la evidente satisfacción de requisitos. Destaca porque hace suponer menos discrecionalidad, “acuerdos en lo oscurito”, componendas, acuerdos políticos, fraudes, anexos y conexos. Destaca si se piensa en lo que han logrado ciertos “líderes” y personajes metidos a la política que como inversionistas han visto en el sector la posibilidad llana del negocio en detrimento de quienes a ello se dedican. Destaca porque aunque la intención pudiera ser buena, en honor a la verdad su eficacia dependerá principalmente del gobernante en turno y de lo que quiera hacer con el sector. En otros términos, entregar concesiones y permisos por esta vía servirá para evidenciar en el futuro al gobernante que quiera volver a hacerlo sin reflectores, al amparo de las sombras…Y con los riesgos que ello encierra.
Políticamente las lecturas pueden ser de dos tipos. 
Por un lado parece haber razón, si se es estricto, en lo acuñado por la diputada priísta Mayté Dagdug respecto a que retirar de la iniciativa -tal cual y como su grupo quería- el perfil de idoneidad a cubrir por quienes aspiren a concesiones o permisos, es un triunfo para los priístas y una derrota para quien defendió la idea, el titular del sector José Antonio de la Vega.
Empero hay que observar que el “sacrificio” pudo valer la pena para quien lo permitió si se estiman sus alcances.
Que sea una ley consensuada -sacrificando a De la Vega- identifica plenamente a quienes avalaron la disposición -priístas y perredistas fundamentalmente- en aras de deslindar responsabilidades si todo termina en fiasco. Si se entregan resultados, serán del gobierno primero y de quienes avalaron después.
Lo que no puede echarse en saco roto es que por primera vez el verdadero ganador con la  aprobación de la nueva ley, -el gobernador Arturo Núñez- podrá presumir de haber marcado una diferencia de peso, indiscutible, respecto a su antecesor Andrés Granier y priístas en general.
Es Núñez ahora quien puede presumir de haber privilegiado el diálogo y hasta el final en el asunto, de haber cedido no teniendo porqué hacerlo, de respetar a las minorías, de darles su lugar. Una de las cosas que Granier Melo despreció para preferir ejercer el poder… hasta perderse.

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