La vida sencilla

Posted on 9:10 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios


Iván Triano Gómez


En los días actuales, en que el individualismo exalta el simple fin de tener, y empuja al hombre a ir detrás de todo bien material en forma preferente y casi exclusiva, pensar en el ideal de una vida sencilla, parecería un extravío.

La poesía es sin dudas el aperitivo para el alma, su estudio no requiere esfuerzo, se trata de una pausa en el tiempo; en Mass Opinión resulta grato dedicar unas líneas a las diversas inspiraciones que han elevado al espíritu humano por encima de sí mismo.


Para quienes resulte extraño, el poeta hispano José María Pelmán, constituye un ejemplo verídico de sencillez, con todo y su pluma brillante que por regla general refleja el ideal de una vida serena, dedicada a simplemente vivir, y desde luego el de una vida menos materialista y agitada.


Para los amigos lectores, se destina este aporte tan sólo como una pincelada de la maravillosa y abundante producción literaria del maestro español, en espera que sea degustada tal cual vino hispano, en una tarde soleada sin angustias superfluas, simplemente con: aroma a vida sencilla.


Elogio de la vida sencilla
(José María Pemán)

Vida inquieta, frenesí de la ambición desmedida...
¡Qué mal comprende la vida el que la comprende así!

la vida es soplo de hielo que va marchitando flores;
no la riegues con sudores ni la labres con desvelo;
la vida no lo merece,
que esa ambición desmedida es planta que no florece en los huertos de la vida.

Necio es quien lucha y se afana de su porvenir en pos:
gana hoy pan y deja a Dios el cuidado de mañana.
Vida serena y sencilla, yo quiero abrazarme a ti,
que eres la sola semilla que nos da flores aquí.

Conciencia tranquila y sana es el tesoro que quiero;
nada pido y nada espero para el día de mañana.
Y así, si me da ese día algo, aunque poco quizás,
siempre me parece más de lo que yo le pedía.

Ni voy de la gloria en pos, ni torpe ambición me afana,
y al nacer cada mañana tan sólo le pido a Dios casa limpia en que albergar,
pan tierno para comer, un libro para leer y un Cristo para rezar;
que el que se esfuerza y se agita nada encuentra que le llene,
y el que menos necesita tiene más que el que más tiene.

Quiero gozar cuanto pueda, y, con acierto y medida,
gastar moneda a moneda el tesoro de mi vida;
mas no quiero ser jamás como el que amontona el oro
y no goza del tesoro por acrecentarlo más.

Quiero gozar sin pasión, esperar sin ansiedad,
sufrir con resignación, morir con tranquilidad;
que, al llegar mi postrer día, quiero pensar y decir:
"Viví como viviría si ahora volviera a vivir.
Viví como un peregrino, que, olvidando los dolores,
pasó cogiendo las flores de los lados del camino;
cantando he dejado atrás la vida que recorrí;
pedí poco y tuve más de lo poco que pedí;
que si nadie me envidió en el mundo necio y loco,
en ese mundo tampoco he envidiado a nadie yo".

Tras los honores no voy; la vida es una tirana,
que llena de honores hoy al que deshonra mañana.
No quiero honores de nombres;vivo sin ambicionar,
que ese es honor que los hombres no me lo pueden quitar.

He resuelto despreciar toda ambición desmedida
y no pedirle a la vida lo que no me puede dar.
He resuelto no correr tras un bien que no me calma;
llevo un tesoro en el alma que no lo quiero perder,
y lo guardo porque espero que he de morir confiado
en que se lo llevo entero al Señor, que me lo ha dado.

0 comentarios:

Publicar un comentario