Tabasco: Barbas a remojar.
PEMEX es desde hace mucho, un Estado dentro de otro Estado. Significa un poder real para la estructura que lo ejerce al más alto nivel en este País. Por eso es que sucesos como el de Texmelucan Puebla, con todo y el “cese” de 45 funcionarios que serán “sometidos” a investigación, no pasará del escarmiento a uno que otro “chivo expiatorio”.
De entrada a los infortunados se les juzgará posiblemente por complicidad en alguna red de traficantes de combustible; difícilmente por el homicidio de las víctimas, aún y cuando las omisiones parezcan a todas luces evidentes, si se toma como cierto el dicho aquel de que la Paraestatal conoció desde hace un buen, de las tomas clandestinas y demás. Cualquier decisión en un contrasentido adoptaría por tanto matices de “hecho histórico” en un país insatisfecho por los deslindes en casos “a extremo dramáticos” como el de la guardería ABC; en un país acostumbrado a olvidar penas entre tanta insensibilidad y acontecimientos nuevos que superan al que ocurrió “ayer”.
Ante la realidad, Tabasco no debería estar tan tranquilo.
Reconocida como la Entidad Federativa con mayor influencia petrolera en México, el pantanoso terruño no está lejos de ser considerado “caldo de cultivo” para la preocupación.
Para nadie es un secreto que son miles los kilómetros de ductos que atraviesan la Entidad; se desconoce en cambio, cuándo fue la última vez que PEMEX le dio una “manita de gato” a tan vasta infraestructura. Si ha procedido siempre de manera preventiva o ha esperado -como suele suceder- a que ocurra algo para tomar cartas en el asunto.
¿Tiene el Gobierno del Estado la certeza de dichos trabajos? ¿Se ha tomado la molestia de inquirir a la Paraestatal al respecto o sigue confiando con los ojos cerrados en que aquella hará lo que tenga que hacer, aún y cuando antes no lo haya hecho? Si la tiene, todo se reduciría a un simple problema de comunicación social para trasladar la información a la opinión pública. Si no, el “hongo” de cualquier explosión indeseable podría ser nada comparado con el mal que se podría generar y del cual el mismo Gobierno de Tabasco no podría deslindarse después.
No se trata tampoco de generar psicosis, pero la experiencia de los tabasqueños en estos lastres debería ser exigencia para quienes dicen ser sus autoridades, y en honor a la verdad todos parecen estar en todo, menos en lo que deberían. Ahí está el Gobierno Estatal “ingeniándoselas” para acabar con las bicicletas que le sobraron lo antes posible, el municipal en Centro insistiendo en legitimar su retrasado puente bicentenario, y a los demás con influencia petrolera “agobiados” por el dinero gastado, sin saber cómo comenzar un nuevo ciclo sin centavos, dando patadas de ahogado. ¿Cuál de ellos recordará que las explosiones de acá son más antiguas y latentes que en otras partes, incluida la de la angelópolis?
Alguien tiene que ocuparse, después de todo, no sería primera vez que PEMEX diga que todo está bien en Tabasco y luego ocurra algo. No sería primera vez que los gobiernos involucrados minimicen un burbujeo en un gasoducto en una zona -como el zapote en Centro- y lo declaren controlado, pese a las alertas que deberían emitir. No sería primera vez que negaran estar dinamitando para explorar en zonas urbanas, a sabiendas que la dependencia encargada en el Estado guardará silencio con tal de mantener vigentes para la administración, la relación con la paraestatal y los consabidos millones de pesos que ello significa.
Ni qué decir del atlas de riesgo que si bien ha “circulado” entre algunos medios a iniciativa de algún gobierno pasado, entre dependencias y “gente bien”, pero que no llega a donde debe llegar: A la gente común, a la que tendría que saber qué hacer, cómo reaccionar, por dónde “huir”, dónde resguardarse si algo pasa en su entorno. Pocos, sin exagerar, sabrían hacer lo conducente ante una emergencia.
En realidad, aquí no se trata de ver fantasmas de ningún pasado, de recordar casos como el de Huimango que terminó culpando a un tubo roto de los muertos y los daños. Se trata simplemente de recordar, que cuando ves las barbas de tu vecino cortar, es mejor poner las propias a remojar.
1 comentarios:
La democracia en el pantano continua siendo un proceso sin inicio, sin un comienzo real. Se halla diferido de forma permanente.
Efectivamente, todo alrededor de la actividad política es forma, hipocresía, ficción, al memos a nivel local.
Los actores de hoy y siempre han contribuido con sus actos, en el desprestigio de la teoría que afirma el sistema democrático, nada nuevo. Basta recordar los inicios del siglo XX cuyas crisis económicas y sociales, dieron origen a movimientos europeos posteriormente denominados autoritarios.
El escenario nacional y local cumple con tales características. Los actores políticos de hoy, siembran la simiente del futuro conflicto político social, local. El momento en que ello suceda constituye la cuestión, así como la identidad del sector y los actores que acaudillen tal movimiento.
Al fin, caudillo responsable o dictador demócrata, que mas da... El pantano sigue igual... Hasta ahora.
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