Del Hueso a la croqueta.

Posted on 7:01 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios

Flor de Líz Pérez Morales.






Se han refinado ya los mecanismos para acceder al poder. El paulatino tránsito ha tenido, quizás por mucho, su mejor metáfora en la analogía de un perro tras un hueso. La ansiada persecución del animal frente al pedazo de osamenta ha sido connotada como una imagen política de trascendencia histórica que lleva consigo mucho de lo que en nuestro país se entiende de la política, especialmente en los valores que le consignan, pero cuyos “relieves climáticos” se elevan en tiempos electorales.

Los rasgos que acompañan y se infieren en tal acto persecutorio no son ajenos a los deseos infranqueables de acceder al poder. La magia se ofrece como oportunidades encarnadas en un puesto donde muy poco importan las capacidades, sino que se apunta a los niveles alcanzables, lo que se constituye como lo “apetitoso” de una situación esmerada que evidentemente se convierte en el botín más importante.

Tras intensas campañas abiertas, ambiguas y ocultas, los escenarios se exponen de forma explícita. Hace muchos años los asuntos de esta naturaleza se manejaban veladamente, tanto, que era casi de mal gusto, por mucho que se deseara, mostrar las aspiraciones a un puesto, sin embargo, la mirada estaba ahí, con deseos contenidos.

El hueso era identificable; se definía por el tamaño y dureza, es decir, el puesto deseado se constituía en niveles de poder. No era, ni es lo mismo aspirar a una presidencia de la república que a una secretaría de estado.

Parecería que en sus rasgos de identidad los aspirantes o los huesos no hubieran cambiado. Por supuesto que han caminado en sus propias concepciones y distinciones. Esto es, desde el quién y el qué las cosas ya no se miran de la misma manera, aunque el acto sea el mismo. En los tiempos actuales, las campañas políticas ondean la bandera de los ofrecimientos con la mejor temporada de caza, donde abundan infinidad de ofrecimientos para los caninos más astutos.

En la imagen actual, el perro afina sus deseos, intenta no mostrar lo elocuente, pero es irremediable su búsqueda. Quiere ser sutil, delicado, de una raza diferente, pretende demostrar menos rabia, pero si con el mismo apetito. El problema singular en la mayoría de los casos es que las fauces postizas ya no logran sostener por mucho tiempo la dureza del hueso, por eso se ha encaminado a una presa con una textura más suave y frágil, pero con igual intención de provocación política, lo que apunta una croqueta. El objetivo es el mismo: comer

Entendemos entonces el refinamiento de mecanismos donde suavemente dejan entrever lo que quieren. Se promueven en voces de otros, pagan para que hablen de ellos, venden la quimera de funcionarios que tienen logros en todos los ámbitos y dan a conocer sus curriculums de acciones políticas en las redes sociales, advierten que están dispuestos a luchar como héroes, saturan los medios donde los hacen hablar de sí mismos, propician espejismos de compromisos y transparencia, en fin hacen lo propio pero en tiempos actuales, aunque la acción ya la conozcamos de mucho tiempo atrás.

La imagen que se nos coloca de frente es la de un político que ha refinado sus maneras de allegarse al poder. Hablamos entonces de un aspirante cuya hambre histórica lo hace colocar al hueso en otro nivel de degustación. El singular icono ahora es retocado con un poco de fotoshop, y se ofrece a todos aquellos que ven en el hueso algo grotesco y burdo. Lo mejor en los tiempos de hoy es un exquisito delicatessen, es decir, una suave croqueta.

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