La anticipada renuncia de Raúl Ojeda
Hugo Triano Gómez.
Lo que el secretario de gobierno
en Tabasco, Raúl Ojeda, anunció hace unos días no es común. Es en sí, algo sin
precedentes en la historia política contemporánea de la entidad. ¿Quién antes
que él, había anticipado su retiro del encargo por "motivos personales", desechando aquí algún vínculo con
la salud extraviada? ¿Quién dentro de la vorágine política privilegia a los
nietos por encima de la toma de decisiones, del ejercicio real del poder y de
la cercanía a un jefe de estado?
Obvio resulta decir que todos los
hombres son diferentes y que en función de sus necesidades se van dando pasos
en uno u otro sentido; no obstante en este caso, nadie puede ser juzgado de
mala manera por dudar que el animal político dentro de Ojeda, simple y
sencillamente se haya cansado, rendido.
Por lo mismo, la decisión de uno
de los hombres fuertes del gabinete Nuñista, lleva a pensar en más de una
hipótesis, con todo lo que ello significa. ¿Creer o no creer? esa es de nuevo
la cuestión. Sirva para responderla inicialmente, el hecho de que esta versión
emana del mismo personaje que tras perder por tercera vez la gubernatura del
pantano choco, dijo no querer saber más de la política, que su ciclo había
terminado, y helo aquí, anunciando su retiro.
Para nadie es un secreto tampoco que
los encargados de la política interior o interna en el caso de los Estados, son
personas con peso específico. Tanto a nivel federal como local, quienes
ostentan esas posiciones son naturalmente considerados para nuevas y mayores
aventuras incluida la sucesión.
Claro que el caso de Tabasco como
casi siempre, suele ser punto y aparte. Aquí por mencionar 3 situaciones, no
hace mucho Humberto Mayans como secretario de gobierno jugó hasta donde le fue
posible con su carta de retiro, no obstante que siembre albergó (¿alberga?) la
esperanza de ser el ungido de su compadre Andrés Granier para buscar sucederlo
en la gubernatura. Antes, un poco más atrás, José María Peralta López desde esa
dependencia sustituyó a Enrique González Pedrero en el poder ejecutivo cuando
este se incorporó al gobierno federal a finales de los años 80s y después
Víctor Manuel Barceló desde ahí mismo relevó a Roberto Madrazo cuando este
siguió su sueño presidencial, con la consabida animadversión en que terminó esa
historia.
De regreso al terreno de las
teorías, la "despedida
anticipada" de la política de Raúl Ojeda adopta matices totalmente
opuestos a los que planteó; es decir, rechazando que sus nietos sean el
epicentro de su decisión, Ojeda es visto todavía con posibilidades de incorporarse
al proyecto nacional de su admirado Andrés Manuel López Obrador, pero también
buscando una nueva posición política con todo y que como el aludido Mayans,
haya dicho que es tiempo de cederle los espacios a las nuevas generaciones.
Una tercera teoría sin embargo
parece atraer demás los reflectores y es la vinculada a la grupos que -ha
admitido- se golpean al interior del gobierno nuñista. ¿Es acaso el suyo un
mensaje cifrado para los grupúsculos o una estrategia buscando que más de uno
desnude su juego y evidencie sus aspiraciones o su auténtica pretensión en el
gobierno? ¿Es una "operación"
cien por ciento Ojedista o una instrucción secreta de esas que solo los
gobernadores pueden confiarle a un funcionario de alto calibre?
Lo que vaya a suceder es solo cuestión
de tiempo y de abrir los ojos… y los oídos.
Si al final Ojeda se desdice a sí
mismo y termina el sexenio sentado en su sillón del edificio azul, quizás no
pase nada. Habrá que observar si con el tiempo "alguien" o "algunos"
se quedaron en el camino y las razones. A lo menos, será la confirmación a
destiempo de que algo en 2014, lo tuvo al borde del colapso, inconforme, tal
vez mal. Quizás de nuevo los grupúsculos y las luchas de estos hayan sido la
causa real para su anuncio, la causa para enterar por la radio aquella fresca
mañana al gobernador Núñez, de una decisión que finalmente no cumplió.
Se insiste, cuestión de tiempo y
atención. Nada más.
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