Abril 30
Posted on 6:18 by Hugo Triano Gomez | 1 comentarios
Posted on 15:14 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios
La última reunión entre el Presidente Estadounidense Barack Obama y el líder Chino, en el contexto de la cumbre por el desarme nuclear, no constituye más que otra farsa.
Tal hecho evidencia -ya sin máscaras- el lugar y rol que el presidente de raza africana ha elegido: Una marioneta más es lo que decidió ser, el presidente del imperio. Empleado al servicio del sionismo internacional, a quien obedece con el objetivo de no ser despedido.
El circo de la Cumbre por el desarme nuclear, demuestra el arreglo entre el coloso oriental y el imperio para cercar y presionar a la república islámica del Irán, a fin de que desista de sus programas nucleares.
El único beneficiado: Israel.
En efecto, con la máscara de líder mundial, preocupado por la paz y el orden internacional, Obama tan sólo se ocupa de aligerar la carga en medio oriente para el pueblo de Abraham, quien teme la reacción del último bastión árabe que en forma seria se le opone.
Aniquilados Irak y Afganistán, sólo el Irán se atreve a pregonar la eliminación y expulsión de los Israelíes de las tierras ocupadas.
En términos prácticos la puesta en escena, busca además alinear a los futuros aliados de la siguiente intervención imperial en medio oriente (en su mayoría naciones arrodilladas) y desde luego, evidenciar a quienes se resisten a tal apoyo.
Norberto Ceresole, en los noventas ya afirmaba en su publicación “La conquista del imperio” el objetivo militar sionista que representa la república del Islam.
La afirmación hoy adquiere actualidad y sentido logístico, máxime si se considera que al escribir Ceresole su obra, aún no había acontecido el supuesto ataque islámico a las torres gemelas que el referido escritor argentino explica y entiende como una mera acción terrorista israelí, tendiente a empujar a las naciones agraviadas contra terceros. (coloquialmente lanzar la piedra y esconder la mano, para provocar litigios).
En el caso del pueblo americano, al cual se tiene desinformado, se le hizo creer que el enemigo de ellos permanece en el medio oriente y se encarna en el Islam. De este modo la “opinión pública” apoya las políticas gubernamentales de agresión al menos en la forma cuando se estiman agredidos.
El sueño prometedor de Obama hoy más que nunca ha caducado, al menos para las naciones no alineadas y desde luego para el pueblo norteamericano. Es uno más, de los brazos ejecutores de los amos de la Casablanca, sin que importe en algo su color de piel.
El siguiente paso después de la cumbre será sin duda, la exigencia de recibir a observadores de la ONU dirigida a la república del Islam, cuya respuesta negativa es conocida y esperada de sobra.
Los tambores de guerra por tanto vuelven a sonar, con todo y el caos económico mundial imperante, provocado por humanos y no por “factores naturales” tal y como se pretende hacer creer a fin de acabar con la era cristina desde sus cimientos y, estar así en aptitud de enarbolar y promover el surgimiento de una nueva era: la anticristiana.
Un mínimo de decencia obliga a pensar en que China y Estados Unidos deben por equidad, exigir de igual forma a la dictadura comunista de Corea la detención de sus programas nucleares e incluso a Francia, reducir sus armas de características similares. Dado que ello no sucederá por no ubicarse el ombligo del mundo en tales áreas del orbe, resulta clara la función de marioneta del presidente Obama, quien no persigue ningún interés pacífico ni humanitario, tan sólo cumple –se insiste- con sus amos.
Y es que aún y cuando Nicolás Sarkozi, líder de Francia, se opone a participar activamente en el desarme nuclear, ello no significa que se oponga a un futuro mejor para la humanidad; tal postura no resulta del todo descabellada, simplemente obedece a una realidad, que el dirigente galo expresó de la siguiente forma: “… sólo el día en que el mundo actual sea seguro renunciaré a las armas nucleares.”
Con dicha declaración, proveniente de un miembro del grupo privilegiado, se puede uno imaginar que pensará el líder Iraní al observar que los jefes de estado del mundo se reúnen para “dialogar” en torno al “desarme nuclear”, mientras él permanece rodeado de enemigos, de aliados del sionismo y de estadounidenses.
Que dios bendiga a América, por las consecuencias del inicio de una guerra entre civilizaciones.
Religión, Independencia y Unión.
Posted on 7:05 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios
Contrario a lo que pudiera pensarse, el aumento al impuesto sobre nómina planteado por el PRI-Gobierno y hecho oficial por el legislativo en Tabasco, no afectará –principalmente- a la clase patronal, sí en cambio –de nuevo- a la clase trabajadora.
Antes de cualquier otra argumentación al respecto, es de resaltar la dualidad que una vez más mostró en el quehacer y el decir el Gobernador Andrés Granier, que sin más ni más, negó tener “algo que ver” con la pretensión ahora realidad.
De entrada, es obvio que una medida de esta naturaleza rebasa la capacidad en conocimientos hacendarios del “mandatario”, por lo que suena ridículo tratar de endilgarle a éste la autoría intelectual; no así, dar por cierto que la Secretaría de José Sáiz (Finanzas por si alguien lo olvidó) tuvo que ver con la idea en la extensión de la palabra.
Por supuesto que a Granier no le tembló la mano al dar su venia para que vía Congreso del Estado, la iniciativa viera la luz, bajo el compromiso político de no vincular su nombre a la “siempre repudiada” alza de gravámenes. Solo que a Granier se le volvió a olvidar algo.
A Granier se le olvidó que hasta los poco cultos deducen que en el Congreso local -Y en los de todo el país donde existen mayorías afines al titular del Ejecutivo- no se mueve un dedo en cuanto a situaciones de fondo se refiere sin el “palomeo” de éste, en el entendido de que para entonces habrá sido asesorado –si bien le va- o informado –si no- de las alternativas que “su gobierno” tendría para atender un problema dado. Demasiado ingenuo o ignorante habrá que ser, para creer que la disposición de la que aquí hablamos (El aumento al impuesto sobre la nómina) salió en verdad de la “mente brillante” de los fallidos representantes populares.
Una lectura adicional en el “intento de deslinde” de Granier obligaría a estudiar su personalidad. Resta decir que el “químico” volvió a mostrarse “solo” preocupado por no asumir costos políticos, como si aquellos rigieran su vida, como si fueran lo más importante para él.
Sea como sea, se afirmó desde el inicio que el “actualizado” impuesto sobre nómina a tasa del 2.5 por ciento que se cobrará a partir de 2011 a las empresas en Tabasco, afectará principalmente al trabajador más que a los generadores de empleo mismos, con todo y que quienes lo asumirán inicialmente son los patrones. En otras palabras, el empresario tiene ante sí mecanismos legales que bien empleados pueden hacerle llevadera la afectación, mientras que el trabajador al carecer de ellos, tendrá literalmente que “apechugar” el golpe y nada más.
Basta observar que entre las primeras medidas de ahorro que suelen tomarse en una compañía previendo una quiebra, está la de “despedir” a su empleado “menos necesario” antes que recurrir a un financiamiento-endeudamiento desesperado, para imaginar la envergadura y la complejidad del problema.
Será necesario recordar que las empresas pueden optar por reducir sus nóminas para hacer menos pesada su carga fiscal, traduciendo esto en despidos en el caso de pequeñas y medianas empresas, y hasta en evasiones o uso de disfraces en el caso de las grandes.
En alusión justamente a los disfraces, las compañías podrían ajustar también sus montos de nómina a los que pagaban antes de la modificación sin despedir a alguien; tendrían que ubicar sin embargo en otro “régimen” a uno o a unos de sus elementos, sufragar formalmente otro tipo de “servicios” que no obstante al retirar a alguien de una plantilla, podría hacerle perder su antigüedad como trabajador y los derechos que esto le ha generado, incluida la asistencia social.
¡Y sí! todo desencadena en todo, de tal manera que si algún empresario hiciera frente a los nuevos tributos producidos por la nómina con su mismo equipo y personal, como si nada hubiera pasado, éste podría aducir quizás con razón –pero algún otro con astucia y hasta mala fe- que las utilidades cada vez son menores o simplemente inexistentes, en detrimento de un nuevo derecho laboral de su dependiente.
Cabe recalcar -para no errarle a las escenas- que las que se afectarán con todo esto son las utilidades de las empresas, que una vez más pagarán los platos que ellas mismas llevaron a la fiesta de la generación de empleos. Se afectará o al menos se retrasará algún tiempo su crecimiento, como si fuera poca cosa arriesgar un capital. Y también cabe reguntar, con medidas como esta ¿quién puede negar que los verdaderos enemigos del sistema hacendario mexicano, no son más que quienes quisieron ser independiente de la “ubre gubernamental”, el que incentiva a la actividad, el que promueve la productividad y el que la realiza a cambio de una retribución?
Es cierto también, que por definición el impuesto trata de hacer equitativa la cosa pública, pidiéndole más al que más tiene en aras de mantener al Estado en un funcionamiento adecuado. Solo que aquí –en Tabasco- mantener canonjías, gustos y modos de vida a costa del erario, son sinónimos erróneos de progreso.
A nadie en el Gobierno parece importarle que una empresa que cubre una nómina de 10 mil pesos tenga que pagar ahora en lugar de 100, 250 pesos al mes y así según sea el caso. Todos en el Gobierno, parecen olvidar las actualizaciones del predial no hace mucho realizadas, los continuos cobros excesivos por consumo de energía eléctrica, el también reciente incremento a la tasa del IVA al 16 por ciento, el respectivo del ISR y la “inamovilidad” del IETU dirigido exclusivamente a las utilidades del empresariado.
¿Qué hay bondades? Dejémoslas para el Gobierno exclusivamente, que tendrá para presumir que amplió su base de contribuyentes respecto a los demás estados en el último año y a las participaciones que ello le generará. Dirán que es ejemplo de transformación, solo que sigue sin haber a la vista rubro de inversión alguno, que no sea el de pago de salarios, que haga creer la afirmación.
Lo deleznable aquí –se sostiene- es la intentona del gobierno Granierista de querer darle atole con el dedo a la opinión pública, al no llamar las cosas por su nombre. Lo peor, es que el responsable quiera más tributos por su santa voluntad y no lo diga, escudando en gabán ajeno, los efectos de su decisión.
Posted on 6:39 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios
El 20 de abril de 1889, nació en Braunau am Inn, provincia del entonces imperio austro húngaro, quien para la generalidad representa al mismo mal, al “ángel caído”, el “último hijo de Caín”: Adolfo Hitler.
Resulta curioso que mientras se combate abierta y públicamente todo tipo de dogma (especialmente los postulados católicos); desde la caída del tercer Reich hasta hoy, contrariamente se construye y acrecenta el dogma deshumanizador de la figura del hombre conocido en este mundo como Adolfo Hitler.
Gracias a ello es fácil creer en nuestra actual sociedad, educada mediáticamente, que el hombre de referencia era capaz de devorar niños hebreos, de sodomizar a los bellos varones germánicos, de practicar cultos satánicos, de viajar en escoba a través de Europa, mientras planeaba la dominación del primitivo mundo de los treintas, e incluso, de no merecer ser nombrado.
Irónicamente, a Atila el Huno, conocido en su época como el “Azote de Dios” por sus excesos y actos bárbaros al conquistar y avasallar a los pueblos antiguos de Asia y Europa, se le reconocen matices que humanizan su personalidad y acción político militar, algo impensable para el líder Nacional Alemán.
Lo que es imposible creer por la generalidad, es que como actor político fue congruente con su discurso nacionalista, tanto que sin dudas fue un extremista en la extensión de la palabra. No concibió en efecto, una Alemania Grande en la que cupieran elementos raciales diversos.
Ello, no es ni pecado ni delito.
La postura política del líder Alemán se hallaba justificada por su entorno temporal, por la época que le tocó vivir, la del desmantelamiento de los imperios nacionalistas europeos.
Ante tal situación y no obstante que el tratado de Versalles que puso fin al primer conflicto mundial, produjo entre otras cosas que Alemania perdiera sus colonias de ultramar (concentradas mayoritariamente en el continente africano) el líder Alemán movió a su pueblo para ponerlo nuevamente de pie; lo incentivó a ello.
Los enemigos de Alemania -enemigos reales y no ficticios- observaban con gratitud la disminución territorial; sin embargo, no sucedió lo mismo al advertir la voluntad del pueblo Alemán de ponerse en pie, después su primera caída, en busca de su espacio vital.
Cierto es que liderados por Adolfo Hitler, el pueblo Alemán de su época volvió a tener esperanzas en el futuro a través de la promesa del territorio Soviético, el este europeo se convertiría en el “western” americano, en la tierra de la libertad y la que prometía mayor grandeza a las generaciones futuras germánicas.
De ahí que las potencias occidentales en nada podían sentirse agraviadas, ni verse afectadas al menos en política formal.
El territorio Soviético, gobernado por los comunistas, constituyó la razón de lucha nacionalista señalada por el líder Alemán, que tenía claro que de no asestar el primer golpe en contra del imperio marxista, sin duda alguna (y así lo demuestra la historia), habría de ser embestido por la furia roja de oriente, a como finalmente sucedió.
Más allá de las decisiones políticas militares, de las que se han escrito muchas mentiras y pocas verdades; lo cierto es que Adolfo Hitler como actor político se caracterizó por ser un revolucionario nacionalista, extraordinario orador y sagaz líder, peculiaridades reconocidas incluso por sus detractores que no son pocos.
Por ello mismo, es imposible creer en las calumnias que pesan sobre su persona en torno a lo que se conoce como Holocausto, que no es más que el presunto sacrificio sistemático de seis millones de seres. (la misma cifra resulta inconcebible)
Cualquier individuo con una inteligencia mediana, sabe y puede comprender que la magnitud de la afirmación resulta descabellada. Al pensar como asesino serial (si ello es factible) se comprende de inmediato la imposibilidad de cometer un ilícito sobre seis millones de seres humanos, sin dejar rastro.
Luego, una mente brillante como la del líder Alemán, por simple sentido común, y dada su capacidad de mando militar y político, no pudo concebir como política adecuada el exterminio de tal cantidad de seres humanos. Resulta un absurdo pues, acabar con la vida de seis millones de seres sin dejar rastro en el mundo europeo de la década de los treintas.
Así caben las interrogantes. Si se eliminaron a seis millones de hebreos, ¿Quienes son entonces los hebreos que asesinan hoy deliberadamente a niños y mujeres palestinas? ¿Quiénes son los hebreos que en 1948 fundaron el Estado de Israel, a través del despojo de las tierras palestinas árabes?
Si un error es dable reprochar al líder Alemán, es haber sido “excesivamente franco” al exponer desde una década antes de su ascenso al poder -en 1923- su plan político ideológico en la obra conocida como Mi lucha, cuya publicación y conocimiento en
En
Sólo creyendo los disparates creados en torno a la figura del hombre que fue Adolfo Hitler es posible creerlo. El grandioso actor político que fue, y desde luego sus hechos, no permiten aceptar que haya conocido y echado a andar tal empresa, pues simplemente los beneficios políticos de ello eran nulos y los costos bastantes y gravosos.
El líder Alemán además de excelente autodidacta militar, gozó de una intuición política magna; ello le permitió que siempre se proyectara hacia el futuro, que previera lo que nadie (sin duda la esencia fundamental de todo revolucionario). Más de un autor serio prescribe sus comentarios en relación al futuro del gobierno nacional socialista Alemán, para después de concluida la guerra.
La guerra hitleriana no es la misma, que concibieron los amos del mundo actual. La guerra que Hitler quiso, fue corta, temporal y de alcances regionales, se limitó a la ofensiva Barba Roja; lo demás, sólo implicó la acción entorpecedora del triunfo de aquélla por parte de los enemigos del Nacional Socialismo.
Los amos del dinero internacional del mundo hitleriano, fueron quienes convirtieron el conflicto europeo de 1939, en uno internacional. Alemania nacional no quiso nunca, ni pudo iniciar una epopeya de las dimensiones en que degeneró lo que se conoce hoy como segunda guerra mundial.
No pudo hacerlo pues la tecnología Alemana, aunque avanzada para su época era aún primitiva, no contaba además con los recursos naturales ni humanos para ello. Alemania se limitaba territorialmente a su tradicional ámbito europeo; por el contrario, sus enemigos contaban con territorios propios y el de sus colonias que implicaban desde luego mayores materias primas y mayúsculos recursos humanos (más combatientes).
Al final de la guerra más de 90 naciones habían declarado la guerra y combatían en bloque, a
David Irving historiador británico no oficial (lo que le ha ganado el mote de negacionista del holocausto), afirma en su: “La guerra de Hitler”, que el líder Alemán, nunca tuvo conocimiento del holocausto.
Por honrar a la verdad es fácil deducir que una ideología como la nacionalsocialista que señaló como responsables de los males a un grupo racial determinado, sin dudas debió producir excesos a nivel de militancia; pero tales excesos, distan mucho de ser política formal del Estado Alemán nacional Socialista; es decir, el hecho de que grupos específicos de militantes nacionalsocialistas hayan cometido excesos en contra de la población hebrea, no constituye un exterminio sistemático promovido por el gobierno.
El hecho que el actor político que fue Adolfo Hitler, haya puesto de pie nuevamente a su pueblo con recetas ajenas a la usura internacional y al sistema monetario internacional, basado exclusivamente en el trabajo productivo y en el no endeudamiento, en tan sólo cinco años (en promedio), evidencia que todo el lodo que se le atribuye sólo persigue el propósito de desmeritar su acción política.
Hitler cumplió así con el deber primero, de todo verdadero líder nacional o de quien presume ser un jefe de estado: “garantizar la seguridad de su país y el destino de sus ciudadanos”.
Envidiable en verdad, es que el pueblo Alemán cuente en su historia con un líder de tal magnitud. Los gobernantes mediocres, sin metas, sin ideales nacionales y objetivos honrosos, sólo pueden desmeritar, prejuzgar y renegar de los hechos.
En el contexto de la cacareada Cumbre para
El mundo de Adolfo Hitler no fue seguro, sin embargó pretendió, buscó y luchó por hacer que el de las futuras generaciones germanas lo fuera; en ello perdió la vida por mano propia, pero antes, a ello dedicó su acción política.
En conmemoración del CXXI aniversario del natalicio del mayor líder político militar del siglo XX, estas líneas van a su memoria, en donde sea que se encuentre.
¡Heil Hitler! Religión, Independencia y Unión.
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