SEGOB: Lecturas del cuarto. . .

Posted on 18:58 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios


Hugo Triano Gómez



No hace mucho -cuando la época de oro del Presidencialismo Mexicano- ser Secretario de Gobernación representaba más que el poder de hacer y deshacer, una auténtica esfera de autoridad, tanto que se suponía –y se entendía así- que ahí se estaba preparando al próximo Presidente de la República.
Allí están los casos del “cachorro revolucionario” Miguel Alemán Valdés, el del “estabilizador” Adolfo Ruiz Cortinez, el del “malora” Gustavo Díaz Ordaz y su “delfín” Luis Echeverría Álvarez, que de la posición “saltaron” a la primera magistratura del país.
Adolfo López Mateos, José López Portillo, Carlos Salinas, el malogrado Luis Donaldo Colosio, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y hasta el propio Felipe Calderón son otra historia, pues si bien no emergieron de dicha cartera, por supuesto tuvieron que ver con ella en la idea de que siempre hubo en su titular un rival político por excelencia que pudo cambiar la historia –no necesariamente para bien- y echar por la borda proyectos “personalísimos” de los en su momento futuros mandamases del país.
López Mateos por ejemplo tuvo que dejar en el camino -con todo lo que eso implica- a Ángel Carvajal, el fiel Secretario de Gobernación de Ruiz Cortinez pese a que acompañó a éste desde sus tiempos en la gubernatura de Veracruz; López Portillo a Mario Moya Palencia, “hombre fuerte” de la época Echeverrista que incluso lo había sucedido cuando Díaz Ordaz lo ungió Candidato Presidencial y Carlos Salinas a Manuel Bartlet, que “irónicamente” lo ayudó después a “consumar” su triunfo con la siempre anecdótica caída del sistema.
El caso de Miguel de la Madrid podría distinguirse con un asterisco, luego que el encargado de los “asuntos internos” de López Portillo, Jesús Reyes Heroles, no atendiera según los informados de la época a la insinuación Presidencial de modificar el marco legal en su favor para permitirle, pese a sus raíces españolas, ser elegible para la Presidencia. Más allá de que la reforma se logró varios años después, eso hizo que López Portillo empleara un criterio distinto y viera en el PRI Nacional y en Javier García Paniagua a su posible sucesor, escenario que al final tampoco cuajó.
En la era reciente, Luis Donaldo Colosio y Ernesto Zedillo enfrentaron “rivales de peso” pero de nuevo en otras áreas distintas a Gobernación, con todo y que en su momento algo se dijo de la posibilidad Presidencial de Fernando Gutiérrez Barrios y Patrocinio González Garrido. Más, en el caso del primero, por las influencias y posibilidades de Manuel Camacho Solís y Joseph Marie Córdova Montoya.
La Candidatura de Vicente Fox en este aspecto sigue siendo sui géneris, aunque en el año 2000 el abanderado Priísta fue de nuevo un “hijo de la SEGOB”: Francisco Labastida Ochoa. Si bien al interior del PRI se impuso, el de las botas, terminó endilgándole como se sabe, una histórica derrota en los comicios presidenciales de entonces.
Caso similar a los de la época reciente –pero con el tino de ser el supuesto ganador inesperado- es el de Felipe Calderón, que para lograr ser Candidato Panista tuvo que volverse “desobediente” y sentenciar la suerte del considerado aspirante idóneo del Foxismo, Santiago Creel, que aún busca la reivindicación.
En el contexto planteado, la salida de Fernando Gómez Mont de Gobernación sí le significa a Calderón una pérdida política, aunque considerando que las posibilidades a la sucesión presidencial desde allí se mantienen a la baja, no necesariamente tiene que ser una de “proporciones inimaginables” o “condiciones irreparables”.
Después de todo, desde la misma salida de Francisco Ramírez Acuña se ha afirmado que el Presidente perdió uno de sus principales proyectos, que luego reverdeció en Juan Camilo Mouriño y más tarde en el hoy despedido.
Concediéndole razón a la afirmación, habrá que advertir que por lo menos Calderón ya intentó revivir y darle utilidad electoral a la Secretaría de Gobernación, que él mismo ayudó a reducir a casi nada.
Esto no sugiere tampoco que Francisco Blake Mora, por el solo hecho de llegar a las “grandes ligas” pueda ganar el premio Cy Young; seguro habrá más prospectos en la fila y no faltará la moderna “sugerencia” presidencial del tapado, que más tarde que temprano, dará luces de su verdadero sentir.

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