Hugo Triano Gómez
No hace mucho -cuando la época de oro del Presidencialismo Mexicano-
ser Secretario de Gobernación representaba más que el poder de hacer y
deshacer, una auténtica esfera de autoridad, tanto que se suponía –y se
entendía así- que ahí se estaba preparando al próximo Presidente de la
República.
Allí están los casos del “cachorro revolucionario” Miguel Alemán
Valdés, el del “estabilizador” Adolfo Ruiz Cortinez, el del “malora”
Gustavo Díaz Ordaz y su “delfín” Luis Echeverría Álvarez, que de la
posición “saltaron” a la primera magistratura del país.
Adolfo López Mateos, José López Portillo, Carlos Salinas, el malogrado Luis
Donaldo Colosio, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y hasta el propio Felipe Calderón
son otra historia, pues si bien no emergieron de dicha cartera, por supuesto
tuvieron que ver con ella en la idea de que siempre hubo en su titular un rival
político por excelencia que pudo cambiar la historia –no necesariamente para
bien- y echar por la borda proyectos “personalísimos” de los en su
momento futuros mandamases del país.
López Mateos por ejemplo tuvo que dejar en el camino -con todo lo que eso
implica- a Ángel Carvajal, el fiel Secretario de Gobernación de Ruiz Cortinez
pese a que acompañó a éste desde sus tiempos en la gubernatura de Veracruz;
López Portillo a Mario Moya Palencia, “hombre fuerte” de la época
Echeverrista que incluso lo había sucedido cuando Díaz Ordaz lo ungió Candidato
Presidencial y Carlos Salinas a Manuel Bartlet, que “irónicamente” lo
ayudó después a “consumar” su triunfo con la siempre anecdótica caída
del sistema.
El caso de Miguel de la Madrid podría distinguirse con un asterisco, luego
que el encargado de los “asuntos internos” de López Portillo,
Jesús Reyes Heroles, no atendiera según los informados de la época a la
insinuación Presidencial de modificar el marco legal en su favor para
permitirle, pese a sus raíces españolas, ser elegible para la Presidencia. Más
allá de que la reforma se logró varios años después, eso hizo que López
Portillo empleara un criterio distinto y viera en el PRI Nacional y en Javier
García Paniagua a su posible sucesor, escenario que al final tampoco cuajó.
En la era reciente, Luis Donaldo Colosio y Ernesto Zedillo enfrentaron “rivales
de peso” pero de nuevo en otras áreas distintas a Gobernación, con todo y
que en su momento algo se dijo de la posibilidad Presidencial de Fernando
Gutiérrez Barrios y Patrocinio González Garrido. Más, en el caso del primero,
por las influencias y posibilidades de Manuel Camacho Solís y Joseph
Marie Córdova Montoya.
La Candidatura de Vicente Fox en este aspecto sigue siendo sui géneris,
aunque en el año 2000 el abanderado Priísta fue de nuevo un “hijo de la
SEGOB”: Francisco Labastida Ochoa. Si bien al interior del PRI se
impuso, el de las botas, terminó endilgándole como se sabe, una histórica
derrota en los comicios presidenciales de entonces.
Caso similar a los de la época reciente –pero con el tino de ser el
supuesto ganador inesperado- es el de Felipe Calderón, que para lograr ser
Candidato Panista tuvo que volverse “desobediente” y sentenciar la
suerte del considerado aspirante idóneo del Foxismo, Santiago Creel, que aún
busca la reivindicación.
En el contexto planteado, la salida de Fernando Gómez Mont de Gobernación
sí le significa a Calderón una pérdida política, aunque considerando que las
posibilidades a la sucesión presidencial desde allí se mantienen a la baja, no
necesariamente tiene que ser una de “proporciones inimaginables” o
“condiciones irreparables”.
Después de todo, desde la misma salida de Francisco Ramírez Acuña se ha
afirmado que el Presidente perdió uno de sus principales proyectos, que luego
reverdeció en Juan Camilo Mouriño y más tarde en el hoy despedido.
Concediéndole razón a la afirmación, habrá que advertir que por lo menos
Calderón ya intentó revivir y darle utilidad electoral a la Secretaría de
Gobernación, que él mismo ayudó a reducir a casi nada.
Esto no sugiere tampoco que Francisco Blake Mora, por el
solo hecho de llegar a las “grandes ligas” pueda ganar el premio Cy
Young; seguro habrá más prospectos en la fila y no faltará la moderna “sugerencia”
presidencial del tapado, que más tarde que temprano, dará luces de su
verdadero sentir.
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