Mayo 18.
Voz perpetua y autorizada en la materia, aunque no totalmente valorada. Hombre que pasó de las letras a la acción en su afán de lograr un acervo museográfico –distinto al poético- para este su país, su continente y su mundo, es la de Carlos Pellicer Cámara.
Forjador público y organizador de (por lo menos) siete recintos, Mass Opinión recuerda hoy al “natural” Pellicer en el marco del "día internacional de los museos".
No, no es exageración recordar la deuda del sector cultural del país respecto al trabajo y pensamientos del oriundo de San Juan Bautista sobre los museos. Poco o casi ningún material en este rubro se tiene a disposición. Bien valdría la pena aprovechar la efeméride, para una nueva revaloración -y consideración siquiera- en los criterios para publicación de obras.
En tanto algo se concreta , compartimos con usted “El viaje” de Carlos Pellicer, un elemento –quizás-imprescindible para soñar y realizar un vasto mundo... como el de los museos.
...Y moví mis enérgicas piernas de caminante
y al monte azul tendí.
Cargué la noche entera en mi dorso de Atlante.
Cantaron los luceros para mí.
Amaneció en el río y lo crucé desnudo
y chorreando la aurora en todo el monte hendí.
Y era el sabor sombrío que da el cacao crudo
cuando al mascar lo muelen los dientes del tapir.
Pidió la luz en hueco para saldar su cuenta
(yo llevaba un puñado de amanecer en mí).
Apretaron los cedros su distancia,
y violentareunió la sombra el rayo de luz que yo partí.
Sobre las hojas muertas de cien siglos, acampo.
Vengo de la montaña y el azul retoñé.
Arqueo en claro círculo la horizontal del campo.
Sube, sobre mis piernas, todo el cuerpo que alcé.
Rodea el valle.
Hablo y alrededor, la vida, sabe lo que yo sé.
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