Vidas arrebatadas.

Posted on 9:51 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios

Flor de Líz Pérez Morales.










El asesinato del doctor Rubén Padrón Magaña y la marcha por la Paz en muchas ciudades de la república mexicana, es la elocuente muestra de que los problemas en nuestras ciudades dejan de ser una simple situación aislada para convertirse en las tripas de una sociedad mutilada, que ahora mismo no encuentra respuestas a sus llamados de auxilio.
No conocí al ex delegado de la Cruz Roja, sin embargo, no es una excusa para no condenar un acto atroz que lleva al seno de una familia, de la forma más cruel, el dolor de la pérdida de una vida. Nada seguramente llenará los vacios de una persona cuya labor hoy se estima en las lamentaciones de muchos sectores sociales, ni siquiera los reclamos de las personas que se miran reflejados igualmente como seres indefensos cuya impotencia no encuentra eco en ningún lado. Nada pues dimensiona una situación como la muerte pues nunca será aceptable la forma en que se arrebata la oportunidad de vivir.
La violencia vivida en Villahermosa es el espejo de la descomposición social que cubre todas las esferas sociales, es producto de la desesperanza, es hija de la impunidad, es la piel de la barbarie, es el sabor amargo de la injusticia, pero especialmente la violencia es la hija mal parida de la anomalía de la vida. Nada la justifica.
Ahora se nos ha convertido en una lamentable escena de horror que pulula en todos los lugares y hogares, trazando centímetro a centímetro el desenfreno del miedo y lo inhumano. Lo más lamentable dentro de todo esto es que nos damos cuenta que nada se quiere hacer, que nada se espera ya; que ante la amenaza de lo vivido buscamos solo ser sobrevivientes y queremos acostumbrarnos a que esto es lo “normal”. Casi damos gracias porque en un día cotidiano se nos haya permitido estar vivos.
Asaltos, secuestros, asesinatos a mano armada, bombas caseras, ametralladoras, autos bombas, arsenales completos, navajas, cuchillos, son símbolos que transgreden a la palabra más sencilla: Paz.
Por eso aunque parezcan inútiles, las manifestaciones por la paz en nuestras ciudades llevan en sus pancartas o arengas un grito que magnifica lo que queremos de nuestros gobernantes, de nuestras autoridades. En ellas se hurga y se saca el encono de una sociedad que parece muerta pero que aún da alaridos pidiendo vivir y convivir en paz.
Si señor presidente Felipe Calderón Hinojosa, usted en 1997 también marchaba con su esposa e hijo en las manifestaciones por la paz de este país, usted también pugnaba porque su familia tuviera la tranquilidad de vivir en un país seguro ¿Por qué ahora minimiza, con voz timorata y sin respuestas, que usted también quiere la paz?
Señor gobernador de Tabasco, Andrés Granier Melo, la lucha contra la violencia va más allá de retenes y "aplicación" de la ley; la lucha contra ella va de la mano con un crecimiento equitativo del desarrollo económico; de empleos, educación, salud, vivienda, categorías esenciales y precisas que ofrecen una vida digna en cualquier lugar del mundo. La lucha contra la violencia va aparejada de una ciudad hermosa a la vista, cuyos habitantes engalanan la tranquilidad de los hogares ¿Se está ofreciendo eso?
Ustedes, igual que yo y nosotros aún vivimos en este país, en esta ciudad. No vamos migrar de ellas, no podemos salir de ellas porque son nuestros hogares, aún cuando ahora se vean como lugares monstruosos y llenos de miedo. Nos cuesta acostumbrarnos a que eso es lo mejor que nos pueden dar. Esa no es la respuesta que queremos los ciudadanos de México.
Nos negamos a las muertes con saña y con impunidad. Aspiramos y queremos ciudades sin murallas, sin armas, sin temores. Aunque cueste creerlo, solo queremos... vivir en paz.

0 comentarios:

Publicar un comentario