3 años de Hidalgo.
cRicardo S. Rivera Pizarro.
Un trabajador regular, ya sea obrero, empleado, incluso burócrata, a no ser que tenga un puesto de titular tiene -en la mayoría de los casos- como responsabilidad llegar a su trabajo en un horario determinado, en situaciones más específicas hasta checa su entrada y se hace acreedor a estímulos de puntualidad o castigos por no cumplirla; además que la asistencia a sus labores es indispensable no sólo para garantizar su pago sino para mantenerse en el puesto. Aún en los casos de los trabajos donde se pide laborar "bajo presión", hay consideraciones para distribuir los pendientes a lo largo de distintas jornadas para no generar una carga que no sea posible asimilar. Esto, en un trabajo regular.
En un trabajo de ensueño donde los sueldos son de los más altos del estado, donde no hay jefes y por ello no se le rinden cuentas a nadie, todo queda rebasado y olvidado. Un puesto con esas características es posible, y se puede obtener sólo bajo dos formas, por la votación directa o por la vía plurinominal. Sí, los diputados del Congreso Local hoy viven sus tres "años de Hidalgo", ganan lo que muchos no ganarían en muchos años, y trabajan pocos y hasta casi nada. Su forma de legislar se basa en levantar la mano y en algunos casos fijar posturas desde la tribuna sin mayor trascendencia, dar gestiones y acudir a sesionar sólo una vez a la semana.
Y es que, en el colmo del desinterés y la falta de representatividad popular, los legisladores locales -de todos los partidos- sin consultar a los votantes que los llevaron a la curul que hoy cómodamente ocupan, han optado por tomar una decisión importante y que pretenden minimizar o que el pueblo pase por alto: Acudir al Congreso sólo una vez por semana para sesionar las dos veces a las que les obliga la ley.
A falta de una explicación de los propios diputados, se pueden concluir algunas razones por las que optaron por dicha determinación:
1.- Simplemente, no les interesa el trabajo.
2.- La legislación no es su fuerte, lo de ellos es el contacto con el 'pueblo', lo que lleva a una tercera conclusión.
3.- Están más concentrados en las campañas que aunque aún no inician formalmente, ya muchos realizan en sus respectivos municipios. Llámense priístas con el millón de firmas contra CFE o acarreando porras a eventos políticos, o solaztequistas entregando despensas en los municipios donde son gobierno, así como los panistas que ya la hacen de alcaldes en la zona de los ríos, y hasta los de los de los minipartidos que no debaten, no proponen, pero sí cobran. Siempre privilegiando sus asuntos personales.
Como consecuencia de la decisión de la legislatura y avalada por la Junta de Coordinación Política, las sesiones dobles son tediosas, cargadas con muchos temas al grado que los propios diputados no las aguantan y se salen del salón de plenos, dejando por momentos sin quórum la sesión; así mismo, algunos puntos importantes son ignorados o sólo tomados de trámite; además que en los casos más graves, los legisladores apenas pasan lista y abandonan la sesión.
Lo que le espera a esta legislatura es pasar a la historia como una de las peores en la historia, pues aunque en fechas recientes se han dado problemas internos por la polarización de posturas que provocaban conflictos en el desahogo de los puntos en el legislativo, al final, los trabajos salían.
Lo importante ahora no es pedirles cuentas, sino estar pendientes de cómo trabajan esos que se llaman nuestros representantes y ver si por lo menos alguno tiene la vergüenza suficiente de admitir y (revelar) quién propuso el acudir sólo a veces a los trabajos por los que se le paga una abundante dieta y la razón por la que prefieren ausentarse de ellos. Y así, sin más, poder decir: “Pueblo, hé ahí tu diputado. Diputado, hé aquí tu pueblo que te espera en las urnas el próximo año”.
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