Disfunción legislativa.

Posted on 14:59 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios

Ricardo S. Rivera Pizarro.  



Parálisis en el Congreso, disfunción legislativa, inactividad de los diputados, todos son sinónimos de lo que en particular en esta legislatura se ha vivido en Tabasco y que se puede traducir como la desafortunada inutilidad de un poder público.
Han sido dos años completos en que el edificio frente a Plaza de Armas, se ha dedicado a muchas cosas, menos a legislar. Por sus pasillos, oficinas y salones ha habido de todo, excepto la discusión de los temas primordiales de la entidad. La llamada “máxima tribuna del estado” se ha desperdiciado; el salón de plenos lo han desaprovechado y en concreto, el puesto lo han terminado de desprestigiar.
Y aunque cada trienio el comentario es reiterativo en cuanto a que “la actual es la peor legislatura que ha tenido Tabasco”, podría ser la vigente la que rompa la tradición y se robe el calificativo en la historia. Los diputados que tuvieron su paso por las curules, desecharon la oportunidad de hacer historia tomando decisiones de peso, evadieron su responsabilidad y permitieron que dichos asuntos les caminaran por enfrente sin siquiera detenerlos para revisarlos.
Como se recuerda, al inicio de la diputación, el Congreso evaluó entre otras cosas, temas como el aumento en todos los derechos y gravámenes en Tabasco, incluyendo el impuesto sobre nómina, que pese a no causar un efecto agradable en el empresariado local, al final, “pasó” sin mayor oposición. También hubo la oportunidad histórica de analizar la posibilidad de desaparecer la tenencia, y en vez de ello, se admitió la propuesta del ejecutivo de crear el Impuesto Estatal Vehicular en su lugar.
Así, el poder legislativo se convirtió en una “ventanilla de trámites burocráticos” en la que el gobernador realiza sus gestiones que sólo se detienen por los tiempos legales que estos mismos tardan. Sin mayores problemas, se han dado ahí reformas trascendentales como la electoral, se eligieron a los consejeros del ITAIP, se logró la elección de cuatro consejeros del IEPC -de los que ahora se queja la oposición, pero no hizo algo por definirlos de otra manera-. También se le extendió el tiempo en su cargo a Francisco Rullán al frente del Órgano Superior de Fiscalización, que pese a las críticas en su contra, obtuvo los votos de panistas y perredistas, que en el colmo del descaro, estos últimos no tuvieron el valor de admitir que votaron por su permanencia 7 años más.
Por el lado contrario, han quedado olvidados temas como la glosa de los informes gubernamentales, las comparecencias de funcionarios públicos ante el pleno, el desechamiento de la propuesta de alarma social, la reforma a la Ley Orgánica del propio poder, la nueva Ley de Adquisiciones, la revisión a fondo de la recomendación de la CNDH por las inundaciones 2010, la solución a los problemas con la CFE y un sinnúmero de temas que hoy están “en la congeladora”.
En estos dos años y contando, el PRI, pese a su carencia de liderazgo y su sumisión a las decisiones del ejecutivo logró su papel, el de dar trámite a todo lo que le han puesto en frente y concretarlos sin revisión. Por el lado contrario, la oposición caducó como fuerza política y se enfocó en deliberar en público sus divisiones internas, privilegiando los acuerdos en lo privado con la Junta de Coordinación Política, a cambio de favores que les permitieran pasar hacia un nuevo puesto en este 2012.
En conclusión, la labor del actual Congreso se puede resumir en un solo acto: la desbandada de la mitad de sus diputados por un nuevo puesto. 17 de los 35 legisladores que se despojaron de la investidura -con todo y el fuero y su dieta- en búsqueda de una nueva posición. Privilegiando lo electoral sobre lo esencial; lo político por encima de los fundamental para la vida pública del estado. Asumiendo una decisión que aunque pudiera verse como de tipo “personal”, lamentablemente afectará, como hasta ahora, el transitar de Tabasco.

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