Relevo en Tabasco: La lectura del debate II.
Hugo Triano Gómez.
Si
de creer en los dichos de las campañas dependiera el desarrollo de una sociedad,
los problemas más complejos y añejos de Tabasco estarían resueltos desde hace
mucho. En el peor de los escenarios, estarían por resolverse.
Desafortunadamente no hay algo más alejado de la realidad.
Retomando
la revisión de lo ocurrido en el reciente debate entre los candidatos al
gobierno de la entidad, hay que advertir que algunos temas quedaron inconclusos
en su discusión pese a su importancia, ya sea por poco interés, incapacidad o
simple “estrategia”.
Así,
los que siguieron el encuentro del domingo anterior escucharon a Jesús Alí
decir por ejemplo, que su posible gobierno “será
el más municipalista” que haya tenido la entidad. Amén de la corriente
constitucional que mandata a fortalecer los municipios y del antecedente que
como edil de Centro posee, Alí se quedó corto en sus planteamientos, reduciendo todo a la
confianza –a ciegas- que pide para su proyecto. Demasiado simple resulta para
un criterio serio, basar en microcréditos para pozolerías y panaderías así como
en la remodelación de centros históricos el “avance”
municipal, como planteó el candidato
Priísta.
Gerardo
Priego quizás tenga razón en el énfasis que puso en cuestionar a Alí por
abandonar antes del término legal su mandato la alcaldía, en el entendido de
que para alcanzar objetivos en un proyecto hace falta vigilarlo de cerca y
responsabilizarse por él. Mejor hubiera sido para el Panista hablar de
detonantes en particular, más allá de los generales que como todos presentaron.
Si acaso algún destello se asomó en el asunto municipal, cuando habló de
constituir fondos equivalentes a los del paripassu y de adecuar al ámbito
estatal el famoso “oportunidades”, pero nada más.
En
el contraste Arturo Núñez habló de modificaciones constitucionales para
procurar la “suficiencia económica”
de los municipios, una vieja y razonada demanda de los Ayuntamientos de todos
los colores, que se deduce –porque tampoco lo dijo- buscaría ampliar la
aportación de recursos federales y estatales a éstos fijada desde hace un buen
en el 22% por ciento y que generalmente se emplea en gasto corriente. Observar
los candados y las etiquetas que los “incrementos”
pudieran tener será prioridad, toda vez que se dijo, la intención es que los
municipios “puedan hacer más cosas”.
Lo
del respeto pleno a la autonomía municipal
más que una “promesa” es una
exigencia, una que todos los candidatos debieran asumir más allá del discurso,
para que los “órganos mínimos de
gobierno” dejen de ser panacea del despilfarro y la corrupción y una simple
“cuna de grillos”.
Cierto es también que
ninguno de los tres aspirantes a sucesor de Andrés Granier, se definió sobre la
conveniencia de modificar la ley orgánica de los municipios pensando en distribuir
de mejor forma las regidurías, de tal forma que quien no logre la posición
quede suficientemente representado y el triunfador enfrente los contrapesos
necesarios para no imponer como sucede su “atinada
o desatinada” voluntad. Si son partidarios o no de la reelección de alcaldes
y si alentarán la creación de más municipios, son otros misterios que habrá que
esperar para dilucidar. Baste recordar que la autonomía municipal no puede pasar nunca por encima de los
intereses estatales que ellos… representarán.
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