Sucesión 2012: El juego que todos quieren jugar.

Posted on 11:03 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios

 
Flor de Líz Pérez Morales. 


Como alguna vez lo dije, las campañas electorales se avizoraban no solo intensas, sino de debates intestinos que darían cuenta, en la búsqueda por el electorado, de un verdadero avasallamiento. Tres ángulos emergen de esto, más allá de las decisiones propias de los ciudadanos; por un lado, el tema de las encuestas, el de los medios de comunicación y por otro, la forma de hacer mercadotecnia política. Todos ellos implicados.
Lo cierto es que la seriedad de muchas encuestadoras ha permitido grados de desconfianza que evidentemente no contribuye al fortalecimiento de la democracia. Cada candidato, en el nivel que se presente, muestra números como augurios que rayan en el sortilegio “eficiente” de la inventiva. Ahora mismo muchos se dicen ganadores de las encuestas que ellos mismos solventan, pero que en esencia se anotan en el engaño y en la idea de marcar directrices que “orienten” la decisión ciudadana.
Los números alientan la perversa idea de que con ello se llegará al triunfo, sin la certeza del pensamiento social que ronda en la gente. Los elementos de información se convierten entonces en elementos de control, buscando incidir con ello en la opinión pública.
En la misma tesitura, mayoritariamente los medios de comunicación en México y Tabasco han decido apostarle al sistema y no al ciudadano. Se enrolan en la llana idea de que las autocracias deben seguir gobernando con la plena complicidad de las instituciones que marcan y desmarcan su accionar. Es penoso ver, pero más entender, la forma sesgada con la que se materializan los “intereses especiales”. Las facturas comienzan a cobrarse, y seguirán cobrándose. El indicativo no es ya el poder del Estado sobre las empresas, sino el poder de los medios que controlan al Estado.
La petulancia de los rostros que dan la cara en los medios, donde no se respeta, ni se avalan los principios básicos del periodismo, ha creado climas que violentan la mirada ciudadana. Fue penoso ver por ejemplo, la semana pasada, las miradas sarcásticas o la postura sobregirada de los conductores de “Tercer Grado”, en el programa de Televisa, que en el afán de convertirse en intelectuales de la palabra mediática, rayaron en la ladrería y griterío desarticulado. Lo que vimos de fondo era la pérdida del control en las tradicionales audiencias. El debate en twitter y facebook así lo entonaban.
Lo cierto es que todo ha cambiado, el impulso y auge de las tecnologías han diversificado el mercado político, que ahora mismo ya no permanece tan cautivo. Las redes sociales se han convertido en alternativas donde a las empresas encuestadoras y mediáticas empiezan a cuestionársele su fiabilidad.
Un gran número de audiencias en estos tiempos se han rebelado y han abierto la puerta de la crítica y la desconfianza en tales aparatos de estado.
Los viejos esquemas impuestos por el modelo norteamericano de hacer propaganda política quedan marginados del ideario social. Los espectaculares, lonas, carteles, gorras, playeras y demás recursos hoy se empiezan a mirar como símbolo de una política anquilosada. En muchas ciudades europeas está prohibido contaminar el ambiente con la propaganda visual de antaño. La solvencia política se dirime en estos tiempos en redes sociales y debates donde se exponen los modelos y proyectos de un país, pero ante todo, la capacidad intelectual del político.
Los debates son ahora una exigencia ciudadana que rebasa el interés de un partido de futbol; muestra de ello es la participación de jóvenes en redes sociales y las manifestaciones ciudadanas en el país, aunque eso es solo el síntoma del malestar social y no propiamente… de la democracia.

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