Solo para Presidentes. (Municipales y electos)
Hugo Triano Gómez.
Mientras el asunto de los bonos de marcha sigue esperando para poner a cada quien en su sitio, algunos otros aspectos del quehacer municipal sirven para reforzar la idea de que las cosas allí, también deben cambiar…y en breve.
No en balde se ha dicho aquí, que los gobiernos
municipales no han justificado con su actuar la pretensión aún vigente de
permitir la reelección de los alcaldes. Y es que a lo largo de los años los
municipios se han convertido principalmente en un "semillero de
grillos",
que después darán inevitablemente el salto a la "política de los
millones",
que igual y se valdría si se antepusiera la auténtica eficiencia, pero no; se han convertido en los "consoladores
naturales"
de quienes creyéndose capaces de alcanzar algo mayúsculo tienen que conformarse
con "algo" para seguir en la "jugada". Ejemplos hay muchos, por
eso tanta improvisación, tanta "locura", tan malos gobiernos.
El caso de los policías extinguiendo un incendio en
un local del mercado de Tenosique, exhibe más allá del heroísmo de los agentes
que participaron, que los municipios siguen siendo tan vulnerables como
siempre, ante cuestiones imprevistas. Haya sido como haya sido, el cuerpo de
bomberos del municipio podría no ser culpable del todo en la omisión en la que
incurrieron. Bastaría con revisar si cuentan con el equipo de seguridad
necesario para hacer frente a un siniestro -pequeño o de dimensiones mayores-
si a como ha sucedido ya en otros lugares, cuentan con las pipas indispensables
para su tarea y si finalmente tienen una vía de comunicación, medios de
transporte y el personal adecuado para su intervención.
Es cierto que aquí nada pasó a mayores, pero a
expensas siempre de lo que papá gobierno -estatal- les aporte, los
Ayuntamientos han demostrado en cientos de casos más incapacidad y desidia
cuando de generar ingresos propios se refiere.
Faltos de imaginación, de preparación, y sobre todo
de voluntad y convicción, los Ayuntamientos apuestan a mantener el estado de
cosas que reciben, basados en la confianza de que el tiempo pasará; que
mientras tanto las cuentas de ahorro de quienes los dirigieron se engrosarán y
con el favor de Dios, algo mejor les deparará el sistema.
Pocos en verdad han sido los municipios que en
Tabasco le han apostado a resolver el problema financiero que enfrentan, a
procurar ya no el engrandecimiento del patrimonio, si no el mejoramiento o
conservación del que se tiene; los que le han apostado a revertir los problemas
de las redes de agua potable, de la infraestructura mínima.
La clasificación de la basura como tarea de educación
y organización, siguen siendo aquí metas inalcanzables, equiparables a la
alguna vez señalada "imperiosa necesidad" de pasar de los basureros
a cielo abierto a los rellenos sanitarios. Hablar tan solo de las las
direcciones de medio ambiente o de la de asuntos indígenas en los Palacios municipales,
es hablar en su mayoría de elefantes blancos, pues -como en efecto se pensó-
con el solo hecho de crearlas poco o nada se logró.
Por eso no es exagerado insistir en que lo más
importante para los ediles es hoy aún tras las elecciones, la politiquería
-disfrazada de política-. Tan solo es cuestión de revisar cuántos primeros
regidores han buscado en la última década la "representación
popular"
de las cámaras legislativas para corroborarlo. ¿Cuántos más se sumarán a la
lista en 3 años? ¿Cuántos "desahuciados" en una competencia mayor,
llegaron o buscaron llegar a las primeras regidurías para evitar la "muerte" dentro de la actividad?.
Lo penoso amén
de los resultados, es que en la muerte muchos de ellos serán recordados como
uno más de los que prometieron y no cumplieron; como uno más de los que "le
vendieron el alma al diablo" con tal de "prosperar" que no de trascender; como
uno más que olvidó el honor que debería ser servir al público, no públicamente…
servirse… de él.
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