Cangrejópolis.

Posted on 20:24 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios


Hugo Triano Gómez.



En el mundo de la "competitividad" las evaluaciones son imprescindibles, obligadas si se cree en la teoría de que reconociendo las debilidades se pueden tomar decisiones que ayuden a retomar el rumbo extraviado.
Con ello aceptado, es obvio que quien se rehuse a "medirse" es susceptible a estancarse, a no potencializar sus capacidades y a ignorar y a no corregir sus problemas. En otras palabras a hacerse habitante de "cangrejópolis", donde nadie va para adelante y todos para atrás. . . con naturalidad.
En México, se sabe, la educación está mal y ahora la encargada de fijar las políticas públicas a nivel federal -la SEP- ha decidido terminar el ciclo de la polémica prueba ENLACE.
Desafortunadamente es esa cualidad la que parece haber llevado a la ruina un proyecto que luciendo serio, no pudo sobrevivir a los constantes golpes de sus opositores políticos y sindicales, aunque claro está, no fueron los únicos que trabajaron contra ella.
La prueba ENLACE -con todo lo que se diga- dio muestras de ser un mecanismo útil en cuanto al reflejo del conocimiento de los dos grupos auscultados: El de los maestros y los estudiantes. 
No en balde los primeros la "satanizaron" cuando comenzaron a observar que los resultados que obtenían no eran los que hubieran esperado tanto por las que creían eran sus capacidades, conveniencias y relaciones como por el reflejo en los alumnos de los "conocimientos" que impartieron en las aulas.
La traición de quienes debieron resguardarla y hacer todo lo posible para fortalecerla, jugó también un papel en contra de la prueba. Quizás esta pueda decirse fue su debilidad mayor. Solo así se alcanzará a entender la gravedad de haberla corrompido, prostituido, vendiendo -por ejemplo- los reactivos al mejor postor.
El vínculo "mejores resultados-estímulos económicos"  que ofrecía ENLACE solo favoreció la ambición de quienes creyéndose astutos pensaron que jamás serían detectados y nunca pusieron -como debieron- el interés de educar por delante.
Como sea, la "ambición" de unos cuantos no debiera ser motivo suficiente para decir que una evaluación técnica en cuyo diseño participaron profesionales y especialistas no sirve. En todo caso, lo que dejó de funcionar fue la supervisión.
Con lo ahora ponderado es lógico que la noticia de la desaparición de ENLACE no haya sido bien recibida en todos los ámbitos, aunque habrá que decir que ello no significa que la educación vaya a dejar de ser observada, analizada. Sugerirlo siquiera platearía un retroceso dentro de la limitada reforma educativa de la que siempre se habla en México y que en verdad solo quedó en el discurso y en un intento de.
Los nuevos riesgos, que son los que deberían tener ocupados a los interesados, son que en aras de hacer parecer al proyecto que sustituirá un mecanismo que aún es perfectible, como algo novedoso sin serlo y cuya principal característica sea tener un nombre distinto, se esté dejando de evaluar el fondo (maestros y alumnos) y se opte por quedarse en la forma. Que el sustituto de ENLACE no sea más que una respuesta político partidista a las críticas, una manera de sellar con nuevas siglas la "distancia" del gobierno Peñista respecto de las gestiones panistas. 
Pensándolo de otro modo, ir al fondo con la evaluación de la educación obliga a dar el paso que este ensayo no dio. Hace imperativo castigar administrativamente y hasta donde se pueda a quien ose adquirir las pruebas intentando defraudar un sistema por puro amor al dinero. Obliga a capacitar con tiempos establecidos a quienes perjudican por su incapacidad al alumnado, con la posibilidad de mejorar, pero con la necesidad de prescindir de sus servicios si no exhibe una mejora sustancial.
Lo que está en medio de todo no es cualquier cosa. Es el talento de quienes sucederán a la actual generación, que por supuesto vale el intento. Aplicar la norma estrictamente en pos de la educación no es nuevo en el mundo que avanza a una velocidad vertiginosa de la mano del conocimiento. Sí que lo sería … en cangrejópolis.

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