De hienas, chacales, robos... y locuras.
Aislados
los acontecimientos podrían no ser más que una noticia escandalosa del día…
Conjugadas, las historias dan muestra de las sociedades del siglo XXI.
Comenzar
por lo sucedido con una madre que olvidó su más emblemática y cara tarea,
llegando al grado de clavarle una tijera 90 veces a su bebé, ponen los pelos de
punta a cualquiera. Obliga a pensar en lo que podría haberle motivado a actuar
así. La "simple mordedura" de un pezón en el afán del bebé de
alimentarse, luce como una explicación alejada de la suficiencia que se
requiere para el caso. Se torna alejada de la realidad, con todo y que la mujer
haya sido sometida a un examen médico, en el que por cierto, se le descartó
esquizofrenia.
Es de
pensarse que las marcas en la vida del pequeño más allá de las dejadas en la
piel, habrán llegado a su alma, donde tarde que temprano permeará alguna
consecuencia. Baste imaginar lo que le puede esperar a alguien que tuvo en
peligro la existencia por el proceder de quien se supone debería protegerlo por
sobre todas las cosas, bajo todos los medios, ante su indefensión natural.
No importa
que la tragedia social haya sido en China. Allá o acá, siempre será un
acontecimiento triste atentar contra la vida de alguien, ver a una madre
deshumanizarse y convertirse en hiena.
No menos
grave fue el escenario creado por unos veracruzanos que en su afán de robarse
una tubería de bronce que servía para el suministro de oxígeno a un hospital
del seguro social, puso en riesgo la vida de por lo menos 22 pacientes.
La
frialdad con la que la delincuencia común actúa ahora, también espanta. Lo hace
por que si bien todos en este país tienen derecho a buscar satisfacer sus
necesidades mínimas, ninguna acción ilícita se justifica, si pone en peligro la
vida de alguien más. Ellos hace mucho, no lo ven así.
En
homicidas imprudenciales pudieron convertirse los que seguramente referirán su
condición de pobreza para intentar explicar lo que pasó. Deben recordar sin
embargo, que no hay nada más importante consagrado en la ley que el derecho a
la vida, que muy probablemente se puso en riesgo por una cuestión de pesos.
Y si de
robos se trata, el hurto del equipo de monitoreo del volcán de Colima no se
queda atrás. No importa que la autoridad especializada haya minimizado el hecho
en función de que por ello se pudiera presentar un desastre. La cuestión es
simple y de nuevo reveladora de la conducta de una sociedad "moderna"
como la nuestra. Una a la que le interesan muy poco los demás, siempre que
se pueda obtener un beneficio extra, fácil, que no cueste.
El caso
fue apropiarse de algo ajeno, con una actividad específica que hace poco
probable "sacarle provecho" al ingenio mal encauzado. Obtener
algo de dinero, poco, pero suficiente para disfrazar de virtud, la
ignorancia y el oportunismo.
Como el
cerrojo del día y fiel manera de pensar de la clase política que suele terminar
aceptando el papel que alguna vez juró rechazar -el del mesías- llegó la
declaración bizantina del ex Presidente Fox, que ahora considera haberse "llevado
de calle" a todos los gobernantes que le antecedieron incluido el para
algunos -San- Benito Juárez. Sin dudas, cuestión de enfoques, cuestión de
historia.
Resta
aceptar por lo menos que amén de sus logros, Juárez pudo haber sido el primer
Porfirio Díaz del siglo XIX mexicano y que Fox tiene su lugar en la historia
por el "mérito" que le significó en la vigésima centuria encabezar
la planilla que relevó al PRI por primera vez en la silla presidencial.
Lo malo para el de las botas es que sus desatinos y
oportunidades perdidas como gobernante alcanzan para ubicar su declaración
entre las locuras del fin de semana; en algo propio de quien jurando no haberla
consumido, ha querido ser el principal impulsor de las mariguanadas…de alto nivel.
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