Del conflicto magisterial...y sus próximas horas.
Hugo Triano Gómez.
Todos los
problemas tienen solución, reza la "máxima" popular. Lo tienen
cuando lo que se antepone es la razón, lo que debe ser en el estado ideal de
las cosas, pero fundamentalmente cuando se tiene disposición. Sin ésta, nada.
Con la
liga tensada casi a más no poder por el conflicto magisterial detonado en
Tabasco, la urgencia en efecto, era darle al asunto un cauce por el que las
partes pudieran transitar.
Hoy pese a
haberse reanudado los acercamientos entre los conflictuados, cada uno tiene aún
algo que ceder. El apego a la norma es el techo al que se puede llegar. Cotejar
los planteamientos de la mano de ésta, terminará por darle la razón al que la
tenga. No hacer alarde de ello es imperativo en el afán de consumar los
acuerdos.
La llegada
de los nuevos tiempos, que debiera entenderse como el respeto a la ley que
antes no se dio, no puede ser desdeñada por los inconformes. Es tiempo de
comprender que son los que llegaron a la administración pública, los obligados
a fijar el rumbo de lo que se busca hacer y que estar fuera de esa línea no es
mantener a salvo el derecho de disentir sino desapegarse a una política pública
trazada.
Esta
variable en específico es una de las de mayor trascendencia para el conflicto,
por que las dirigencias sindicales siguen peleando sus "logros"… solo
que en una realidad distinta.
Nadie en
su sano juicio puede avalar que una decisión que ha afectado por años al sector
público se mantenga vigente. El reproche ahí -como ha sido siempre- sería al
nuevo gobierno, que ha dado muestras de no querer recibirlo y en honor a la
verdad, no tendría por qué.
Todo
comenzó debe recordarse, con el anuncio del retiro de plazas a los hijos,
parientes y gente cercana a los líderes sindicales, que no tienen mayores
méritos que el parentesco para adjudicárselas; de ahí cual bola de nieve, el
conflicto ha aumentado su tamaño hasta involucrar a los maestros de a pie que
consideran justo -por que así ocurría antes- que la plaza que ostentaron sea
heredada en automático a su parentela, siendo que la actualidad "obliga"
a buscar la calidad a la que se supone se llegará a través de los exámenes de evaluación acusados irónicamente de ser vulnerables a corruptelas, pero en la
que también han tenido que ver la dependencia, los mentores y los sindicatos.
¿Cuánto
días de clases más costará entender que una canonjía de ese tipo es
insostenible si de realizar aspiraciones cualitativas se refiere?
Las
exigencias de los sindicatos lucen fuera de lugar también cuando lo primero
solicitado sigue siendo la destitución del secretario de educación Rodolfo
Lara. Lucen equivocadas por que están fundadas bajo esquemas de simple y llana
presión hasta hace poco efectivos, que quizás no se extinguirán pero que
tendrán que esperar otros tiempos y actores para -desafortunadamente- volver a
enquistarse.
Que Arturo
Núñez no le dará la cabeza de Lara Lagunas al magisterio debe estar claro ya a
estas alturas. La sola petición amén de invadir el ámbito de su competencia,
busca orillar al gobernador tabasqueño a practicarse un "harakiri
político", a "ponerse de a pechito" ante sus
adversarios que seguro explotarían hasta el cansancio un signo de debilidad
gubernamental mayúsculo, que en sí mismo no tiene razón de ser.
Por si
fuera poco, que rodara la cabeza de Lara Lagunas representaría un triunfo no
solo de los maestros sino del "sindicalismo a la mexicana",
ese al que el Nuñismo comenzó a combatir con el caso Díaz Uribe en el
SICOBATAB, marcándole el caminito a los demás grupos que tengan una relación
con el estado y sus entidades afines. Hacerlo pues, para acabar pronto, sería
un contrasentido otra vez sin razón visible de por medio, un lujo que no se
puede dar el llamado gobierno del cambio, un obsequio de muy alto costo.
¿Cómo
puede destrabarse el asunto? Quizás el gobierno pueda ofertar el no descuento
de los días no laborados por el paro magisterial. Olvidarse de la
reconsideración de plazas que mandó a hacer ante los responsables del escalafón
no debería ser opción, por que sería mantener las cosas en la ilegalidad y
afectaría a otros. Los maestros tendrán que entender que no es facultad de
ellos quitar o respaldar funcionarios. Que si no les gustan los que están,
deberán manejarse en lo estrictamente institucional con ellos, inaugurando de
paso, una era de una mayor responsabilidad sindical de la que seguramente sus
agremiados se beneficiarán.
Mañana
será su reunión con el gobernador Núñez. La prueba más complicada para los
maestros líderes será aceptar su realidad en el tablero del ajedrez y después
explicárselo a las bases. Ciertamente Núñez tampoco estará sobre aguas
tranquilas al enfrentar el asunto cara a cara, pero ahora mismo -con la
experiencia de consejera- parece tener más elementos para llegar…a tierra
firme.