La falsa escisión madracista…anexos y conexos.
Hugo Triano Gómez
Aunque no de la magnitud de otros casos, la salida de Federico Madrazo Rojas de las filas del PRI representa una nueva coyuntura en la política tabasqueña. Una que busca, no idealmente, si de forma convenenciera, “fortalecer” el régimen de partidos, dividir el pastel de canonjías y prerrogativas entre más participantes y fracturar el entorno en beneficio de los que han establecido hegemonía en suelo choco.
No es esta pues, una
escisión como la que el mismo PRI sufrió en el año 2000 y pagó en el 2012,
cuando Arturo Núñez bajo siglas de la izquierda, le arrebató el derecho a vivir
en la Quinta Grijalva a los tradicionales huéspedes tricolor. Esta es como
admitiera el ex gobernador Manuel Andrade, una decisión bien pensada por “Pico”
y avalada por su padre Roberto Madrazo, su “tío” Floricel Medina y hasta uno que otro aferrado
a la palestra política como Evaristo Hernández. Ya no se diga por los siempre “agradecidos”
verdes como Patricio Bosch y Pedro Aznar.
Tan bien pensada esta
la especie, que Federico Madrazo no solo apunta desde ya a ser el próximo
secretario general del verde ecologista en Tabasco, sino a conquistar además
mediante los siempre irreales mecanismos de representatividad avalados, la
posición política que como priísta y a través del voto directo perdió: La
diputación local.
Claro que aquí lo
hará mediante la vía plurinominal, arropado por los mismos que hoy “ni pío”
dijeron aunque en el fondo les hayan hecho a un lado ante el Madrazo (Rojas) que
cual torero reconocido, llegó abriéndose paso entre la multitud sin que alguien chistara.
No vale mucho aquí,
cuestionarse cosas que han ocurrido en otras latitudes y que con este enroque
solo se reeditarán. De entrada, ocurrirá como a nivel nacional, que el discurso
verde imperará en adelante pero no se concretará como hasta ahora; se seguirá
dando paso a la política “analítica”, de “altura” pero nada descenderá a donde
debe; será -como hoy- cosa de un partido-negocio "más de lo mismo", con algunos
“nuevos” invitados y “viejos jóvenes” interesados, porque sí, nunca han dejado
de ansiar el poder por considerarlo un modo de vida.
En esta expansión de
priístas al sendero verde no hay tampoco la pretensión genuina de derrocar al
gobernador Núñez; existe el interés simple, llano y crudo, del grupo priísta
predominante de recuperar mediante el artilugio democrático lo que considera
suyo, con todo lo que ello representa.
Tampoco debe darse
por hecho que Rosalinda López -presente en el relanzamiento del Madracismo de
la semana anterior- vaya a terminar por ello uniformada de verde ecologista. Su
aspiración, todos saben, es más grande y tiene ahora -efectivamente- abierta la
puerta para ser la primera candidata ciudadana a la alcaldía de Centro y a la
misma gubernatura, cuando los tiempos para suceder a su ex compañero Senador
Arturo Núñez hayan llegado.
En política no hay
casualidades, Rosalinda López coquetea a la vista de todos por que así lo tiene
diseñado. Quiere que la vean entre priístas y madracistas, entre quienes para
unos pueden ser sus nuevos compañeros. Casi casi como la novia que gusta de los
picones y amaga con darle el sí al nuevo pretendiente, para conocer el
verdadero interés del otro.
Ella -astuta como es-
sabe que en Morena no la tiene sencilla ante la “batalla local” que ha dado
Octavio Romero y ante la promesa de revisar exhaustivamente los perfiles de los
candidatos ante la primera postulación que tendrán que hacer en 2015. Por eso
explora ya, todas, cualquier posibilidad.
Pese a todo lo menos
probable es que López Hernández termine afiliada al PRI. En contraparte, por
inverosímil que parezca ahora, puede estarse también ante el primer caso de que -en breve- el priísmo en Tabasco no postule un candidato propio y se sume a la ciudadana
que los pondrá más cerca, en los hechos quizás, de recuperar la alcaldía de
centro... y algo más.
De colofón, no es
“loco” pensar en la aflicción de la opinión pública chiapaneca viendo a su
gobernador y presidente del poder judicial entretenidos acá, con el ego
engrandecido -más el primero que el segundo- en un evento político por
excelencia y que dándolo por válido, solo lo vincula a él con el ex gobernador
Carlos A. Madrazo, cuando sin duda tienen muchas cosas por hacer, por resolver allá.
Todo sea por
entregarse a los aplausos, a los vítores sin causa; por recordar algo que falta
demostrar que sientan; por soñar con el futuro, no importa que después no se
sepa qué hacer. No importa que después escondan su actuar, en “lo que Dios…
diga”.
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