De gallos, changos y chapulines.

Posted on 8:58 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios

Hugo Triano Gómez.



Que la gallera de los partidos rumbo al 7 de Junio sea tan ruidosa como siempre, está lejos de generar emociones verdaderas. El sentimiento, la idea de “otra vez lo mismo con los mismos” prevalece le guste o no a los aludidos.
Nada de esto es gratuito. La facción política en México ha hecho y se mantiene haciendo su mejor esfuerzo para desencantar sociedades, con las contadas excepciones de siempre. 
Es por eso que la campaña nacional impulsada desde hace unas semanas por la COPARMEX contra los chapulines de la política, merece el comentario.
De entrada es preciso observar que la campaña es limitada en cuanto a que no hará desistir a alguien de su nueva aspiración estando en un cargo, producto de una conciencia remordida; que tampoco hay indicios que hagan pensar que los nuevos políticos -o intentos de- vayan a beneficiarse directamente al hacerse notar que los chapulines no terminan una tarea y ya van por otra. No se aprecia, porque el hastío de la “clase media política” -la que vota por los perfiles- no es suficiente en México más que para inclinar la balanza en las contiendas entre los llamados votos duros del régimen de partidos.
En esa lógica es donde encuadra el hecho de que en todos los partidos se cuecen habas, que a ninguno -en los hechos- le moleste la crítica por realizar la idea, por hacer cosas que lleven al desencanto del elector “medio” y a su posterior abstención. ¿Que hay partidos inconformes? Que alce la mano el que en su plataforma política planteó siquiera abordar el tema. ¿Qué gobierno emanado de algunas de sus siglas y en uso de sus facultades propuso eliminar la posibilidad legal tan criticada cada vez que hay elecciones? ¿Cuál proyecto-remedo de reforma política le entró al toro por los cuernos?
Con la realidad alcanzando la escena, a lo que más debe aspirar una idea como la campaña de los “patrones” es a evidenciar y a entender que los dedicados a vivir de los puestos de elección no se pondrán solitos la restricción, que no se harán el harakiri que pueda privarles de la posibilidad de mantenerse vigentes en la política y de gozar de las dietas siempre crecientes para quienes a esto se dedican.
Reflexión obligada es además la búsqueda de lo positivo en el salto de un politique-man a otra posición. ¿Aprovechar su experiencia? No necesariamente, cuando se ve que alguien del ámbito legislativo parte a “novatear” rumbo a tareas ejecutivas, cualidad quizás no tan drásticamente marcada en un caso contrario. (Del ejecutivo al legislativo)
No hay que perder de vista tampoco que esta permisión de la ley de saltar de puestos, pone en la posibilidad indirecta de ser reelectos a algunos de los que aprobaron la medida y trasladaron su entrada en vigor para los comicios del 2018, y que se suponía se quería evitar. Trasladará además como ya ha sucedido, a una “parte” a ser “juez” revitalizando el binomio de la impunidad que se cuaja cuando un presidente municipal llega a ser legislador y aprueba -por no excusarse- su cuenta pública.
De reconocerse es que amén de que la escena local haya presentado ya su caso más sonado de la epidemia chapulin con el priísta Pilar Córdova -avalado por Addy García quien prefirió alinearse para asegurar su futuro aunque no haya podido hablar “dignamente” del trabajo del petrolero-  también encajan en ella casos como el de la aún perredista Rosalinda López con todo y su latente muda de piel, así como el del panista Juan Cáceres que cual “huésped de rama en rama”, buscaba una segunda diputación local y la tercera en su haber por la vía plurinominal... de manera consecutiva.  
Al final, sostener con la mano en la cintura que la sociedad es la beneficiada con la posibilidad de que una de sus autoridades vaya en pos de otra posición, es tan falaz como asegurar que el ejercicio público es garantía de una administración eficaz. Es negar que en el mejor de los casos los “improvisados”  han logrado superarse, no obstante que su proceso de aprendizaje le haya costado al erario miles o cientos de millones de pesos; y que en el peor -en el más común- los grisáceos de siempre explotan sus relaciones y estiran las ligas para acceder al poder y a sus canonjías: La verdadera escencia de la política… a la mexicana.

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