De verduleros y lavaderos

Posted on 7:41 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios



Hugo Triano Gómez.


El “debate de fondo” de la élite política nacional, por el “violentado” acuerdo PRI-PAN que buscaba evitar una alianza anti-tricolor en el bastión de Enrique Peña Nieto, es reflejo fiel de lo que no ha dejado de ocurrir en México.
Y es que pese a los dichos y presunciones de “constantes avances democráticos”, la realidad es que en ningún momento los partidos han aspirado, ni aspiran a reducirse el monopolio del poder; por el contrario, lo que todo este tiempo ha estado en juego es el control político y económico de las regiones, del país. Nada más.
Cierto es que el buen oficio político requiere de negociación y acuerdos, pero no a costa de lo que sea.
Lo relevante y verdaderamente grave es que la máscara de mercaderes en la clase política nacional sigue tan enraizada como siempre. En el fondo, la política en México sigue siendo modo para mantener privilegios, poder y control de quienes la mal ejercen; el problema menor es que la gente los considere ruines, verduleros. A final de cuentas siguen y seguirán sin existir en el corto plazo, los “mecanismos ciudadanos” para limpiar una deshonra.
En ese contexto ¿Cuánto puede importarle a los que ven la escena de la sucesión Presidencial relacionada a lo que ocurra en el Estado de México, las nuevas cargas fiscales vigentes desde hace 3 meses? ¿Cuánto les interesa la verdadera reforma política y la búsqueda de alternativas para sanear la cuestión económica de las mayorías?
Si se observa más allá de las apariencias, es claro que el problema político referido tiene muy poco que ver –por no decir nada- con el sentido ético de las cosas.
Así, lo grave no es que el PAN haya faltado a su palabra según el PRI para no aliarse con el PRD en el Estado de México, el problema es lo que se negoció en materia fiscal en detrimento de la clase productiva.
Es más, cuando César Nava el líder Nacional de los Panistas acusó a Peña Nieto de haber “faltado a un principio elemental de la política y de toda actividad humana” al haber “violado ante las cámaras de televisión el principio de confidencialidad que regía este acuerdo y muchos otros que se celebran todos los días en todos los órdenes de la vida pública y privada de este país” busca desesperada e infructuosamente una justificación al hecho, ignorando que los asuntos públicos no tienen por qué ser confidenciales, menos cuando se insiste, lo que está de por medio es el interés económico de sus “representados”.
Nava parece ignorar que la confidencialidad de la que habla, se asemeja más a la complicidad histórica de facciones que mantienen a un país rico en la zozobra.
Razón tiene el mismo Nava al decir que “no trabaja para su causa personal, que siembra para que otros cosechen”, en su afán de librarse de las críticas. Él sabe que estaba condenado a no trascender en su interinato en el PAN. Beatriz Paredes a su vez hace mucho que se “quedó” en la carrera al 2012 y parece más convencida a seguir saltando de banco o a reelegirse en las legislaturas -todo por supuesto- para servirle al pueblo
Lo demás que ha ocurrido solo engrandecerá los acervos pseudo procedimentales y culturales, de la literalmente llamada “cámara baja” (por aquello del nivel)
Por un lado se evidenció que la llamada Coordinación de Diputados Federales Tabasqueños, no es más que un membrete. Bastó que la Diputada Georgina Trujillo se declarara respetuosa de las formas de hacer política de su “ingeniosa” compañera María Estela de la Fuente, para dejar en claro que no habrá para ésta ni un llamado a reconsiderar posturas y que pese a lo dicho públicamente, en lo privado quizás avale la aparición de hijos de Giepetto en el Congreso en aras de ilustrar mejor “la calidad” de los debates.
Por el otro y como si no bastara con las “orejas del fraude” de Fox, la “Cochi-máscara” de Rascón y la inolvidable “roque señal” de Villanueva, apareció el “tino” de la Tabasqueña De la Fuente que con su “Pinocho” a cuestas, apenas y logró salir del anonimato en el que su propia incapacidad legislativa la ha sumido. Que pena que la Huimanguillense olvidara tan pronto que apenas días atrás, “sentenció” que no entraría a los “chismes de lavaderocuando se le preguntó si el PICI –el programa contra inundaciones de Tabasco de Manuel Andrade- debía ser investigado por la presunción de irregularidades en la ejecución de sus obras y recursos. No cabe duda -querido Pinocho- que en boca cerrada no entran moscas. 

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