El Colosal mito de Colosio.

Posted on 11:11 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios


Hugo Triano Gómez



Hablar de mitos, más que otra cosa, supone riesgos. Riesgos que por el derecho y el honor a la verdad, bien vale la pena enfrentar.

En esa lógica, la trágica muerte del Candidato Presidencial del PRI en 1994, Luis Donaldo Colosio, no parece lejos de la definición inicial, si se advierten en ella acontecimientos que relatan el quehacer de “auténticos” semidioses, héroes y por supuesto monstruos de la época.

De ninguna forma se puede minimizar el horror de un homicidio magnificado además por las cámaras de la televisión nacional. Si acaso queda, estar claros sobre lo que en verdad ha dejado tras de sí, el llamado crimen político más importante de la segunda mitad del siglo XX en México.

No se puede por tanto, si de honrar memorias se trata, afirmar que Colosio hizo historia, aunque cierto es, forma parte de ella.

No hay elementos objetivos y subjetivos de peso, más que aquel discurso famoso del 6 de Marzo y la idolatría a sus “convicciones” generada posterior a su muerte, para afirmar que en efecto Colosio cambiaría el rumbo del País. No, cuando las dudas sobre su capacidad política y electoral estuvieron en boga hasta días antes de su muerte, desde el interior del Partido que representó siendo candidato oficial del régimen. No, cuando el renovado sistema estaba en su etapa de maduración, tras su re-inicio en los tiempos de Miguel de la Madrid.

No es justo para un “adelantado en el camino” cargar con toda la cruz de lo que pudo ser y no fue, no es.

Así, cuesta mucho advertir primero y aceptar después, que Colosio podría haber evitado el desmoronamiento del Salinismo; que por consiguiente no se habría equivocado –como nuevo Gobierno- unos días después de su ascensión, evitando con ello no solo el “error de Diciembre” si no la quiebra de muchas empresas y el empobrecimiento inesperado de otros tantos Mexicanos.

Es improbable advertir una actitud distinta de un eventual Gobierno Colosista, ante la quiebra inducida del sistema bancario mexicano desahogada finalmente en el Fobaproa y maquillada con el IPAB. ¿Hay acaso algún Priísta de aquella o cualquier época que pudiera por fervor a él, insinuar siquiera que el “frustrado Presidente” asumiría un rol distinto y enfrentaría un costo político diferente al que Ernesto Zedillo, cuando la alianza PRI-PAN se consumó en San Lázaro, convirtiendo en deuda pública los pasivos de los banqueros del país? ¿Hay acaso quien se atreva a sostener que el "Presidente Colosio" se enfrentaría a su Congreso?

Hacerlo sería sostener la idea de que quizás el PRI no habría perdido la Presidencia en el 2000; más aún que ni Roberto Madrazo ni Enrique Peña habría sido y podría ser Candidato al puesto más codiciado por la élite política. Sería sostener la idea de que todo en la alta esfera parecería “tan positivo”, normal, acorde a la época, que estaríamos como a mediados de los noventas, creyendo como vulgo, que íbamos si no es que habíamos llegado por fin al primer mundo.

Lamentablemente el hubiera no existe y ya se dijo, representa mucho peso para una sola persona. Es mucho para un ataúd, así sea el del penúltimo Mesías –hasta ahora- del sistema político mexicano.

El legado de Luis Donaldo Colosio quedó en el papel, en su vibrante voz, en el aire. El PRI –en un acto benevolente único en la politiquería nacional- lo desperdició “electoralmente” y salvo el 1994 de la elección federal, los procesos locales inmediatos y el de su papá para ser Senador, no pudo o no quiso retomarlo como estandarte.

Ahora no tiene caso. A menos que deseen recordar que ellos (los Priístas) donde siguen siendo hegemónicos, solo hablan “consigo mismo y con el Gobierno” como el extinto dijo desear que no ocurriera más; que quieran aceptar que no se terminaron los excesos del sistema que éste prometía extinguir, heredándola incluso a sus sucesores azules; que no se logró en gran medida gracias a su Partido una independencia del Congreso, capaz de generar resultados, más allá de las diatribas de la actualidad.

Del indigenismo que de pronto le resurgió al México de los noventas mejor ni hablar, su estado es público y notorio. El campo empobrecido y endeudado que veía, va sin dudas, peor. Desde entonces, Colosio advirtió alguna vertiente de la Generación NINI cuando veía a los jóvenes sin oportunidades para sus destrezas y nada pasó, nada pasa, poco pasará.

Con la injusticia permeando a gran escala y con la gente aún “agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían servirla” Colosio volvería a morirse.

No obstante seguro descansa en paz… Con su vida le pagó la factura a su monstruo –la política- mientras los comunes pueden hoy tener claro su legado y por supuesto, desconfiar con razón de algo que solo mitificó... y nunca realizó.

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