UNAM: Alma de un centenario.

Posted on 9:31 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios

Flor de Líz Pérez Morales.


 
Cien años cumple la UNAM como la máxima casa de estudios de México, lo que también la ha llevado a ser considerada la mejor Universidad de américa latina. Cien años en los cuales ha hecho y conformado el patrimonio más importante de nuestro país, el de la formación de sus profesionistas; con ello ha tenido la más alta encomienda pública: educación para la sociedad. Es a partir de estos festejos que el rector José Narro Robles hace dos declaraciones significativas; por un lado, habla de de los excluidos sociales y por otro, apela a una posición de la Universidad para no confundirla con una “arena electoral''. Ambos apuntes vale la pena que se particularicen.
Atender los comentarios del hombre que hoy dirige el alma de la Universidad Nacional Autónoma de México, a partir de sus profesionistas, significa cavilar en frases que se vuelven contundentes en asuntos donde la historia, como bien menciona, aún tiene una “deuda pendiente, de una igualdad negada y de una brecha profundizada de la igualdad”, acciones que evidentemente muy poco se han discutido en los fastuosos eventos del bicentenario.
Justamente a ello se refiere el doctor Narro Robles cuando desmiente los números que la SEP da respecto a la generación NI-NI (jóvenes que ni estudian, ni trabajan) y dice “es una vergüenza que tengamos 7.5 millones de jóvenes en esta situación, fundamentalmente porque no hay oportunidades para ellos… Si sólo se pretende matizar las cosas, si nos planteamos un mundo color de rosa, nos vamos a equivocar de manera muy grave”.
En un fragmento clave se convierte justamente lo dicho en la más pura forma de la crítica que condena a quienes hablan en forma de una educación incluyente, pero que en el plano social dejan ver el panorama desolador y desesperanzador de un país que no han podido cumplir, a través de sus instituciones educativas y las instituciones sociales, en lo más vital del desarrollo social: la oferta de empleo para sus jóvenes.
Lo que supone esta exposición es una crítica al papel al que han sido relegadas las instituciones de educación superior, es decir, en ellas se representa lo endeble de todos los sistemas, incapaces de brindar oportunidades a este sector de la población que debería apuntalar el desarrollo económico y social. Hoy no puede negarse que muchos de los problemas se vierten en una educación que no ha soportado ser una vértebra de inclusión social; que el desempleo, la pobreza, la corrupción, la intolerancia, la violencia, la inseguridad, los desastres naturales producto de la destrucción de los ambiente y las catástrofes del mundo son los rasgos que amparan y dan cuentan de sectores y comunidades marginadas que muestran las amplias desigualdades sociales y que evidentemente delinean el perfil de los excluidos.
A estos enclaves de reflexión, el rector sumó una más cuando mencionó que “la Universidad no debe ser militante, no debe ser participante de un proceso político-electoral… [ ] La institución debe seguir siendo tan plural y abierta como lo ha sido, y ahí estará el éxito”. Sin negar su carácter de formación política el rector le quitó los dobleces y el maquillaje que deforma los procesos democráticos, actitudes que la universidad no debe prodigar. Por el contrario, el papel se estima en garantizar que las instituciones de educación superior son y deben ser formadoras de sujetos que develen el conocimiento y las actitudes de convivencia para la vida social, esencia de toda sociedad democrática. La formación se torna entonces en un permanente diálogo entre el conocimiento y el actuar cotidiano.
Frente a estas declaraciones el rector de la UNAM se somete a la crítica y a la autocrítica que su autoridad le demanda, sólo así se puede pensar en el crecimiento social de un país que lo necesita; desde ahí se coloca y propone instituciones que formen para la pluralidad política y social, y para la igualdad de oportunidades, evidentemente bajo el resguardo de una formación ética.
En resumidas cuentas, las reflexiones emitidas se amparan en la demolición de un presente de excluidos y un futuro irremediablemente sin esperanzas y pone un alto a las acciones en donde se trata por todos los ámbitos de empezar a jugar a elecciones adelantadas y poco se atiende lo esencial de una sociedad como lo es su gente; se trata entonces de apostar y de erigir, sobre bases más sólidas, al país digno por el cual valga la pena celebrar. . . su centenario.

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