Zona luz: Eclipse ambulante.

Posted on 7:21 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios

Hugo Triano Gómez.





Vender ha sido siempre una actividad común para el hombre. Quien algo vende, algo necesita, algo busca satisfacer. La regulación de las ventas ha hecho posible la economía desde los tiempos mismos del trueque. Por añadidura el progreso material se hizo presente. Sin reglas no hubiera sido posible.

Gracias a las reglas, solo puede venderse lo de uno, lo que la competencia leal permite, lo lícito. “Establecerse” denota sin duda capacidad, posibilidades, ímpetus, pero también obligaciones que los “informales” ignoran y otros tantos desprecian.

El ambulantaje como fenómeno socioeconómico –y como la pobreza- solo puede aspirar a controlarse, no se resolverá en tanto no haya una nueva cultura económica, educación, conocimientos y condiciones para elevar por ejemplo un simple “changarro” a un consorcio.

A estas alturas es claro que la oportunidad de “ganarse el pan” a nadie debe ni puede negársele; más cuando las políticas públicas para la generación de empleos, del saber y por ende de oportunidades, han fallado una y otra vez.

No obstante, ello no justifica el “ambulantaje” cuando existen alternativas viables para lograr la transición de un comercio de estas características, a uno que tendría que cumplir con el pago de derechos y servicios como cualquier contribuyente. A menos que la pretensión siga de la mano con el “libertinaje fiscal” y con la idea de “ganar-ganar” a expensas de los que aportan.

Así, lo que ocurre en el primer cuadro de Villahermosa no da para un álgido debate.

Por otro lado, el gobierno municipal tiene ante sí una prueba auténtica para demostrar autoridad y que puede -cuando quiere- actuar en función de la mayoría, que en este caso representa el comercio organizado. El gobierno de Centro no debe ceder en su propuesta de ubicar en sendas plazas ofertadas a los hoy informales, así no les gusten. Craso error le significará aceptar “techar” calles como Aldama, Juárez o Lerdo, en aras de evitarse nuevas protestas y amagos de “huelgas de hambre”.

Aceptar la idea de mantener a los “informales” en la calle, no solo daría al traste con el principio de orden pretendido, si no que sentará un nuevo precedente desafortunado que restará seriedad a los operativos en otras zonas de la ciudad y motivará a cualquiera a engendrar nuevos proyectos a sabiendas de que con “presiones” al final logrará su cometido.

“Techar una, dos o tres arterias” de la zona luz, irónicamente eclipsará cualquier destello por revivir el maltrecho “centro histórico”; amén que los esfuerzos por “embellecerlo” se irán a la basura.

A todo esto vale la pena reflexionar en el costo-beneficio que los ambulantes tendrán, de aceptar la propuesta del Ayuntamiento. No pagarán renta, los costos los asumirá el gobierno del Centro. ¿A cuánto ascenderá dicho pago? ¿Qué representará para el “comprometido” erario tal inversión? Esa, esa es ahora la cuestión.

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