Tabasco: Transición a la vista.
Hugo Triano Gómez.
Más
allá de lo histórico del encuentro, el inicio formal de la transición política
en Tabasco reviste la mayor importancia. La reviste independientemente
del interés de los que participaron en la histórica elección local del primero
de Julio. Es para empezar, un indicio de lo que será la administración de
Arturo Núñez.
Pero
¿qué esperar del primer encuentro entre Andrés Granier y Núñez Jiménez? ¿Es
posible esperar un diálogo de "altura" entre dos (afines) compadres,
en circunstancias diferentes?
A
estas alturas Andrés Granier ha dado muchas muestras de no ser el estadista que
sus electores pensaron; Arturo Núñez fue impulsado a la gubernatura en gran
medida por la biografía que ha tejido y la esperanza que en su prudencia y
elocuencia, se fincó.
El
asunto es simple. La transición no puede estar supeditada por los afectos, si
por los efectos de las decisiones que se tomaron en los últimos años.
Quizás
del encuentro de este día, surjan nombres, fechas y directrices. Nombres de
quienes en uno y en otro bando encabezarán los "trabajos", que no son
más que el traslado de la información documental para su análisis y evaluación.
Los tiempos para que eso suceda. Lo medular del asunto, será pactar la
autenticidad de lo exhibido, que lo entregado corresponda a la realidad.
No
hace falta ser escucha de primer nivel de la gente cercana al próximo
gobernador para entender que el asunto financiero será de los temas
prioritarios a abordar.
Por
eso Arturo Núñez no debe olvidar -ni hoy ni mañana- que la situación financiera
de la entidad será su principal obstáculo a salvar. Lo que de ella reciba,
admita y valide, dependerá el papel histórico -y quizás la futura situación
jurídica- de Andrés Granier, pero sobre todo trazará la primera ruta que su
gobierno seguirá.
Tampoco
se trata de pedir cabezas en tiempos de cacería, pero sí de entender, lejos de
los pretextos de la inundación por qué se dejaron de hacer tantas cosas en
todos estos años, con los miles de millones de pesos que siguieron llegando a
tierras tabasqueñas.
Si
Núñez opta por el borrón y cuenta nueva respecto al presunto proceder de su
compadre y decide sanear lo descompuesto del sexenio saliente sin
justificaciones de por medio, quizás no solo decepcione a muchos, sino que
pondrá en riesgo la efectividad del cambio, que de por sí irónicamente, ya
libra la batalla con las estructuras de siempre.
El
equipo Nuñista a estas alturas debe tener claro para ganarle tiempo al tiempo,
que solo los adeudos de largo plazo con instituciones de crédito son
consideradas deuda pública. Que los que habrían metido en bretes el pasado, el
presente y el futuro económico de la entidad son los demás pasivos y que de
acuerdo a las visiones más catastrofistas, habrían elevado los montos a casi 14
mil millones de pesos, cerca de la mitad de los recursos que últimamente ha
manejado el gobierno en Tabasco, "presupuestalmente" hablando.
Aunado
a ello, Núñez y compañía deben tener claro que las explicaciones a medias no
servirán de mucho y dejarán tras de sí insatisfechos a otros tantos. El solo
decir que las finanzas se recibieron en buen estado sin más ni más, solo
generará dudas en el quehacer del nuevo gobierno y podría llevarlo hacia su
primer episodio de suspicacias por omisión.
Buen
momento será la reunión Granier-Núñez para conocer la injustificada erogación
que le generará al estado el "cambio democrático"; para medir la
fidelidad de los actos ante la austeridad pregonada en tiempos de campaña; para
evaluar los primeros pasos...del próximo "rey".
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