De informes, juicios y "ladronómetros".
Aún y cuando
sectores como el empresarial -el agrupado- pugnen por darle la vuelta a la página
y digan no tener una opinión tras el último informe del gobernador Granier, el
hecho por sí mismo merece consideraciones.
Evitarlas suele
llevar al conformismo, a la resignación, a dar injustificadamente un perdón sin
juicios de por medio, como los que llenan las páginas de la historia del
ejercicio público en el país.
En Tabasco hay
que partir del hecho de que el sexto año de la gestión granierista se centró en
la efervescencia electoral y ahora en la recta final, en el acomodo de cifras
pensando en la entrega recepción de la gubernatura.
Como es de
suponerse, criterios serios tendrán dificultad para encontrar bajo esas premisas,
huellas del "progreso" y la "transformación" de la que se habló
en los discursos por el último informe gubernamental.
¿Dónde están
las evidencias del incremento en la competitividad del estado, que sin duda
hubiera sido complicado tratar de ocultar o tergiversar?¿En qué ámbito destaca
Tabasco, tras 6 años de "transformación"? ¿Puede la competitividad
traspasar la escena verbal con un sector educativo como el tabasqueño y el
campo tan estático que ni opción de empleo es para los nativos? ¿En serio puede
serse competitivo con los empresarios -no incondicionales- esperando aún pagos
añejos por los servicios brindados?
¿De cuál
igualdad habla Andrés Granier si a lo más que se dedicó fue al asistencialismo
social, castigado después ante los problemas financieros que comenzaron a
cobrar facturas a la administración? ¿No era mejor ofrecer "cultura
empresarial" al mediano plazo que paliativos del día a día? ¿Cómo hablar
de "progreso" si al final del sexenio cada albedrío tiene una noción
distinta del status real de las finanzas estatales?
Con la intención
de nuevos empréstitos confirmada, el gobierno de Granier demuestra haber
incurrido infinidad de ocasiones en la opacidad. No fue, por falta de visión y
convicción, un gobierno de acción menos de reacción. Si uno, que reflejó falta
de proyectos.
Nadie niega aquí
los problemas que significaron al Estado -no solo al gobierno- las inundaciones
de los últimos años. Solo que Granier -de nuevo por falta de talento-
desperdició la oportunidad de convertir la crisis en posibilidad. Se empalagó
de la abundancia y confió de más en sus amigos del gabinete. Amigos que también
pagaron la factura de su pobre quehacer y que deberían -salvo excepciones- no
salir más a la escena pública.
Apostarle a la
transformación del estado en base a la "modernización" del transporte público,
habla si acaso de la altura de miras del grupo que se va.
El autoelogio
Granierista de creerse el más responsable de los tabasqueños al "generar" según él las condiciones
para la transición política en Tabasco, tras el primero de Julio, ejemplifica
la ceguera que también imprimió a su gestión. Nada más alejado de la realidad
es decir que gracias a Granier el "cambio político" es realidad en
Tabasco. Haber defraudado a propios y extraños, es solo la causa que llevó a la
consecuencia
Es posible que
Granier no haya pensado ingresar a la historia como el último gobernador priísta-
de esta era- . Hizo sin embargo, hasta lo imposible por beneficiarse de los
vericuetos legales y tecnicismos para "vender" una historia poco creíble
de su gestión. Fue como se dijo un gobierno en el que aclarar las cosas
simplemente no importó.
Ahí están los
señalamientos contra su familia y sus más cercanos colaboradores, que cualquier
estadista de alto nivel habría atendido con prontitud y puntualidad no solo
para "robar" la legitimidad a sus detractores, sino para mantener a
buen resguardo la "integridad moral" del núcleo, que demostrado está,
puede ser tan afectada como una roca sobre la que no deja de caer una gota de
agua.
Con infortunio
se ve hoy que no se exageró aquí cuando se dijo que el de Granier, fue uno de los sexenios más permisivos que ha tenido Tabasco; cuando se citó a
Granierlandia como el lugar en donde su principal actor -y a mitad del camino-
era tan adulado y "apapachado" que corría el riesgo de olvidar que el
tiempo es inexorable y no perdona.
Con el triste lugar asegurado por Granier en la historia crítica de la entidad, queda
reflexionar sobre la lapidaria sentencia que el otro factor de la derrota del
PRI en Tabasco, esbozó hace apenas unas horas.
Que el gobierno
de "estos" refiriéndose a Granier y compañía rebasaron las mediciones
-históricas- del "ladronómetro", sentenció Andrés Manuel López Obrador. Lo
hizo justo después de negar que sea el Jefe de Arturo Núñez, pese a que éste lo
llamó así por inspiración propia.
Cierto o no -que
aquellos ganarán el ladronómetro- Obrador puso a Arturo Núñez en una nueva
disyuntiva, pues amén del errado exabrupto emocional del gobernador electo,
para el ex abanderado presidencial es claro el mal proceder administrativo de
Granier, en el que Núñez tendría que centrarse para demostrarlo. . . o pagar
con su gobierno. . . las consecuencias.
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