Relevo en Tabasco: La nueva y áspera transición.

Posted on 9:06 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios


Hugo Triano Gómez. 


En otro tiempo, en otra circunstancia, Tabasco no solo habría agradecido sino exigido que la transición política derivada de una elección fuera tersa. En la realidad local -después del Granierismo- darle esa cualidad al cambio de gobierno parece un exceso de amabilidad, quizás algo tendiente a la debilidad.
Por eso es que es valioso en la extensión de la palabra que Arturo Núñez -el gobernador electo- por fin haya sido claro y haya exhibido el carácter, al decirle a la administración estatal que mintió en la justificación que le dieron para solicitar una nueva autorización y poder contratar más deuda pública.
Lo notable -aquí se dijo- es que Núñez no lo hizo así desde el inicio y ahora puede haber quien no "le compre" la postura recia y fuerte que adoptó, pese a defenderla diciendo que suele hacerse de elementos mayores antes de emitir juicios de valor.
Como sea, nadie hay ahora con mayores elementos que Arturo Núñez para debatirle y rebatirle cara a cara al Secretario de Finanzas José Sáiz, su dicho de que el presupuesto que se diseña para el 2013 -de 34 mil millones de pesos- está "comprometido" al cien por ciento. Nadie mejor que él, porque su versión fue la que develó el secreto tan celosamente guardado todos estos años...pese a la voz popular.
Nadie mejor que él en este instante, para reprocharle y solicitarle razones tangibles del por qué no hay el mínimo margen de maniobra para el primer año del gobierno que promueve el "cambio" en la manera de hacer las cosas.
¿Se atreverá acaso Sáiz a negar lo que Núñez ventiló tras encontrarse con él? Núñez no puede conformarse con explicaciones a medias si quiere recuperar el terreno perdido por pecar -mínimo- de confiado.
Poco probable es que a estas alturas alguien serio dude que Tabasco tiene y tendrá más problemas financieros, tras lo que se hizo a la hora de decidir el destino presupuestal de los últimos años. La respuesta al dilema es simple: La ley. La consecuencia puede ser la compleja.
Con la dificultad de revertir legalmente la aprobación para la contratación de más empréstitos hecha por los Diputados, Núñez debe apostar por la exigencia de los detalles; se los den o no, actuar en consecuencia es obligado. Debe procurar el resarcimiento de daños al patrimonio si es viable y evitar las simples amonestaciones que a nadie hacen escarmentar; enoja a los que esperan justicia y a muchos termina convirtiendo en cómplices.
Tarea titánica será encontrar las pruebas de lo que Núñez da por hecho: El dolo y la mala fe en el proceso de entrega-recepción pues según su aseveración ha enfrentado "marrulladas" (sic) en aras de un intento por ocultarle información. Identificar a los responsables no es tan difícil, pero de nuevo se requiere valor.
En ese proceso también deberá tener cuidado. Errar lo dejará como se dijo en ocasión previa, pagando consecuencias que no provocó, culpas ajenas que indebidamente habría  perdonado; amén de mal parado ante la opinión pública, que si bien no quiere la famosa "cacería de brujas" tampoco desea más cuentos...chelos.
Detonando todo en la posible suspensión histórica y anecdótica de los "encuentros  para la transición"  de los compadres Granier y Núñez, dicho proceso podría recobrar la distancia, la seriedad y la exahustividad indispensables entre un gobierno pillado varias veces en sus excesos y otro que prometió extinguirlos.
Puede ser que Núñez empiece a pensar en serio en llevar esto a las grandes ligas. El intento de engañarlo y perjudicarlo para su sexenio que tiene cierto, debería darle el valor que le faltaba para proceder contra quien haya que hacerlo.
¿Que si algo más denotó el gobernador electo al momento de -ahora si- ser tajante respecto a la nueva deuda pública que le heredarán? Probablemente. ¿Pero qué hay de malo en enojarse ante la "mentira descubierta", ante el posible intento de querer verle la cara de tonto? 
Lo que Núñez no puede perder de vista, no es  su cólera. Sí que sus reacciones sean como los conocedores -incluyéndolo a él- han pregonado siempre.  A tiempo, ni antes ni después.

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