Relevo en Tabasco: La nueva y áspera transición.
Hugo Triano Gómez.
En otro tiempo, en otra circunstancia, Tabasco no solo
habría agradecido sino exigido que la transición política derivada de
una elección fuera tersa. En la realidad local -después del Granierismo-
darle esa cualidad al cambio de gobierno parece un exceso de amabilidad, quizás
algo tendiente a la debilidad.
Por eso es que es valioso en la extensión de la
palabra que Arturo Núñez -el gobernador electo- por fin haya sido claro y haya
exhibido el carácter, al decirle a la administración estatal que mintió en la
justificación que le dieron para solicitar una nueva autorización y poder
contratar más deuda pública.
Lo notable -aquí se dijo- es que Núñez no lo hizo así
desde el inicio y ahora puede haber quien no "le compre" la
postura recia y fuerte que adoptó, pese a defenderla diciendo que suele hacerse
de elementos mayores antes de emitir juicios de valor.
Como sea, nadie hay ahora con mayores elementos que
Arturo Núñez para debatirle y rebatirle cara a cara al Secretario de Finanzas
José Sáiz, su dicho de que el presupuesto que se diseña para el 2013 -de 34 mil
millones de pesos- está "comprometido" al cien por ciento.
Nadie mejor que él, porque su versión fue la que develó el secreto tan
celosamente guardado todos estos años...pese a la voz popular.
Nadie mejor que él en este instante, para reprocharle
y solicitarle razones tangibles del por qué no hay el mínimo margen de maniobra
para el primer año del gobierno que promueve el "cambio" en la
manera de hacer las cosas.
¿Se atreverá acaso Sáiz a negar lo que Núñez ventiló
tras encontrarse con él? Núñez no puede conformarse con explicaciones a medias
si quiere recuperar el terreno perdido por pecar -mínimo- de confiado.
Poco probable es que a estas alturas alguien serio
dude que Tabasco tiene y tendrá más problemas financieros, tras lo que se hizo
a la hora de decidir el destino presupuestal de los últimos años. La respuesta
al dilema es simple: La ley. La consecuencia puede ser la compleja.
Con la dificultad de revertir legalmente la aprobación
para la contratación de más empréstitos hecha por los Diputados, Núñez debe
apostar por la exigencia de los detalles; se los den o no, actuar en
consecuencia es obligado. Debe procurar el resarcimiento de daños al patrimonio
si es viable y evitar las simples amonestaciones que a nadie hacen escarmentar;
enoja a los que esperan justicia y a muchos termina convirtiendo en cómplices.
Tarea titánica será encontrar las pruebas de lo que
Núñez da por hecho: El dolo y la mala fe en el proceso de entrega-recepción
pues según su aseveración ha enfrentado "marrulladas" (sic) en
aras de un intento por ocultarle información. Identificar a los responsables no
es tan difícil, pero de nuevo se requiere valor.
En ese proceso también deberá tener cuidado. Errar lo
dejará como se dijo en ocasión previa, pagando consecuencias que no provocó,
culpas ajenas que indebidamente habría perdonado; amén de mal parado ante
la opinión pública, que si bien no quiere la famosa "cacería de
brujas" tampoco desea más cuentos...chelos.
Detonando todo en la posible suspensión histórica y
anecdótica de los "encuentros para la transición"
de los compadres Granier y Núñez, dicho proceso podría recobrar la distancia,
la seriedad y la exahustividad indispensables entre un gobierno pillado varias veces en sus excesos y otro que prometió extinguirlos.
Puede ser que Núñez empiece a pensar en serio en
llevar esto a las grandes ligas. El intento de engañarlo y perjudicarlo para su
sexenio que tiene cierto, debería darle el valor que le faltaba para proceder
contra quien haya que hacerlo.
¿Que si algo más denotó el gobernador electo al
momento de -ahora si- ser tajante respecto a la nueva deuda pública que le
heredarán? Probablemente. ¿Pero qué hay de malo en enojarse ante la "mentira
descubierta", ante el posible intento de querer verle la cara de
tonto?
Lo que Núñez no puede perder de vista, no es
su cólera. Sí que sus reacciones sean como los conocedores -incluyéndolo a él-
han pregonado siempre. A tiempo, ni antes ni después.
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