Rescate en salud: Show-time.
Hugo Triano Gómez.
El mini "rescate" que el gobierno de Enrique Peña Nieto hizo del sector salud que Andrés Granier heredará en Tabasco, tiene varias lecturas. De paso, abrió dos
puertas de oportunidad.
Inicialmente hay que establecer que la "intervención" subsana pero no resuelve la problemática
por falta de recursos y de cumplimiento de los compromisos del muchas veces
presumido como sector bastión de las administraciones locales.
Así, habrá quienes celebrarán la “benevolencia
y la disposición”
del nuevo gobierno federal por
atender el problema, empero aún fuera esto así, no debe olvidarse que nada se
da de manera fortuita en las cosas de la administración pública. Tampoco que
los responsables del quebranto siguen ahí…Y sin asumir su culpa.
El hecho es trascendente, si se piensa en
que las enfermedades serán atendidas -por lo menos- como de costumbre en los
nosocomios y que las aportaciones a los médicos serán cubiertas; lo es más, si se entiende que el
gobierno Peñista tiene frente así la primera oportunidad para mostrarse serio y
eficaz ante los tabasqueños.
La lectura de que Peña más que salvar la
operatividad del sistema de salud, salva a Andrés Granier cobra vida, pues
seguro si el asunto se hubiera complicado más, el gobernante saliente de los
tabasqueños podría haberse enfrentado a escenas cercanas al escándalo y quizás
hasta el "linchamiento".
De lo que se trata simplemente es de hacer
valer el dicho presumido a la llegada de la Secretaria del ramo Mercedes Juan a
Tabasco para conocer personalmente la crisis. De darle veracidad al dicho del
enviado de la SEGOB Eduardo Sánchez respecto a que “no se solaparán acciones
irregulares en el manejo del recurso presupuestado en salud”. Obvio es que el mensaje no es nuevo, que
de hecho es uno de los más recurridos en la historia de la administración pública
en México. Por -triste- lógica, el más defraudado.
No desarrollar una investigación
convincente, ser omisos y hasta mantenerla en secreto, a nivel de escritorios
que solo se abren cuando el chantaje se torna imprescindible, no solo enviará y
rubricará mensajes de impunidad, sino que fortalecerá la idea de que el rescate
a Granier se vincula también con la jornada electoral federal de Julio pasado.
No hay de otra. Los tabasqueños entenderán
que no hacer algún deslinde de responsabilidades a nivel central, es el pago de
facturas en la lógica de que incluso algún dinero pudo haber salido del área
quebrada, rumbo a la campaña del Mexiquense, hoy Presidente.
Claro que nada de esto es tarea sencilla. Siempre
existirá el riesgo de que alguien viéndose perdido suelte la sopa, que incluya
a más rostros y manos de la debacle para compartir culpas, penas. ¿A qué grado
fue el compromiso?¿existió? ¿Valen la pena tantos riesgos?
El gobierno de Arturo Núñez a su vez, tiene
que ser incisivo desde el principio en el caso del sector salud. No puede volver a equivocarse con "mensajes piadosos", que podrían confundirse con debilidad o
complicidad. Requiere de golpes de timón, de decisiones de peso.
Se quiera o no, cual época esplendorosa del
priísmo, la administración de Núñez requerirá de acciones de alto impacto para
demostrar su fortaleza y más aún, mantener su credibilidad. Núñez no lo ignora.
Núñez sabe que Granier comenzó mal desde ahí. Roger Pérez Evoli, el aún
contralor fue todo menos responsable por los asuntos contable-financieros de su
jefe y amigo.
Rosalinda López -su eventual sucesora-
tiene a su favor el "hambre" del 2018, en el que una fama de "dama de
hierro", bien pudiera catapultarla como siempre ha deseado.
Ya falta poco. . .El show debe comenzar.