Cynicus
Hugo Triano Gómez.
Ser cínico es ser descarado, insolente, falso,
hipócrita. El cínico no siente vergüenza, nada. Por eso llama la atención que
apenas unas semanas atrás, en el final del sexenio Calderonista, científicos
sociales hayan calificado a México de tal manera.
Su argumento se centró en
la "amplia serie de derechos incluidos en la Constitución, que no son
garantizados en los hechos". Como es de entenderse, la daga certera del
análisis se encajó fundamentalmente en la yugular de las diversas estructuras
de gobierno.
Más, cuando volvió a
aparecer como losa muy pesada para los entes, la llamada guerra contra el
narcotráfico, factor decisivo para la calificación según los referidos
científicos
Empero la definición de
"México cínico" no puede ni debe limitarse. Si extenderse al fuero de
los comunes, a los más, como a los menos.
El temor por el
"México cínico" debiera servir pues para que cada quien, en su cada
cual, examine la contribución, mucha o poca, frecuente o no, que hace para que
su país sufra tal "distinción".
Después de todo, si no se es protagonista del flagelo, podría terminarse
siendo su víctima. Una mentira que a nada llega -un acto de cinismo- será
declararse ajeno, inmune a ella.
¿Qué tan cínico se puede
llegar a ser?¿hay cínicos de primero, segundo y hasta más grados?¿en base a qué
se les podría endilgar el mote?¿en función del daño que creen? ¿cuál es el lado
positivo del cinismo?¿lo tiene?¿es válido calificar a los gobiernos por lo que
"dejan de hacer" cuando uno hace todo lo posible por salir bien
librado de los problemas de la cotidianeidad? ¿es acaso reversible?
Tristemente como se ha
establecido, el cinismo ha rebasado desde hace mucho la esfera gubernamental,
particularmente en México, tanto que resulta difícil establecer el momento y el
origen preciso de la perversión. ¿Quién se torno primero así, la sociedad en
conjunto o la élite que gobernó? Algo parecido a la paradoja de. . .la
gallina y el huevo.
Con independencia de
ello, es claro que muy lejos, sepultado entre los escombros, quedó el deseo de
uno de los fundadores de la patria: José María Morelos, que hacía votos, desde
los sentimientos de la nación, por que lo único que diferenciara a los
mexicanos, fuera la virtud. Ahora, ser cínicos, sirve para hablar de unos u
otros.
Claro que todo ello está
lejos de ser una buena noticia.
El cinismo sirve -o realmente
no- para tantas cosas. Para ocultar y profundizar las tragedias de quienes
carecen de los medios mínimos para aspirar a un verdadero desarrollo,
condenándolos a vivir en ella a perpetuidad. Para disfrazar incapacidades a
costa de la esperanza de pocos o muchos. Para mal lograr el progreso, medido si
acaso en las cosas materiales. Para anquilosar en el alma la idea de la
mediocridad como algo normal, natural, lógico. Coarta la combatividad del
espíritu y contribuye a aniquilar la grandeza que pudo ser.
Hacia un un debate
filosófico de proporciones lejanas al alcance, podría llevar la idea de que
cual acto corrupto, el cinismo es inherente al hombre y por tanto mientras este
exista, la condición prevalecerá.
Lo mejor -parecería- es
encauzar verdaderos esfuerzos educativos como una medida de combate. Una
solución clara, no simple si se habla en serio, para un problema complejo.
Al final es de reconocer
que muchos son los cínicos que se han beneficiado de los otros que
indebidamente dieron el "ejemplo". En plena coyuntura y en vísperas
de nuevos tiempos, bien vale recordar que de nada… De nada servirá que un cínico se vaya… si más… vienen
en camino.
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