De los malecones y la nueva urbanística Villahermosina.

Posted on 7:20 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios


Hugo Triano Gómez.



Desde su edificación tras la última gran inundación de Villahermosa en 2007, los bordos de los malecones tanto del centro de la ciudad como de la zona popular de "las gaviotas"  han recibido cualquier cantidad de calificativos. Aberrantes, antiestéticos, innecesarios, estúpidos, por decir lo menos, han sido palabras recurrentes.
Lo cierto es que ante el anuncio del rescate urbanístico de la zona hecho por el Ayuntamiento, que incluye el "mantenimiento integral" de los malecones, se está diciendo a la gente que no hay planes -como algunos desearon- de derribarlos, de extinguirlos; de devolverle a los Villahermosinos los paisajes de antes. En otras palabras, que los de la capital Tabasqueña seguirán siendo los únicos malecones del país -y quizás del mundo- que impidan una mirada al afluente que rodean, en este caso el Grijalva.
Por supuesto que la argumentación de peso en todo esto debe seguir siendo la de la CONAGUA, que desde la última experiencia sugirió la construcción y elevación de los muros, si es que no se quería volver a poner en riesgo a la aún considerada principal zona comercial, de la capital económica del Estado.
Ahora que el "proyecto de urbanismo social e infraestructura" que se comenta, obliga a revisar los objetivos y los alcances para no perderse. En síntesis, puede afirmarse que lo que aquí se busca es "embellecer, revitalizar y darle uso" a los espacios de la zona, nada más.
Empero cuando se refiere al advertido "mantenimiento integral a los malecones" el pensamiento no puede reducirse a la rehabilitación del concreto empleado o a la pinta de los metros cuadrados, así en el futuro haya allí auténticas obras de arte. No, porque en efecto lo fundamental puede seguir quedando detrás, donde nadie lo ve, entre la maleza y los sedimentos, donde se sigue poniendo en riesgo a todos.
Y es que si ya se decidió dejar en pie los muros, para que la "tarea" pueda considerarse integral requerirá -en este caso específico- los trabajos de dragado siempre comentados, siempre "exigidos", siempre acordados por su conveniencia, pero pocas veces realizado.
Se subraya aquí la claridad de que esa parte del trabajo tendrá que financiarse con otros recursos -los del PHIT- que por mucho superarán los 28 millones de pesos que se disponen para la empresa inicial; que es obligación de la autoridad estatal y municipal no quitar el dedo de renglón en ello. No conformarse, ni perderse en la "alegría", que pueda dejarles la llegada de ese recurso federal.
Es quizás lo menos que pueden hacer, pues no es exagerado decir que a casi 5 meses del inicio del gobierno de Enrique Peña y 4 de los nuevos gobiernos en Tabasco, poco o nada se ha hecho respecto al empleo de las dragas en la limpieza de los cuerpos de agua, dejando pasar -otra vez- el tiempo idóneo para los trabajos: El de la seca.
Claro que las "manos de gato" siempre son buenas, pero cuando no cambian una inercia, cuando no detienen la decadencia son pantomima, atole con el dedo. 
¿Que "techar el puente peatonal Manuel Pérez Merino" y "crear la plaza gaviotas" así como edificar un "centro de prevención social" son medidas novedosas del proyecto urbanístico? Puede ser. De inicio, "meterle mano" a la zona popular que se suponía sería deshabitada ante su fragilidad por las inundaciones, es todo un acontecimiento y muestra que la idea también fue abandonada.
Pero para detonar los proyectos, cualquiera de hecho, también hace falta meterse en la cabeza que los promotores tendrán que aplicar los reglamentos al "pie de la letra" y al "pie del cañón".
Después de todo el mismo proyecto que se entregará para validar el envío de los recursos el próximo día 30, habla de pretender contribuir a la reducción de la inseguridad. Sin cumplir la norma, sin reorganizar al comercio, dejando a los "pochimóviles" seguir por la libre, más varios etcéteras, el proyecto estará en riesgo de engrosar la nunca envidiable lista de los grandes fracasos de los gobiernos del Centro. En riesgo de llegar a ser apenas, otra triste flor. . . de un día.

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