La abstención Priísta en el caso Granier. Lectura democrática.
Hugo Triano Gómez.
En México existen dos corrientes
ideológicas respecto a la modernidad de "nuestra" democracia. Por un lado están quienes la califican como tal, por el otro
quienes creen que aún faltan pasos firmes para jactarse de ello.
Hechos como los ocurridos ayer
en el Congreso de Tabasco, sirven sin embargo para abundar en la eficiencia de
la representación popular, parte medular del régimen "del pueblo y para
el pueblo".
Lo que estaba a "discusión" entre la clase política era otra vez la
idea de exhortar al gobernador Núñez a "incluir" a su antecesor Andrés Granier, en las
denuncias que su administración ha promovido ante el "desastre
financiero" que ha
dicho encontró. El mismo asunto que hace poco, le generó problemas a la bancada
perredista por no haberlo considerado de "urgente resolución".
A estas alturas debe ser
entendido por todos, que los exhortos
no poseen un carácter vinculatorio; es decir, no generan ninguna
obligación para quien los recibe, para que éste sea aceptado o mínimo revisado.
La cuestión aquí no es ni
siquiera profundizar en las razones que llevaron a la bancada priísta a "abstenerse" de votar el exhorto, que las izquierdas
unidas aprobaron. Es claro que la afinidad con Granier se mantiene pese a que
quieran matizarlo. Dicho en otras palabras, su actitud fue el simple reflejo de
querer hallar la manera si no de ayudarlo, tampoco de hundirlo.
"Gran" noticia hubiera sido en Tabasco -y quizás
en el país- enterarse de que el priísmo tabasqueño quiere que un gobierno
opositor a ellos, enjuicie a su último jefe político local.
Lo que sí cabe preguntar, aún se
trate de este caso es ¿cuál es la utilidad de una abstención en la lógica de la
democracia representativa?
Una abstención puede ser una
definición, una que no obstante se acerca más a su antítesis: La indefinición.
Es retraerse, renunciar, esquivar escenas complicadas, comprometedoras. Es una
actitud que se acerca a una omisión, a decir "ni si, ni no" y
estrictamente a la falta de valor.
¿Que refleja neutralidad? No
necesariamente, pues cuando los asuntos son públicos y de interés de las masas,
los representantes no pueden ni deben acuñar actitudes retrógradas,
privilegiando su conveniencia, descuidando su responsabilidad mayor y evitando
comprometerse.
Decidir pues no votar en uno u
otro sentido, hace a los protagonistas seres acomodaticios, incapaces de
enaltecer el régimen democrático.
La escena es simple. Los
votantes eligieron a quienes hablen por ellos y éstos callan al abstenerse. Sin
duda el espíritu de la democracia es mancillado.
Cierto es que la discusión de la
abstención no es nueva. Que incluso el Tribunal Electoral del Poder Judicial de
la Federación se ha pronunciado ya por que al interior de los consejos
estatales electorales se privilegie la definición de posturas y el cumplimiento
cabal y total al "principio de legalidad y certeza"
que deja declararse a favor o en contra de algo, pero no ha trascendido,
traspasado fronteras.
¿Estaremos pronto a propósito de
las reformas políticas nacional y estatal que se plantearán, ante la
posibilidad de eliminar las abstenciones para mostrar a los actores políticos
en su verdadera naturaleza? La misma coyuntura podría aprovecharse para
erradicar en definitiva la otra cómplice del mal actuar político-representativo
que significa una votación discrecional, en ánforas, como las que se hacen aún en nuestros días.
Después de todo, ni a México, ni
a Tabasco -ni a nadie- le vendría mal una pequeña dosis de sinceridad en el
ejercicio del poder público. Tanta hipocresía y conveniencia, no sacará a ningún
buey…de la barranca.
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