El PLED. (Previo a...)

Posted on 9:26 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios



        Hugo Triano Gómez.



Como se sabe, el Plan Estatal de Desarrollo es el proyecto más importante que puede tener una entidad federativa dentro de los parámetros del ejercicio de la administración pública.
En él se ventilan las intenciones, las aspiraciones y las posibilidades del Estado ante la realidad de la que se parta. Es un documento ejecutivo -rector- que traza objetivos, que dispone acciones, que plantea requisitos para alcanzar las metas.
Es en síntesis, el corazón del sexenio gubernamental. Debe ser un reflejo de lo que se prometió en campaña, un esbozo de congruencia, algo alcanzable no sueños guajiros.
Corre el riesgo sin embargo de ser todo lo que no se desea para un proyecto. Desde un catálogo de buenas intenciones, pasando por un ejemplo de demagogia hasta llegar a ser un reflejo de que en el ejercicio del poder los hombres cambian.
Es tan solo cuestión de revisar los proyectos trazados en los últimos 20 años en suelo tabasqueño –o un poco más- para darse cuenta de la cantidad de promesas incumplidas, de expectativas no cubiertas, de la falta de aptitud y de actitud de los involucrados que hicieron perder a los gobiernos en turno, su oportunidad de hacer y pasar a la historia.
Por ello quizás no debería sorprender que en el PLED de la administración Núñez aparezcan ideas añejas, dotadas por lo menos de una dosis de modernidad.
La perfección debe estar reñida con “el plan maestro”, a lo más que puede aspirar es a la viabilidad y a tener la puerta abierta –siempre- para corregir lo que haya que corregir.
Nadie puede –o debe- casarse literalmente con el PLED por el solo hecho de que se reconozca importante, ni siquiera quienes hayan incidido en su elaboración así se digan y sean representantes auténticos de la sociedad, menos quien lo presentará. El bien general por encima del particular es el que le aportará su verdadero valor.
En Tabasco tradicionalmente, el día de la presentación se ha tornado muy parecido al extinto día del presidente, que en su momento aglutinó todas las miradas de quienes ni deseaban parpadear “centrados mágica y unánimemente” en el protagonista. Obligación de todos los que aspiran a un mejor estado de cosas es escuchar y razonar sobre lo que ahí se proponga, conocer las expectativas para con el lugar donde tocó vivir. De nada le servirá al proyecto ser adulado “porque sí” por una manada de focas.
Del Plan Estatal de Desarrollo del primer gobierno perredista en la historia local, es comprensible esperar novedades, cambios de giro, anuncios de peso y de fondo. Nadie más que los presentadores serán culpables de las decepciones… si se presentan.
Arturo Núñez podría además no perder la oportunidad y ventilar nuevos mensajes políticos en función de los convulsionados tiempos presentes. Cuidado deberá tener sin embargo en aras de mantener el equilibrio.
La nota especial seguramente será generada por la presencia en el evento de aquellos que olvidando su pasado reciente y por haber tomado “decisiones a tiempo” se montaron en el carro del “ansiado cambio”, mostrándose, sintiéndose ajenos y distantes de cualquier responsabilidad. No importando que en efecto, hayan sido factores determinantes a la hora de tomar decisiones.
Resta decir que aunque ello sea común  no significa que sea bueno; más bien será un nuevo ejemplo de que en la política pantanera sigue aplicando la “básica” teoría del “viva el rey… muera el rey”.

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