La llegada de Granier. Lo que viene
Andrés Granier volvió a México. Lo hizo un mes
antes de lo que originalmente tenía previsto de acuerdo a lo que dijo aquella mañana de mayo en la que decidió romper el silencio, ante lo que ya
comenzaba a ser una bola de nieve y que contra todos sus deseos ha alcanzado la
escena nacional.
Desde aquella vez cuando quiso mostrarse "hombre"
al "reconocer" su estado de ebriedad -no la opulencia con la
que ha vivido- Granier se declaró inocente ante lo que acá se ha llamado
el quebranto financiero de la entidad, el desvío de recursos federales, y más
amablemente las picardías de su gestión.
Lo que comienza sin embargo con su arribo, es
la etapa álgida del asunto. Una en la que los involucrados tratarán de imponer
su visión jurídica y en la que unos tratarán de evidenciar a los otros. De
exhibirlos, de mostrarlos falsos y hasta manipuladores de la verdad.
En medio permanece la opinión pública, la
misma que como hace un buen no sucedía en Tabasco, se ha tornado voraz,
mostrado ávida de sentencias condenatorias y que ciertamente considerará un
fiasco cualquier resolución que no determine una culpabilidad de los que como
se ha dicho, hicieron lo que quisieron con el Estado.
Viene pues el momento de los careos, de los
ataques, de la intimidación, de las burlas y hasta de las ofensas llevadas al
límite de lo permitido, inaugurada por cierto por el abogado de José Sáiz,
Xavier Olea, quien equiparando al gobernador Núñez con los pingüinos le dijo
que él será el gran perdedor del caso Granier.
Amén de las fanfarronerías, lo que debe
entenderse es que a estas alturas del proceso, nada es sencillo para nadie. Que
aunque sea cierto que nadie es culpable hasta que se le demuestra lo contrario,
también lo es que la administración de los dineros de un gobierno, cualquiera
que este sea, tiene uno o más responsables y los montos no pueden esfumarse así
nada más por que sí.
Quienes se alegren por la llegada de Granier
seguro tienen sus razones, empero no deben olvidar que este no es un asunto de
filias o fobias, de simpatías o antipatías.
Claro que aunque se niegue, en este asunto
también se involucrará como se ha involucrado desde que tomó fuerza a nivel
nacional, el factor político. La decisión Presidencial -si es que es
real- de no proteger a su compañero de partido será determinante en el fin de
esta historia, más ante el nivel exhibido por los defensores de Granier, Sáiz,
y compañía, más los que se les anexen.
Por cierto que poco se ha reparado en la "coincidente"
protección que se le ha brindado a la secretaria-propietaria de la casa de
Lomitas Nacajuca Marlys Cupil, con todo y que el ex gobernador haya dicho no
conocerla. ¿Quién creerá en su capacidad financiera para contratar la defensa
del aludido Olea, representante de Sáiz y alguna vez "colaborador"
del despacho de Eduardo Luengo, encargado de proteger a Granier? Lo que queda
en evidencia más allá de la posible "generosidad" de
alguien, es el interés por mantener una sola versión de los hechos, por tratar
de protegerse unos a otros, por mantener vivas las negativas de las acusaciones
que les han hecho, por intentar convencer a todos de su verdad.
Cierto es que la incertidumbre, la presión y
todo lo que uno pueda imaginarse seguirán presentes en los interesados en el
caso y en muchos tabasqueños concretamente. Lo que no tiene vuelta de hoja ante
lo acontecido, lo que es una realidad, es que si el compadre de Granier -el
gobernador Núñez- no estuviera en funciones, nada de esto se habría sabido,
nada de esto estaría sucediendo. Y que la posibilidad de procurar la justicia
estaría a años luz del pantano, o por lo menos a varios miles de kilómetros de
suelo choco, perdida en una céntrica avenida. . . de Miami.
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