De impuestos, nalgas y medios.

Posted on 13:10 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios

Opinión
Alberto Martínez Pérez



Es increíble que los Diputados Federales a pocas semanas de ocupar su curul, estén a punto de seguir afectando los bolsillos de millones de mexicanos que los llevaron con su voto a ocupar dichos cargos, en su mayoría mexicanos en extrema pobreza; y de inhibir el crecimiento económico de un país que cada día se aleja más del verdadero desarrollo económico y social que conlleve un mejor gasto público y una mejor distribución de la riqueza.

En efecto la propuesta de reformas a las Leyes del impuesto sobre la renta y del IVA enviadas a la Cámara de Senadores para incrementar las tasas del primero al 30% y del segundo al 16% son desastrosas para las familias mexicanas que sufrirán de entrada el impacto negativo de dichas disposiciones.

Con el Impuesto sobre la Renta los contribuyentes más perjudicados seguirán siendo los asalariados, a quienes la medida no les permite deducir de sus ingresos ningún gasto que en verdad sea significativo en relación al dinero que invierten, en comparación con las empresas que deducen (con algunas inconveniencias) la mayor parte de los gastos que realizan para lograr su utilidad. No está de más decir que éstas a diferencia de aquellos contratan con frecuencia fiscalistas para realizar una planeación fiscal que mediante esquemas legales y contables meticulosamente diseñados, logran disminuir toda su carga fiscal.

Dicho de otra forma, en términos reales a los trabajadores de este país se les reducirá el salario, por lo menos a aquellos que ganan más de $7,399.43 pesos al mes, que son a los que se les propone el aumento en las tarifas del impuesto sobre la renta. Si esto no le parece abrumador a los señores diputados, con el incremento a la tasa del impuesto al valor agregado en un 1% es seguro que la misma clase trabajadora sufrirá nuevas consecuencias porque los productos y servicios subirán su costo, y aunque no directamente el de alimentos y medicinas por seguir exentos de IVA, al subir el impuesto a insumos como la gasolina, servicios y productos que se utilizan para elaborarlos y distribuirlos también lo harán.

Esto además ocasionará que los inversionistas nacionales y extranjeros se inhiban de invertir en el país debido a que sabrán que al reducirse el ingreso de las familias y debido al alza en los precios, no será conveniente arriesgar capital cuando la gente no tendrá para disfrutar sus servicios o adquirir sus productos; luego la tasa de desempleo seguirá incrementándose, al igual que la informalidad, la delincuencia y la evasión fiscal.

Los señores legisladores piensan que al incrementar los impuestos deben en consecuencia incrementarse o sostenerse los ingresos públicos, pero en eso también pueden equivocarse, porque el efecto podría resultar contraproducente; es decir, de llegar a quebrar empresas, las mismas no podrán seguir pagando el salario a sus trabajadores, los que precisamente aportan y aportarán al gasto público como se precisó. Así las cosas, en lugar de lograr recaudar más, es muy probable que se acabe recaudando menos.

Por supuesto que caben las interrogantes ¿acaso los millones de mexicanos que votaron en las pasadas elecciones federales conocieron la propuesta de incrementar el impuesto sobre la renta y que les reducirían el salario? ¿votaron para incrementar la tasa del IVA y el precio de los productos? ¿Porqué los legisladores están haciendo algo que jamás propusieron a sus electores? ¿Acaso no existen alternativas que pueden ayudar a incrementar los ingresos públicos y la única manera para sostener el gasto es incrementando impuestos?

Sin duda habrá diversas respuestas. Lo principal es que los que no son políticos ni viven de ella alcen la voz, no solo para criticar la actuación de los gobernantes, sino para proponer soluciones reales, fuera de aversiones o revanchismos hacia los legisladores.

Una propuesta real consiste en adecuar la legislación en materia de obras públicas y servicios relacionados. Una gran parte del ingreso público se destina a la realización de la citada obra y después se convierte en ingresos, vía impuestos que pagan los particulares que participan directa o indirectamente en la realización de las mismas.

Es de precisar que mucha gente piensa gracias a medios de comunicación irónicamente mal informados (o mal intencionados) que gran parte de los ingresos públicos se destinan a mantener la burocracia y los sueldos de los altos funcionarios, pero en realidad estos gastos son una milésima parte en comparación con lo que los gobiernos federal, estatales y municipales gastan en obras públicas y servicios relacionados (no obstante que haya gobiernos que casi no realizan obras, gran parte del gasto se va en ellas).

Por ende es de vital importancia estudiar el tema de obras públicas y reformar las leyes federales y locales disponibles. Urgen foros sobre una verdadera reforma fiscal, en donde empresarios, gobernantes, universidades, asociaciones civiles, sindicatos y ciudadanos puedan proponer ideas para incrementar el ingreso público y lograr invertir en lo que mejor le convenga al país.

Se de antemano que suena a utopía, pero como sociedad se requieren acciones concretas, que si bien en el corto plazo no lograrán grandes cambios, aportará a la larga una sociedad mejor informada, encontrando la clase política más dificultades para llevar a cabo en el futuro acciones como las aquí mencionadas.

De remate y aunque pudiera parecer una idea asilada, siento tristeza que la televisión dé más importancia a las nalgas de Alejandra Guzmán que a la pobreza extrema a que están condenando nuestros representantes a la sociedad mexicana.

(Alberto Martínez Pérez es Abogado fiscalista y constitucionalista por la UJAT. Profr. de la UVM Tel. 2 66 23 07)

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