Matrem
Hugo Triano Gómez
Nada fácil es la encomienda de pretender hablar de una madre:
La Madre es única.
La Madre es amor; es admiración, es belleza, hermosura; es motivación, impulso, energía; es respeto, precaución, razón; es estilo, dureza, flaqueza.
La Madre es inteligencia; es astucia, convicción; es fidelidad; es bastión, soporte de la actualidad y constructora del mañana.
Ser Madre es un inicio constante, diario, eterno.
Ser Madre es núcleo, primitivismo, instinto.
Ser Madre es sufrir, felicidad, la mezcla de ambas coherente a los ojos de su corazón.
Ser Madre es amar, nunca olvidar, siempre añorar.
Ser Madre es ser amiga, rival, verja que saltar.
Ser Madre es refugio, radar, rezar.
Una Madre es producto de Dios, vive por y para Dios.
Una Madre teme, no por ella, sí por todos.
Una Madre padece, pero su queja no es queja.
Una madre es dolor, es valor, resignación, otro motivo para el más allá.
Madre es más que cualquier concepto, que letras dispuestas.
Madre es una palabra que debiera iniciar y terminar con mayúsculas. Pensar en ella,
a cualquiera le extingue su minúscula estatura.
Una Madre, dije, es única.
Elda Gómez Collado... ella, ella es mi MADRE.
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