Evaristo: 2018.
Hugo Triano Gómez.
Quizás no fue la que algunos esperaban, pero de que fue una definición, lo fue. Evaristo Hernández le dijo a los priístas este lunes que se quedará con ellos, que no desertará; más importante fue aún que advirtiera que lo hará para evitar la continuidad del Granierismo.
Su definición esta vez no tuvo el peso de las acusaciones de antaño cuando los “pelos y señales”. No la tuvo porque a final de cuentas, su distancia del gobierno actual no es de ahora, ni se reduce a la sucesión 2012.
Como sea, lo dicho por el ex edil de Centro aporta elementos y marca pautas a seguir y cuidar para los precandidatos priístas, que si bien pueden resultar ganadores al interior, en verdad al exterior podrían sufrir un descalabro de dimensiones históricas.
Evaristo con todo lo que ha dicho y hecho ha acalambrado hasta al CEN de su partido y ha recibido en cambio, elogios del Delegado José Antonio González Curi y hasta “respetuosas” deferencias de los supuestos finalistas. Por supuesto poco genuinas y en función de los dichos de unidad y de la búsqueda de la predominancia política.
Sin embargo con sus dichos del lastre que le representa al priísmo la administración Granier se ha curado en salud, quitándose de encima el estigma de que por su culpa podría ganar la oposición. Es más bien la “bandera” que le dotará de la “calidad moral” para emprender el retorno del tricolor a la Quinta Grijalva en 2018, de concretarse ahora el escenario de la alternancia.
El seguro anti-contingencias Evaristista también fue adquirido ya. La “conveniente” relación y los buenos ojos con que con lo ve la hoy oposición lo demuestra. Tras medirse en su ánimo, Hernández Cruz se ubica en una posición de privilegio, una que ningún otro político –incluidos los finalistas del tricolor- podría presumir en este instante, por si las cosas en 2012 terminan mal.
Con la escena desarrollada la “atención” de Evaristo Hernández seguirá centrada en Luis Felipe Graham y Jesús Alí. Con más cosas que ganar y menos que perder, Evaristo llamará a ambos al rompimiento público con su promotor y gran permisor, a marcar una diferencia con aquél para poder aspirar al triunfo y que al tornarse complicado -más en el primero que en el segundo- detonará la espiral tricolor que empujará su carruaje al barranco.
Quizás por eso se ha observado a una Georgina Trujillo sin pedir licencia a su curul en San Lázaro y más resignada a obtener puntos para mantenerse en gracia del Peñismo pensando en posiciones de otra índole tras un posible triunfo Presidencial del Mexiquense; a un Francisco Herrera que mientras le llega una consolación presupuestal se mantendrá cómodo, sintiéndose el líder –formal- del priísmo aunque el “moral” como se dijo haya surgido tiempo atrás, cuando la actualidad sea recordada.
Igual no es que Evaristo Hernández sea el más deseoso de una derrota tricolor en Julio próximo a nivel local, pero da la impresión al menos de haber entendido que a veces –y más en la política del pantano- una derrota puede dejar más dividendos y eventuales triunfos que la victoria misma.
Quizás ya imaginó que un descalabro del PRI podría significar el reordenamiento de grupos en el que el río revuelto dejará la ganancia de pescadores; que cualquier cambio en la manera de gobernar de quien ocupe en adelante la 1era magistratura será decir bastante, que significará un logro, un acierto en sí mismo.
La pauta a seguir del deslinde priísta del Granierismo decíamos fue trazada. Lamentablemente para ellos quizás no todos la vean y la consideren válida. Quizás para los demás, no alcance para revertir el camino perdido… en tantos años.
0 comentarios:
Publicar un comentario