Tabasco 2012: Agenda mínima.

Posted on 21:02 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios

Hugo Triano Gómez.




Sin abundar en las causas, el inicio de "algo" supone e impone cosas positivas. Nadie por contaminado que esté de mediocridad, incapacidad y desinterés desea que le vaya mal en lo que va a emprender. Por eso quien lo encabeza se encomienda a la “suerte” si mal va y a la “divinidad” si se apunta a algo mejor. Desafortunadamente ni una ni otra son garantía de éxito, si no se hace lo que se tiene que hacer.
El hecho es que el 2012 llegó y amén de estar alegres por ello, es vital identificar lo que cada quien tiene que asumir para modificar el entorno, que seguro deseó, cambie para bien en el nuevo año.
En la dinámica Tabasco tiene una agenda muy apretada, aunque también espinosa.
Establecido el récord de enfrentar episodios de inundación año tras año en lo que va del sexenio, el Gobierno Estatal tendrá ahora que hacer uso de la honestidad para ventilar a su sucesor, el status real del plan hídrico comprometido para su culminación este año en una fase inicial por el Gobierno Federal desde fines de 2007.   
Pensar tan solo en la discrecionalidad o conveniencia de difundir los datos en función de quien electoralmente “gane” la posición, es algo de dimensiones graves en grado superlativo.
A estas alturas es natural –que no bueno- que el gobierno de Andrés Granier no piense en destinar recursos propios para obras del referido PHIT. La vara en ese sentido quedará baja, muy baja, para la próxima administración que si quiere establecer diferencias de fondo con la actual, bien podría comenzar por allí.
Difícil por supuesto es garantizar que un nuevo siniestro de esta magnitud no vuelva a ocurrir en el territorio estatal afectando a más tabasqueños, partiendo de la condición natural pero advirtiendo sobre todo, la falta de "corazón" de la mayoría de los proyectos  y el desorden urbano combatido apenas en su parte elemental.  
El 2012 augura también para Tabasco problemas de credibilidad. Después de muchos dichos y acusaciones, así como de las respectivas defensas a ultranza, a mediados de año –con las elecciones- habrá condiciones para imaginar si se conocerá por fin el manejo que se le ha dado al dinero aportado por los contribuyentes como su esfuerzo para sacar al buey tabasqueño de la barranca.
La escena –naturalmente- se refuerza si unas siglas opositoras terminan abriéndose paso hacia la Quinta Grijalva, que si un “hermano de colores” de Granier Melo termina por imponerse en el hándicap de la sucesión.
Es cierto que la primera idea no deja de ser un volado, aunque la segunda luce con menos margen de error, si se considera que ni en los peores tiempos se sentaron precedentes legales mayúsculos que trazaran un camino distinto cuando ha habido problemas en el pantanoso edén.
En el año nuevo habrá oportunidad para ver –y ojalá detener- el hambre de poder y dinero, la avaricia, de la clase gobernante que erróneamente sigue adjudicándose el “sacrificio” de mantener vigente el régimen democrático, para solo satisfacerse a sí mismo. ¿Serán capaces –los distintos gobiernos- de perpetrar un nuevo saqueo y otorgarse nuevos bonos, ahora de marcha y de retiro por llegar al final de una gestión constitucional? ¿Habrán sido suficientes los escándalos financieros sufridos hasta ahora? ¿Quién y bajo qué condiciones destapará la cloaca? ¿Será a tiempo o demasiado tarde?
Cuestión de pensar representa la sucesión gubernamental que a juzgar por lo que estará en juego y en riesgo según sea el caso, podría llegar hasta el tribunal electoral federal, dependiendo de éste -por tercer proceso consecutivo- la validación del "nuevo o viejo rumbo" a seguir por los tabasqueños.
Claro que lo de nuevo o viejo rumbo será relativo. Dependerá en gran medida del  grado de mediocridad, incapacidad y desinterés que haya permeado en el grupo por venir y en la “suerte” o la "divinidad" a la que el electorado se haya encomendado. Al "santo" que haga el milagro de actuar como se requiere; con la sola consigna de dejar huella, de hacer historia, de heredar legados y retomar principios. Algo tan complicado como mantener todo el año -ya no se diga una vida- la intención de ver... el deber cumplido.

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